Pasarán más de mil años, muchos más, yo no sé si tenga futbol la eternidad, pero allá tal como aquí, no entiendo qué tenga que pasar para que caigan los intocables.

¿Se acuerdan de Sepp Blatter, hecho a la sombra de Joao Havelange, y quien terminó llevándose al baile a Michel Platini ? Y, a su vez, ¿a cuántos más se habrán llevado entre los dos?

Pues suizo y todo, se hizo justicia, justicia que en México se resume en una mención, en una denuncia por algo que huele feo, por algo que —aún documentado, como es el caso del condonar un adeudo al SAT — no alcanza más castigo que el “quemón” momentáneo y después el olvido.

No tenemos tiempo más que para escuchar que a la directora de la Conade, Ana Gabriela Guevara le falló el contador, o a Justino Compeán sabrá Dios qué le pasó, pero el hecho es que alcanzaron —apegados a quién sabe qué ley— que la Administración Tributaria los eximiera de cantidades que difícilmente veremos junta la gran mayoría de los mexicanos en nuestra existencia. ¿Cuánto debe uno ganar para que le condonen nueve millones de pesos y fracción?

Intocables por los medios de comunicación y gran parte de los líderes de opinión de programas, en los que a veces el encono se hace presente cuando se trata de enjuiciar a directivos de algunos equipos a los que no se bajan de ineptos o personas non gratas para ellos, como suelen ser los promotores, específicamente Carlos Hurtado , a quien “tiro por viaje” le toca una tunda y para el que ni por asomo hay un halago.

Y pregunto por qué. ¿Por qué existe un juicio público para algunos a los que se condena y se guarda silencio con otros que, como el caso actual de Ana Gabriela, se acumulan cantidades por las que debe responder? Porque dependen de ella, son su responsabilidad o por lo menos se ve beneficiada.

¿Cuántos años más y qué se necesita para verdaderamente limpiar o esclarecer tantas cosas que se hicieron mal y que permanecen impunes en nuestro deporte y sociedad? Secretos a voces que se convierten en leyendas y de las que se va a hablar a toro pasado.

Desde hace una semana quiero preguntar por qué se acaban siempre a Carlos Hurtado , por qué les da siempre la nota, por qué siempre hablar mal de él, como si fuera el único que vende y levanta el rating.

Les pregunto qué se necesita para ser un intocable, cuánto cuesta. ¿Qué les hizo Hurtado directamente, en qué los afectó y por qué su caso es único?

Mientras de otros se sabe —documentado— que algo huele a fuera de lugar y no pasa nada, más allá de un simple comentario.

Sé y respeto historias que me sé y en las que existen siempre dos versiones. En lo que conozco de futbol , hace casi 40 años como periodista, me gustaría que se repartieran las culpas y se acaben los intocables.

@fernando_andere

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