Las urnas han vencido al miedo y la violencia. Ecuador ha vivido una jornada electoral marcada por una amplia participación, 82% según datos del Consejo Nacional Electoral. Si bien Ecuador cuenta con voto obligatorio, no es menor este saldo, sobre todo cuando amenazas, el crimen y el terror inundaron al país en la antesala de las elecciones con el asesinato del candidato Fernando Villavicencio.

Ahora, dos exlegisladores, la izquierdista Luisa González y el empresario Daniel Noboa, lucharán por la presidencia que durará solo 18 meses, en una segunda vuelta en octubre próximo. La candidata correista de Revolución Ciudadana, Luisa González, obtuvo 33% mientras que el derechista Daniel Noboa, 24%. En el Congreso, también hay buenas noticias para Revolución Ciudadana, ya que alcanzaron 39% de los votos siendo la fuerza política más votada seguido del partido Construye (20.66%) fuerza política de Villavicencio; Acción Democrática Nacional (14.67%) y el Partido Social Cristiano (11.8%).

Estos comicios han sido, de momento, un antídoto para despresurizar al país que se encuentra bajo una profunda crisis política y social. Cabe recordar que estas elecciones anticipadas fueron convocadas luego de que el actual presidente, Guillermo Lasso, invocara en mayo el artículo 148 constitucional, mecanismo denominado “muerte cruzada” (disolución del Poder Legislativo y renuncia del Poder Ejecutivo) para evitar un juicio político en su contra.

Integrantes de las fuerzas armadas ecuatorianas pasan frente a un camión que transporta material electoral, en Guayaquil. Foto: Mauricio Dueñas Castañeda | EFE
Integrantes de las fuerzas armadas ecuatorianas pasan frente a un camión que transporta material electoral, en Guayaquil. Foto: Mauricio Dueñas Castañeda | EFE

Luisa González representa la vuelta al correísmo, un gobierno que tuvo una mirada de justicia social con una tradición de izquierda. Esta es la primera ocasión en la historia del país que una mujer obtiene un porcentaje tan alto en la primera vuelta. Mientras que Daniel Noboa es hijo del multimillonario Álvaro Noboa, dueño de un conglomerado familiar de más 100 empresas que monopoliza el mercado en el sector alimenticio, transporte e inmobiliario y que fue candidato a la presidencia en cinco ocasiones sin éxito.

En Guatemala se vive “una nueva primavera democrática” con el triunfo de Bernardo Arévalo del Movimiento Semilla en la segunda vuelta electoral. Su triunfo representa un revés a los partidos y fuerzas políticas tradicionales en Guatemala. Movimiento Semilla surge de los movimientos sociales que estallaron en 2016 contra el entonces presidente Otto Pérez Molina. Bernardo es hijo de Juan José Arévalo, presidente de Guatemala desde el 15 de marzo de 1945 hasta el 15 de marzo de 1951 tras la revolución de 1944. Por otro lado, su rival, Sandra Torres, de UNE, ha sido tres veces candidata a la presidencia y fue esposa del expresidente Álvaro Colom.

Tanto Bernardo Arévalo como su partido, Movimiento Semilla, han vivido un acoso judicial antes, durante y después de la campaña, que van desde los intentos por ilegalizar al partido hasta los recientes anuncios de la oposición de impugnar la mayor cantidad de mesas electorales para anular los comicios.

Arévalo ha sacudido la política guatemalteca y se ha alzado con el triunfo con 58% de los votos. En su momento, su padre enfrentó más de 30 intentos de golpes de Estado. Hoy, Arévalo es el rostro de la renovación política que sin duda enfrentará embates e intentos de desestabilización, por lo que tendrá que estar preparado para las guerras judiciales y mediáticas que vendrán.

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