En más de un sentido, las elecciones de 2023 han sido consideradas de forma general como la antesala de las presidenciales del año próximo. Si consideramos que esto es verdad las elecciones de Coahuila y el Estado de México, como ensayos generales que serían, nos entregan una variedad de lecturas preocupantes, por no decir alarmantes, para aquellos que vemos en el actual gobierno una regresión autoritaria neopriista. Veamos algunas de ellas.

Esqueletos escondidos en el armario

Los políticos tienen, casi todos, “secretitos” que se cuentan en decenas millones de pesos o en vidas humanas. Los escándalos que siguieron a Guadiana o a Del Moral y Delfina son solo la punta del iceberg de lo que podría ocurrirle a la mayoría de l@s aspirantes a la candidatura grande de uno y otro lado.

La clase política nacional ha mostrado que es refractaria a la renovación de sus propuestas a puestos de elección popular, pero en el caso de MORENA se tiene a favor el efecto AMLO (entendido como el manejo de los recursos del estado sin medida ni sujetarse las reglas para ganar las elecciones) y la oposición insiste en poner solo cartuchos quemados y no acercarse a la sociedad civil para buscar liderazgos competitivos.

El cierre de la campaña en Edomex lo evidencia, una candidata argumentaba que no sabía del desfalco millonario de sus empleados (igualito que con SEGALMEX) y la otra le destapaban la posible participación en un fraude multimillonario (que no me digan que no podía saberse).

¿Y los liderazgos de la sociedad civil?  Bien gracias, no les interesan a los partidos.

Unidad indispensable

Tanto del bando aliancista como del oficialista se vio que nadie tiene suficiente fuerza para ganar todo por si mismo. La rebatinga en Coahuila debido a que el preciso quiso imponer su candidato y no el que las bases querían, así como el abandono de la campaña de Del Moral por sus aliados (incluso con acciones que la demeritaban como el auto destape de su líder nacional) mostraron que en un México complejo y plural es necesario negociar más allá de los intereses cupulares; dejar de tratar los partidos como feudos personales (no conozco nadie que vea de verada a Marko, Alito y Mario Delgado como ejemplos de dirigencia democrática); establecer líneas de trabajo ridículas y apegadas a los discursos de odio de uno y otro lado y despreciar a la sociedad en su conjunto, excepto como fichas en “su” juego.

La elección de estado

Existen dos vertientes: la del pretexto, porque perdimos, y la real, que sucede día con día.

La primera se refiere al clásico sonsonete que cientos de políticos han usado al no ganar sus elecciones, desde Madrazo en la presidencial, hasta AMLO en cada una de las que perdió. El más reciente fue Guadiana, que aceptó su derrota sin aceptarla al mencionar que existió una elección de estado que le arrebato su segura victoria.

También se usa con la variante de la “preparación del fraude” por parte de los otros, casi siempre la oposición en este gobierno que sigue usando el discurso pre poder, en la que se denuncia que ya están listos todos los instrumentos del super enemigo para torcer la voluntad popular, aunque sean puesto en evidencia los denunciantes juraran que no es cierto que no es cierto.

La segunda es mucho más preocupante y se extiende más allá de las campañas políticas, hasta la cotidianeidad. La mañanera y los datos duros son el ejemplo más evidente, ya que a través de ellos se violan las leyes, se hace caso omiso a la constitución y se rompen reglas éticas.

El mejor ejemplo de estas campañas fue la sentencia del Tribunal Electoral del Edomex en el que se corrobora que MORENA y aliados emitieron falsas encuestas de opinión, que otorgaban ventajas de 20 a 25% de ventaja a su candidata. Más allá del delito cometido, así como de su ridículo castigo, el Tribunal evidencia que el partido oficial sigue la tradición de la política mexicana, haiga sido como haiga sido.

Además de eso, fue evidente el acarreo, turismo político. Demas, los arrestos de operadores políticos que compraban o coaccionaban el voto entre las filas oficiales. Sin duda este ensayo les enseñó mucho camino al 2024.

Medrando como lampreas

La chiquillada ha entendido su valor. Desde MC que ataca al final del período de campaña al PRI, pasando por el Verde y el PT que se “rebelan” a MORENA, 2023 evidenció que las bisagras tienen la sartén por el mango en muchos casos, y la seguirán teniendo.

Si vemos los porcentajes de votación de cada estado podemos ver cómo, de sumarse estos partidos lamprea a alguno de los dos bandos, pueden decidir el resultado final de la elección. Esto fortalece su posición de negociación ante guindas, azules, amarillos y tricolores.

Lejos están los momentos en que los demócratas veíamos con gusto la posibilidad de que se le retirara el registro al PT o al PVEM por diversas razones. En 2023 tenemos que aceptar que no se actuó con suficiente dureza por parte de los órganos electorales, ambos, y estaremos pagando las consecuencias.

A ver que piden el año que entra.

Neos y neos

El neo chayoterismo y la neo intelectualidad salieron fortalecidos. Debido a su forma discursiva, semejante a la que usan los sociópatas que cuando se les enfrentan agreden o se victimizan al tiempo que repiten los mantras del discurso oficial,  y a pesar de sus mentiras evidente y sus dichos discriminatorios los supuestos nuevos periodistas y lideres de opinión (Juncal Solano, Poncho Gutiérrez, Vicente Serrano, Callo de Hacha entre muchos otros) y los viejos intelectuales (Lorenzo Meyer) o notan viejos pero que se sienten moralmente superiores a pesar de sus propios y evidentes fallos, como Fabrizio Mejía, el que el partido del gobierno gane una elección les genera incentivos para continuar su labor de propaganda, proselitismo y polarización.

Se ven venir los contratos desde el gobierno y sus “medios independientes”, su búsqueda de la “verdad”, continuará.

#LaDudaDeHoy

¿Por qué hay tanta gente enojada con Del Mazo? Muchas personas, incluyendo al finísimo Javier Lozano en redes sociales, culpan al aún gobernador de Edomex de entregar la plaza. Sin embargo, eso es en gran parte por lo que la sociedad mexicana ha luchado por décadas: que los gobernantes no influyan en las elecciones. ¿Esto es válido solo cuando influyen contra mis preferencias o mi partido?

Claro, falta ver si no le regalan una embajada.

#InterpretePolitico

@HigueraB

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