Una plaza tan futbolera, un país al que le gusta como gran pasatiempo un deporte, por encima de los otros.

Una afición que suele llevar más representantes —tanto de como de Estados Unidos— a los Mundiales, vive una de sus grandes crisis con los llamados “incondicionales”. Un concepto que lleva años y no termina por cuajar.

No quiero ser repetitivo con lo que he escrito y dicho en esta ventana de partidos para conseguir, hasta el último partido del octagonal, el pase a Qatar, pero en verdad urge que los principales responsables del equipo que movía multitudes entiendan de una vez por todas que existe un verdadero divorcio.

Para que me entiendan un poco más, cuando ya todo está resuelto, cuando intentaban ponerle sabor en la tribuna, ni con 14 intentos se pudo hacer la famosa ola , ya que ni siquiera había alguna sección del estadio que estuviera medianamente completa para dar la vuelta entera con los brazos levantados.

El humilde rival centroamericano fue comparsa para una noche que, en lugar de resultar festiva , en gran medida fue silenciosa.

Sin duda, en la que se ha sentido la mayor separación entre un equipo y la que creíamos una de las aficiones más nobles y poderosas , desmadrosas y entronas.

Si nadie en la FMF toma con seriedad esto y cree que replicando la misma fórmula de la ilusión y de sólo el uso de imagen y “entrevistas” con los medios de comunicación con derechos van a mejorar, estaremos separando más al hoy mal llamado “equipo de todos”.

La Selección Mexicana del Tata Martino está en su octava Copa del Mundo de forma consecutiva, pero con la peor esperanza de todas estas. Algo hay que moverle a los mensajes para lograr conectar de nuevo.

¡Bienvenidos, bienvenidos! Al día en el que abandonaron al Tri de mi vida.

@EnriqueVonBeas

 
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