Hoy, será muy fácil ser carroña. La vida del buitre es ver una presa aniquilada para ir a abastecerse, comer y saciar sus necesidades. Al que le quede el saco, no sólo que se lo ponga, sino que lo lleve a la tintorería.

Seamos realistas, el #FueraPiojo fue la expresión más baja del aficionado americanista, quien —abandonado de figuras— fincó sus emociones en la figura de un DT del pueblo, un hombre de la gente de calle, con las vísceras expuestas y las ideas de barrio bien definidas. Un hombre afortunado, pero ganador y trabajador.

Muchos lo consideran un nuevo rico por su comportamiento, pero nunca comprendieron que Miguel es de los mexicanos que no entiende de dueños, sino de sueños. Alocado y directo, no guardó el secreto de sus emociones y logró que el Ame reviviera de su penumbra.

En dos etapas, le regresó el ADN. El hombre de los clásicos, de las finales ganadas al Cruz Azul y las goleadas en Liguilla a los Pumas, se va por la puerta de atrás, porque apostó más por las peleas callejeras dentro de Coapa que por reconstruir un producto que ha perdido identidad por los problemas internos en la cúpula de Televisa y no por las decisiones del Piojo.

Eso sí, ofertas no le deberán faltar al hombre que podría regresarle protagonismo a las selecciones de Chile, Colombia y Estados Unidos. Un mexicano que tendrá muchas puertas abiertas por su talento. Seguirá fallando por su termostato, pero será beneficiado para quitarse un poco lo reflectores tóxicos que han rodeado su vida desde que llegó a Grupo Televisa. Vendrán nuevas oportunidades para verlo de triunfar otra vez.

¡Bienvenidos, bienvenidos! A la historia del Piojo de la gente.

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