Kike Ferrari, que nació en Buenos Aires, Argentina, en 1972, parte de esta premisa para desarrollar una historia trepidante, llena de emoción, perfiles grotescos, chicas lindas, mujeres desesperadas y un flecha negra: un BMW de 200 mil dólares que conduce el señor Machi, el empresario que vivirá esta cáustica experiencia en un Buenos Aires marcado por las diferencias que genera el poder del dinero, y que tiene mañanas que no registran los tangos. Tal es el tema de la novela Que de lejos parecen moscas, publicada por Penguin Random House en el sello Alfaguara, en España y México en 2018.

Después de ser atendido sexualmente por una linda rubia, en su oficina, Luis Machi llama a Mirta, su mujer, para que prepare el desayuno. Está en El Imperio, su próspero negocio nocturno. Ella le recrimina lo que puede. En el estacionamiento sube a su flecha negra y toma la vía que lo llevará hasta el exclusivo barrio en que habita. Sin embargo, sufre una ponchadura, y cuando va a ver la llanta extra encuentra el cadáver. Machi es un hombre duro, acostumbrado a ser terrible, pero ante este cuadro su rudeza se desvanece y usted va a seguir a este poderoso mientras experimenta inesperados estados de angustia y desesperación. Descubrirá que no se le da el mundo de la especulación y que la sorpresa le cala los huesos. ¿Quién es el muerto? Sólo le revelo que tiene un tiro en la cara. Cuando usted esté en esta parte de la novela sentiría una ofensa, que no provocaré, revelarle un par de indicios que Ferrari nos deja ver. La novela posee una muy bien elaborada ligereza que el lector sigue con placer. Lo atraparán los tres viajes que Machi experimenta y lo comprenderá cuando expresa: “Soy un hombre de negocios y los hombres de negocios tenemos rivales, competidores, empleados, socios, pero no enemigos”. ¿Quién le dejó esa señal? La novela es breve, así que muy pronto estará pensando en ese asunto.

Kike Ferrari ha recibido numerosos elogios y los merece. El hombre sabe tomarle el pulso a la escritura. Se nota que conoce el género negro y que posee todo el instinto para contar una historia de vaivenes donde su personaje está en el límite, lo mismo que Mirta, Alan y Pablo, mientras un enjambre de moscas sobrevuelan los dobleces de un personaje que está a punto de no saber quién es. Las buenas novelas negras se leen sin detenerse y Que de lejos parecen moscas es de esas. Nada que pase fuera de sus páginas es importante. Ferrari sabe contar, conoce el poder del equilibrio en la narrativa, la sutileza de soltar algunos elementos aparentemente inofensivos y, desde luego, ocultar otros en los que es inevitable pensar. Rápidamente se toparán con el Cloacas Pereyra y espero no sea parte de sus recuerdos. Este personaje es una interesante posibilidad lingüística que el novelista maneja con graciosa sapiencia y que usted detectará de inmediato. “Ser vivo es más importante que ser inteligente.” Simplemente vea usted lo que está pasando en el mundo, quiénes lo están gobernando para que comparta este principio con Ferrari.

Desde luego, queda claro que hay pocas maneras de hacer respetar las leyes a los empresarios de los llamados Giros Negros, donde la muerte tiene permiso. Hay un momento en que Luis Machi es consciente de su fragilidad, que es un aspecto de su personalidad que no encaja. Ya verán por qué. La historia es contemporánea, hay celulares y el empresario impone su poder desde su vestuario, sus relaciones con políticos y poderosos y, por supuesto, con todo el entramado que hace posible que un tipo como él pueda absorber sus líneas de coca sin mayores prejuicios. Los empresarios siempre son los hombres del futuro. ¿Cuál? Pregúnteles, por favor. La novela está trabajada con estilo, sin duda desde una personalidad fuerte, preparada y propositiva. A lo largo de sus páginas hay algunos puntos luminosos diseminados con intención variable, ya los detectará cuando los vea crecer y ocupar parte de sus pensamientos. El autor es hábil, creativo y nos entrega aquí un personaje que tiene muchos nombres, y que está acostumbrado, “a interrumpir y a amenazar”. Ferrari domina el poder de la oralidad y los secretos para compartirla. En fin, amantes de las buenas novelas, aquí tienen una que llenará la mayoría de sus expectativas. ¿Y si encuentran ese cadáver? Ya me contarán qué onda.

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