Ya parece costumbre ¡cada que el gobierno federal anuncia éxitos en materia de seguridad, la realidad nos muestra atentados, homicidios múltiples y fracasos en materia de seguridad y justicia!

Desde el inicio de esta administración federal, la narrativa en torno a la seguridad ha sido “estamos avanzando”.

Periódicamente el presidente y el titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) han afirmado que la violencia disminuye, para luego tímidamente reconocer que no es así.

En los primeros 19 meses de su administración, Andrés Manuel López Obrador se ha autoimpuesto siete fechas fatales para la disminución de la violencia. Ninguna de ellas se ha cumplido.

Esto no ha frenado al gobierno federal, toda vez que cuando se cumple otro plazo propuesto por el presidente, intenta proponer “otros datos” como visión alterna a lo que en realidad sucede.

Lamentablemente cada que López Obrador o Alfonso Durazo salen a dar declaraciones triunfalistas, homicidios múltiples y atentados -como en Aguililla, Michoacán; operativos fallidos como el de la detención de Ovidio Guzmán en Sinaloa o la total ausencia de resultados de la Fiscalía General de la República (FGR)-, terminan desmintiendo al presidente y a su gobierno.

De hecho, 2019 fue el peor año de la historia de nuestro país en homicidio doloso, feminicidio, lesiones dolosas, narcomenudeo, trata de personas, robo a negocio y violencia familiar; el segundo peor en extorsión, tercero peor en violación; quinto peor en secuestro y robo con violencia; octavo peor en robo a transeúnte; se sumaron 9,000 víctimas a la estadística de desaparecidos y la FGR no obtuvo ni una sola sentencia condenatoria.

Si bien de nuevo este año, primero en enero, luego en febrero y marzo, el gobierno federal declaró “nuevos éxitos”, 2020 está resultando incluso más desastroso que el año pasado.

Marzo de este año fue el segundo mes más violento de la historia y en el acumulado diciembre 2018-mayo 2020 casi se alcanzó el mismo número de homicidios que en los primeros cuatro años del gobierno de Calderón.

El pasado día 19 de junio el secretario de Seguridad y el presidente volvieron a declarar que lograron frenar la escalada de violencia, que las acciones de su gobierno están finalmente dando resultados.

En los siguientes quince días el Secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, Omar García, sufrió un atentado presuntamente a manos de uno de los grupos de delincuencia organizada más sanguinarios de la actualidad, el Cártel Jalisco Nueva Generación; las cifras preliminares recopiladas por el gobierno federal, exhiben que el primer semestre de este año ha sido el más violento de la historia; en Guanajuato se detuvieron a 23 integrantes del Cártel de Santa Rosa de Lima para luego, ante la falta de actuación de la FGR, ser liberadas y la Secretaría de Energía informó del aumento del robo de hidrocarburo.

No obstante, el conjunto de evidencias del fracaso del gobierno federal en materia de seguridad, el día 1 de julio el presidente López dio un nuevo informe de los “resultados” de su gobierno.

En su discurso López afirmó que:

“La paz es fruto de la justicia.

Esta nueva política de seguridad empieza a dar resultados.

Durante el tiempo que llevamos en el gobierno hemos podido mantener sin aumentos sensibles el delito de homicidio y hemos roto la tendencia histórica de su crecimiento”.

Tan sólo en los primeros tres días del mes, el informe de seguridad (que reporte apenas entre el 80% y el 90% del total de homicidios dolosos que ocurren en el país) registró 258 homicidios, es decir, 86 en promedio diario, lo que implica un aumento del 8% respecto al mes de junio.

Además, en esta misma semana fue liberado El Mochomo, presunto responsable de las desapariciones de los 43 jóvenes de Ayotzinapa, y del que su detención fuese presentada como un éxito de la actual administración; los titulares de las FGR y la Unidad de Inteligencia Financiera se responsabilizaron mutuamente por la ausencia de resultados; varios homicidios múltiples ocurrieron en el país y en Celaya e Irapuato, Guanajuato, hubo una serie de atentados con granadas.

2020 se perfila para rebasar a 2019 como el año más violento del que tengamos registros, así como este sexenio ser el más violento y con los mayores niveles de impunidad de la historia del país.

A estas alturas ¿podemos revertir este desastre? ¡Indudablemente! Lo que necesitamos es virar narrativa y acciones.

Si se quiere disminuir la violencia es imperativo que el gobierno de López deje de echar mano de datos sin fuente ni fundamento y reconozca que, en esta materia, hasta el momento, han fracasado.

A partir de ahí debe haber cambios de liderazgo en la SSPC, una definición de estrategia en conjunto con las autoridades locales, deje de ahorcar a estados y municipios -particularmente a las entidades gobernadas por la oposición- con recortes presupuestales que han debilitado como nunca las capacidades institucionales en materia de prevención del delito, procuración de justicia, reinserción social y proponga una agenda de crecimiento de capacidades de todo el aparato de seguridad y justicia del país.

Si López insiste en una presunta estrategia que no ha dado resultados, en abandonar a policías, procuradurías, fiscalías y sistema penitenciario, su legado será el de dejar a México en una situación de ingobernabilidad y millones de familias víctimas de la violencia y la impunidad.

Director general del Observatorio Nacional Ciudadano
@frarivasCoL

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