Tema gastado por la falacia del regreso, escurridizo para los que saben y buscan que no se vuelva, cachondo para los que lucran con la pasión del aficionado.

Hay poca seriedad en la Liga MX para tocar el tema y negociar con la Conmebol para jugar el torneo. No basta con embajadores y discursos, sin verdaderas fechas para encontrar la solución a los calendarios, porque justo ese tema complica la visión de negociación en Concacaf y —sobre todo— para nuestras dos Liguillas, Concachampions y ahora Leagues Cup, ya que en Sudamérica no moverán sus fechas por intereses mexicanos o estadounidenses, y es ahí donde el ego le gana a la parte nacional, ya que el principal argumento de nuestros negociadores sigue siendo el capital, lo que este mercado mueve —a nivel industria— en dos países.

A la larga novela se le suma el interés de explotar el doble mercado, con los activos de la Liga MX. Por eso, es una pantomima que en el discurso se dice que se quiere regresar, cuando la operación va en sentido contrario.

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En las últimas semanas, varios agentes han tocado el tema para ambas partes. Los derechos de televisión son un impedimento serio, ya que en Televisa y Televisión Azteca no les agrada la idea de volver a ser testigos de la capitalización de los clubes en otras plataformas, cuando el pago de derechos es los más relevante —financieramente hablando— que tienen en México.

Todos los jugadores, directivos, técnicos y aficionados saben y entienden la relevancia que dan —deportivamente hablando— esos aparadores que existen por allá. Con volver a ver las semifinales entre brasileños y argentinos basta, entregando el alma por la noche, en medio de la torcida santista para que no pueda dormir el Boca y los 10 minutos de compensación para ver si River empata. El drama de Palmeiras y Santos edificando rivalidades de pasión.

Fundamentos básicos para crecer y amar las canchas. Si a eso le sumamos la narrativa de la Copa Libertadores, es absorbente y retadora, mucho más que nuestra misma Liga MX, y eso también lo saben los que reparten el pastel, de ahí la cantidad de mensajes de desprestigio en los últimos años a esta competencia, y más ahora que no la jugamos. La realidad es que el aficionado la extraña mucho, el periodista, el jugador.

En fin. Sigamos viendo de lejos cómo nos toman el pelo con el regreso a la Copa Libertadores. ¡Bienvenidos, bienvenidos! A los días en que las semifinales nos abrazan el alma y nos recuerdan la pasión de la pelota. A la distancia, muy a la distancia.

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