Créanme que no me voy a aventar un choro motivador estilo Chicharito . Tampoco abusaré de su amable lectura para restregar más coléricas políticas del coronavirus .

Me asumo como un neófito de la materia y así he intentado manejarme en mis espacios, solo replico los mensajes y recomendaciones oficiales y las comprobadas. No he caído en pánico, tampoco generado desinformación.

Así que les doy mi palabra que en esta crisis que vamos a vivir, de mi parte habrá sensatez a los temas y a la cultura del esfuerzo para poder salir más rápido de una inminente depresión económica, social y de salud.

El entretenimiento favorito del mundo en cualquiera de sus disciplinas está detenido hasta nuevo aviso. Si a eso le sumamos que se irán cerrando los lugares de esparcimiento, tendremos momentos de mucha inactividad. Estamos acostumbrados a ser frenéticos con nuestro tiempo.

Vivimos en una curva de estrés que desgasta nuestro cuerpo todos los días. Ayer compartía en mis redes sociales el siguiente mensaje: “Soy de los que siente [ojo, siento, no pienso, creo, sé] que el coronavirus llegó al planeta por muchos motivos.

“Ahora que extrañamos los abrazos y la compañía, démos ese valor a nuestros mensajes. La crisis exige mucha inteligencia emocional y sensatez para encararla, eso incluye entender que estamos ante un mundo donde las mayorías no tienen las mismas oportunidades de vida.

Seamos consecuentes y asumamos el reto que se nos viene”. Nos lo exigen nuestros días. ¡Bienvenidos, bienvenidos! A momentos de reflexión obligados.

@EnriqueVonBeas

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