Colocados sobre una balanza, los logros y los pendientes para erradicar la violencia de género, el peso de lo que falta por avanzar en el tema es mayor. Las cifras oficiales lo exponen de manera clara: delitos como feminicidio, trata de personas, violación, acoso sexual y violencia intrafamiliar reportaron incrementos de 2020 a 2021, entre 2% y 28%.

Esa no es la única forma de violencia. Hay mujeres que han sido separadas de sus hijos luego de que sus parejas —hombres con poder— decidieron quitarles la custodia. Los menores de edad son prácticamente secuestrados, mientras ellas son acusadas de cosas absurdas, “como de estar loca por hablar con el espejo, por haber dado una tortilla fría o por tener tatuajes sospechosos”, expone una mujer que ha padecido ese tipo de abuso.

En el aspecto social, el escenario también es más desfavorable para ellas. La pobreza, por ejemplo, se incrementó para las mujeres indígenas y se redujo en el caso de los hombres, debido a que ellas tienen más dificultades para tener acceso a trabajos formales, tierras y condiciones dignas en materia de desarrollo social.

Cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) revelan que las mujeres hablantes de lengua indígena que se encontraban en situación de pobreza sumaron 2.8 millones de personas en 2020, un aumento de 74 mil mujeres con respecto a 2018.

Los anteriores son solo atisbos de la situación que viven millones de mujeres. Así, este 8 de marzo llega nuevamente con pocas razones para celebrar y con reclamos renovados para tratar de equilibrar la situación desventajosa que padece la mitad de la población en el país.

Aunque cada vez hay más voces de mujeres que se alzan en el país hablando de la cuestión femenina, las cifras de hechos de violencia que se cometen contra ellas en diversos órdenes, son muestra de que desde el poder parece no haber oídos dispuestos a escucharlas.

Y pese al clamor, lo que persiste sigue siendo la tendencia a invisibilizar las demandas de ellas contra la desigualdad, contra la violencia o contra el acoso de que son objeto.

El camino para confeccionar un mundo sin violencia de género no debería ser tan largo si en la ruta estamos todos, no solo ellas.