Pocos hemos dejado de ser inertes y nos hemos dejado llevar porque podemos, en el vaivén de la información cotidiana que se ha convertido en estadística.

El dolor propio va más allá de los números cuando alguien cercano es afectado y surge la incógnita, ¿qué pasará? La estadística es lejana hasta que nos toca.

Todo es imposible hasta que lo hacemos real. Aprendía sin tiempo acerca del tiempo.

Vemos el pasado porque transcurre ralentizado y permite que lo veamos; vivimos y estamos viendo aquí y ahora el presente; el futuro pasa tan rápido que no lo vemos.

En ese pasado puedo ver 1990 y aquel dolor propio de no narrar a México en Italia 90 por el escándalo de los cachirules, un hecho periodístico en primera instancia con el que todavía me pregunto qué ganamos como país.

Ventilada corrupción en el manejo de las fechas de nacimiento de algunos jugadores mexicanos seleccionados. Jugamos con cachirules juveniles y el castigo fue para todos, incluyéndonos como afición y gremio periodístico.

Es pasado y lo podemos ver. El dolor se ha ido y es un recuerdo. No veíamos sino en presente vernos en Bari, Nápoles, el San Siro o en el Olímpico de Roma trabajando de la mano de Raúl Cárdenas, Carlos Miloc, Jorge Vieira y Jorge Che Ventura. Los cito porque lo que para un chamaco de 27 años era imposible, se hizo real y pude compartir 30 días de Copa del Mundo en otro tipo de confinamiento, desde luego muchísimo más divertido con ellos a quienes alcanzó el tiempo.

Al despertar de cada una de estas ya, 61 mañanas de ser alertado con el riesgo de ser contagiado, he visto cómo se ha ido fragmentando en ese afán de “crecimiento y supervivencia” nuestro entorno deportivo. Las Ligas europeas nos ponen el ejemplo aunque tal vez tardío, cerrando, pero no lo podíamos ver; más tardío aún resultó el cierre de la Liga MX que nos ocupa.

No podemos ver porque pasa rápido el futuro y en este presente cada día hay un nuevo canal de YouTube de alguna celebridad y no nos damos cuenta de cómo hemos fragmentado a las grandes cadenas televisivas en ese afán de salir adelante viendo hacia afuera y no hacia adentro.

El dolor alcanzó a algunos más allá de la estadística con la desaparición de la Liga de Ascenso MX que se convirtió en recuerdo y sólo queda la resistencia al cambio como un pasado al que vamos a ver cuando volteemos en el presente en tiempo futuro.

Esto es en números, que en 2050 habrán pasado 30 años y seremos recuerdo tal cual es hoy aquella afrenta de 1990. Estadísticamente cumplirá 24 años la Liga común entre México y EEUU. Olvidaremos víctimas y muertos. Así semos, vivimos en la inercia, en la oposición a todo y a todos.

@fernando_andere

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