“Democratizing innovation” es un fenómeno que comprendí hace algunos años, expuesto por el doctor Eric Von Hippe, su autor en una de sus conferencias y quien es profesor del MIT; donde mostró la capacidad de ciertos usuarios (en general con formación profesional) de las tecnologías por desarrollar innovaciones para resolver problemas o situaciones donde el estado del arte del momento (metodología de investigación) no lo hacía. Estos usuarios perciben necesidades propias o de su entorno y se involucran por ofrecer soluciones tecnológicas que parten desde aspectos muy sencillos, escalando a alternativas complejas y que normalmente lo hacen de manera colectiva con otros usuarios, que con dominio técnico intercambian información y ofrecen soluciones sin el interés de comercialización ni en busca de una producción masiva, solo resolver el problema. La digitalización y surgimiento de redes sociales facilita que el intercambio de información se ocurra de manera acelerada, lo que modifica las condiciones de interacción entre los usuarios, de manera que el autor citado propuso recientemente denominar a este nuevo escenario como “free innovation”, que de acuerdo a estadísticas ha tenido un auge relevante en diversos ámbitos del conocimiento, donde participan de igual manera personas y empresas.

En estos paradigmas de la innovación se identifican “líderes usuarios” (“lead users”) que promueven invenciones en las etapas tempranas del desarrollo tecnológico. Es ahí, donde la visión empresarial detecta el potencial de las aportaciones de líderes usuarios y promueva inversiones para el desarrollo del producto e involucrarse en su evolución para hacerlo llegar a un mayor público, como lo han hecho diversas empresas involucradas en la industria de la salud; que gracias a estas estrategias innovaron en beneficio de diversos sectores productivos, así como para el consumidor final.

Las tecnologías en salud abundan en casos de “democratización” de la innovación y de su acelerada “digitalización” con enormes oportunidades de aplicaciones que hacen de las mismas alcanzables a las personas para un seguimiento puntual de su condición, como el caso de indicadores biométricos instantáneos y a distancia (como es la medición de la glucosa en sangre) a través de dispositivos móviles. Hoy, es posible tener consultas y diagnósticos prácticamente instantáneos con especialistas, así como contribuir a una mayor captación de información que favorecerá al análisis “bigdata” para precisar de mejor manera las necesidades sanitarias y alternativas de solución: se trata de la “telesalud” que sin duda tiene un enorme camino por recorrer y ampliar las posibilidades en favor de los pacientes.

La pandemia COVID-19 fue un catalizador para el uso de estas innovaciones ya que propició mayor conciencia entre la población de la importancia de los dispositivos médicos y su uso en la medida que están a un mejor alcance para los pacientes. También contribuyó a un aumento en el desarrollo de “apps” orientadas a este propósito, que integró a mayor velocidad la digitalización con el conocimiento médico, así como la visión emprendedora-empresarial en la generación de espacios donde se encuentren de mejor manera la oferta y demanda de servicios de salud y que debe dejar lecciones que rompan con el “ofertismo” de estos últimos (la oferta genera su demanda, o en otros términos, los servicio de salud atraen a los pacientes) y sean los prestadores, a través de estas tecnologías, acerquen los servicios a los pacientes.

Lo aquí escrito fue motivado precisamente por la realización del V Foro de Dispositivos Médicos, titulado, precisamente, como “innovación por definición”, que se realizó el 15 y 16 de marzo y de la que el Instituto Nacional de Medicina Genómica (INMEGEN) fue sede. Espacio de análisis que fue convocado de manera conjunta por las secciones de dispositivos médicos de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (CANIFARMA) y la Asociación Mexicana de Industrias Innovadoras de Dispositivos Médicos (AMID), que reúnen al conjunto de empresas de dispositivos médicos más importantes en nuestro país. En dicho foro participaron académicos, funcionarios y actores de dicha industria, quienes abordaron diversos temas tales como asuntos regulatorios, sinergias con los prestadores de servicios, importancia del ingeniero biomédico, combate al mercado ilegal de dispositivos médicos, así como la relevancia de la continua innovación que caracteriza a este sector.

Lo antes citado deja en claro que: para contar en nuestro país con un mejor sistema de salud, con servicios estándares eficientes que favorezcan a la prevención o en su caso a la detección temprana de enfermedades los responsables deben integrar, entre otros aspectos, en su planeación una adecuada y visionaria gestión tecnológica sobre el uso de los dispositivos médicos, como un medio de lograr un mayor alcance de los pacientes y con capacidad resolutiva en la atención de su salud.

Desarrollos como “telemedicina”, “teleconsulta”, “receta digital”, “expediente clínico electrónico” o el uso de la inteligencia artificial (que muestra infinidad de aplicaciones), son soluciones fundamentales que demandan su pronta adopción en el sistema de salud, particularmente en el público, el cual se ha visto rebasado, desde la saturación en consultas, así como en los atrasos severos en tratamientos y cirugías, que ponen en mayor riesgo la salud de los pacientes. La solución de estas tecnologías mejora el diagnóstico y orientan en la decisión para prescribir medicamentos, tratamiento o cirugías con mayor precisión y en un tiempo menor. Sin duda, es una ruta para la universalización en el sistema de salud. Es aquí, donde han sido relevantes los avances en el Poder Legislativo para impulsar, entre otras, la receta médica electrónica, así como primeros pasos hacia la medicina de precisión.

Estos esfuerzos tecnológicos se deben acompañar con la formación de especialistas tanto en el ámbito médico como técnico, en donde los ingenieros biomédicos son la punta de lanza y que requieren interactuar con otros profesionales en los ámbitos de la digitalización y telecomunicaciones. La formación profesional de aquellos que participen en el sector salud deberá contener esta combinación de conocimientos para conformarse como agentes de cambio e impulsen el urgente cambio del sistema de salud y gestionen de manera más eficiente. He ahí el reto en las universidades para formar y actualizar a médicos y enfermeras en el manejo de las nuevas tecnologías; he ahí el reto para los funcionarios que deben destinar de manera más inteligente y con visión de largo plazo las inversiones requeridas, con políticas públicas que aprecien esta transformación y garanticen el derecho efectivo a la salud.

Director General del Instituto Farmacéutico (INEFAM)

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