El asesinato de George Floyd por la policía en Minnesota encendió las mayores protestas en EU desde el asesinato de Martin Luther King en 1968. No es un rayo en cielo despejado sino la respuesta multitudinaria frente a la violencia policiaca en contra de los afroamericanos. La rabia contenida frente al racismo, la discriminación, la falta de oportunidades, la violencia, los bajos recursos económicos, la persecución policiaca, la inseguridad, las deudas ancestrales en materia de salud, educación, mortalidad infantil y juvenil, todo eso forma parte de la vida cotidiana de los afroamericanos. El racismo está ahí en un enorme número en la vida de ciudades a lo largo y ancho del país.

Cifras de Pew Resarch son elocuentes sobre lo que actualmente viven los afroamericanos en Estados Unidos. El maltrato policiaco alcanza al 84% de su población, 44% son detenidos por su raza. Las cifras carcelarias son también indignantes: 33% de quienes están en la cárcel son negros y 30% blancos. La disparidad es enorme si se considera que los negros son en EU el 12% de la población y los blancos el 60%. El 24% de los muertos a manos de la policía son afroamericanos: se grita, se escribe, se repite, se organizan miles en torno a la demanda de “Black Lives Matter”. Pero a las policías no les importa la vida de los negros. Estas palabras suenan y resuenan en las protestas diarias en cientos de ciudades grandes y pequeñas. Quienes protestan no olvidan que hace unos días George Floyd compró unos cigarros, lo detuvieron los policías porque se decía que había pagado con un billete falso de 20 dólares, él lo negaba. Pero en vez de investigar, la policía lo sometió, y el policía que lo mantenía en el suelo lo ahogó hasta matarlo con su rodilla en el cuello de Floyd mientras los otros dos policías miraron todo, sin hacer nada. Las imágenes circularon en EU y en el mundo.

Ha habido represión de los cuerpos policiacos: gases lacrimógenos o gas pimienta contra los manifestantes, golpes, detenciones, toques de queda, movilización de la Guardia Nacional en algunas ciudades; el presidente Trump amenazó con que denviaría a los militares. Pero nada apaga la protesta, en un país en que el racismo y los agravios son seculares y han crecido en los últimos años, en que se instaura la confrontación y la división, en que el gobierno no gobierna para todos y promueve el desencuentro y las confrontaciones de manera permanente.

Las protestas se mantienen mientras el país enfrenta enormes problemas que no encuentran solución: EU se convirtió en el centro de la pandemia, con el mayor número de contagios y de muertos en el mundo, resultado de una reacción tardía frente al coronavirus. 107 mil muertos hasta este viernes, el Presidente busca a quién endilgarle la culpa, a China o a la OMS que EU abandonó, pero nada soluciona. Ahí está también el racismo: cuestión de voltear a ver a Chicago: son negros el 68% de los muertos por el coronavirus. El desempleo y la actividad económica en EU van en caída libre, con 46 millones de desempleados más los que se agreguen, el país al borde del precipicio frente a la mayor recesión mundial desde 1929.

Mientras, el Presidente lucha por frenar las protestas con la fuerza policiaca y de la Guardia Nacional. Funcionaron poco sus exigencias a los gobernadores para que movilizaran a la Guardia Nacional; algunos lo hicieron, otros no, pero la brutalidad policiaca no desaparece. Trump amenazó con movilizar al Ejército contra las protestas. El ex Secretario de la Defensa, James Mattis, criticó la iniciativa afirmando que las fuerzas armadas no deberían violar la Constitución. La misma posición fue adoptada por el actual Secretario de la Defensa, Marc Esper, quien rechazó el uso de las Fuerzas Armadas para detener las manifestaciones. La Casa Blanca no logra que todos ni la mayoría de los gobernadores apoyen la intervención de la Guardia Nacional. Los cuatro expresidentes vivos de Estados Unidos lo critican y rechazan la política de Trump. El candidato a la Presidencia por el Partido Demócrata, George Biden, pronunció un discurso, que sacudió al país reconociendo la importancia de la movilización y las demandas, así como la urgente solución a problemas sociales. La prensa internacional critica el racismo en EU; incluso algunos políticos o presidentes de países europeos manifiestaron rechazo al racismo y la brutalidad policiaca. Se desarrollan manifestaciones contra la violencia y el racismo en EU y también en ciudades de otros países. Para colmo, Boris Johnson, primer ministro del Reino Unido, asumió una posición crítica, no esperada, frente a lo que ocurre en EU que ha perdido liderazgo en el mundo.

A las protestas contra el racismo y la brutalidad policiaca se han unido ciudades de varios países. Y para completar el cuadro, Barack Obama participó en un diálogo en Zoom, escuchado en EU y en el mundo, destacando la importancia del papel que juegan los jóvenes en las protestas y en el rechazo a la brutalidad policiaca. Afirmó: “Espero que la gente no sienta que nada pasará cuando esto termine.” Para finalizar el diálogo, repitió palabras de Martin Luther King: “El arco de la moral en el universo es largo pero se inclina hacia la justicia, nosotros lo inclinamos”.

Algunas ciudades han levantado el toque de queda. Y lo previsible es que las protestas continúen… por lo pronto se anunció que se amplía el perímetro de seguridad en torno a la Casa Blanca hasta el 10 de junio. Hay una enorme deuda social hacia la población afroamericana en Estados Unidos. Por cierto, que uno de cada 20 jóvenes negros entre los 18 y 30 años, está preso o en libertad condicional. En un sentido amplio, Black lives matter o La vida de los negros importa, es un slogan pero también una demanda contra la violencia, el racismo, la división. No sólo en Estados Unidos sino en el mundo.

Periodista, analista internacional

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