La situación por la que atraviesan nuestra selección nacional, la Tri (color) y el partido político, el Tri (PRI), presenta similitudes y una gran diferencia. Conviene destacarlas para tratar de entender lo que sucede a ambas organizaciones, deportiva una y política la otra.

La actuación de la Selección Mexicana durante las eliminatorias de la Concacaf sembró dudas de cara al mundial de Qatar. A pesar de un segundo lugar en el octagonal de la división, sus cuatro empates y dos derrotas alertaron pesimismo sobre la preparación física, psíquica y técnica de nuestro equipo, para competir con otros seleccionados a nivel mundial. Estadísticas: desde su afiliación a la FIFA en 1929, la Tri ha jugado 919 partidos, ganado 476, empatado 211 y perdido 232. Con el actual técnico Gerardo D. Martino, ha jugado 57 partidos, ganado 36, empatado 13 y perdido 8 sobre todo en el último año.

Un fenómeno similar sucede con el PRI. A pesar de ser la tercera fuerza política en el país, con tres gubernaturas (una en alianza) 13 senadurías y 49 diputaciones, los desastrosos resultados electorales obtenidos desde 2018 generaron una profunda irritación, cuestionando incluso su supervivencia. Y no es para menos con cinco derrotas (Aguascalientes, Hidalgo, Oaxaca, Tamaulipas y Quintana Roo), por tan solo una victoria en alianza (Durango) de 6 en juego, el pasado 5 de junio. Estadísticas: cuando Alito ocupó la dirigencia en 2019, el Tri contaba con 12 gubernaturas (37.5% del total), ahora tiene 2 y una en alianza (9.37%), esto significa 10 gobiernos locales perdidos en menos de 3 años.

En la caída tanto de la Tri deportiva como del Tri político, se puede identificar un factor común: una muy mala dirigencia respectivamente técnica y política. En los estadios de futbol no dejan de escucharse las voces de los aficionados gritando “fuera el Tata” por un juego descoordinado, sin hambre y puntería para el gol que, lejos de encantar, enoja. En los espacios políticos, sobre todo en el reciente claustro de los exdirigentes del Tricolor, también se puso sobre la mesa la petición de renuncia de Alito, debido a su pésimo récord electoral, además de tener una muy mala imagen y percepción públicas.

Adicionalmente está el tema de los tiempos. El mundial de futbol está a la vuelta de la esquina (noviembre de 2022) y las elecciones en el Edomex y Coahuila son el año entrante seguidas de las presidenciales el siguiente. Los resultados obtenidos últimamente por ambos “tris” mantienen muy preocupados a sus respectivos fans, militantes o simpatizantes, sobre todo cuando ambos conjuntos tienen un desafío por delante que marcará su destino inmediato y futuro. Con el mundial este año y las elecciones del 2023 tan cerca, los márgenes para las urgentes recomposturas son ya muy apretados.

No obstante esas similitudes negativas, hay una gran diferencia favorable a LA Tri y desfavorable para EL Tri. A pesar de sus derrotas y juego desencajado, los simpatizantes de la Selección Nacional la siguen apoyando, casi como artículo de fe. A decir del canciller Ebrard, se espera viajen a Qatar aproximadamente ¡80 mil mexicanos, al otro lado del mundo y con el planeta todavía con pandemia de Covid! México será de los tres países con mayor presencia de aficionados en la gesta mundial. No puede decirse lo mismo de la marca Tri/PRI, cuya población de simpatizantes se ha desplomado vertiginosamente. No lo siguen ni al poblado más cercano.

Hagamos pronósticos y apuestas estimado lector, tanto para la Tri este año, como para el Tri el entrante y en 2024.

Docente/investigador en la UNAM

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