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Una de las razones que se argumentaron para cancelar la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México fue que en la obra había intereses personales y de grupo que buscaban hacer negocios al amparo del poder público; además de que era parte del combate a la corrupción.
Desde el gobierno federal no se fue más allá de las declaraciones. Aunque a nadie habría sorprendido el hallazgo de irregularidades en los contratos asignados en el sexenio anterior para la edificación de la terminal aérea, nunca se mostraron evidencias de los malos manejos ni se conoció de indagatorias sobre los recursos ejercidos.
Ha sido a través de investigaciones periodísticas como se han ido conociendo anomalías en torno al proyecto. Este martes EL UNIVERSAL aporta más información al revelar que 45 empresas fantasma recibieron mil 778 millones de pesos para proveer bienes e insumos que se destinarían a la construcción de la barda perimetral y a la ejecución de obras pluviales. La dependencia responsable de asignar los contratos en esos casos fue la Secretaría de la Defensa Nacional.
En una revisión a 284 contratos realizada por el área de Periodismo e Investigación de Datos de esta casa editorial, se encontró que 117 fueron asignados a 45 empresas con irregularidades como ser propietarias de prestanombres, pues sus supuestos dueños son veladores, albañiles, estilistas, policías o beneficiarios de programas gubernamentales.
Como ejemplo, los socios fundadores de la constructora Osercy son tres personas de escasos recursos. En entrevista, uno de ellos deja entrever que hubo un manejo ilegal de sus datos personales. Refiere que a cambio de ser inscrito en un programa social de la entonces Sagarpa, firmó unos documentos y entregó una copia de su credencial de elector.
Es la segunda ocasión que se mencionan presuntos desvíos en las obras del NAIM. En enero de 2019 EL UNIVERSAL dio a conocer un informe de la Policía Federal que señalaba opacidad e irregularidades en los contratos adjudicados directamente a la Sedena para la construcción de la barda perimetral, nivelación de piso y la pista seis.
Son muchos datos que deberían comenzar a ser tomados en cuenta por el gobierno actual para realizar una investigación a profundidad. Fueron muchos miles de millones de pesos del erario que merecen una explicación sobre su destino.
Para el nuevo aeropuerto que se construye en la base militar de Santa Lucía, el NAIM tendría que ser ejemplo de lo que busca erradicarse: opacidad, irregularidades y derroche. Lo que caracterizó al sexenio anterior tiene que revertirse en la administración lopezobradorista. Es lo menos que se espera.