El Día de la Enfermera y del Enfermero se celebra en México cada 6 de enero. En 1931 se eligió esa fecha porque se consideró que la tarea que realizan es como un regalo de reyes para quienes tienen que pasar algunas horas o varios días en la cama de un hospital.

En este momento y en los que están por venir serán ellas las que verán el rostro del coronavirus por medio de los infectados que requieran internamiento hospitalario. Conocerán de primera mano su agresividad y cómo se ensañará con los más vulnerables.

La carga de trabajo que viene para enfermeras y médicos –como ha ocurrido en China, Italia y España– será equivalente a lo que se vive en tiempos de guerra: centenas de enfermos que son atendidos en el campo de batalla con los medios posibles —abundantes o escasos.

A diferencia de estar en medio de una conflagración bélica, el enemigo no ataca y se va. El Covid-19 se queda en el enfermo y fácilmente se traslada a otro organismo vivo para agredirlo.

Enfermeras y médicos son precisamente los que tendrán mayor riesgo de contagiarse. Li Wenliang, el médico chino que en diciembre pasado fue el primero en señalar la existencia de un virus potencialmente mortal parecido al SARS, murió a principios de febrero luego de contagiarse por atender a pacientes en Wuhan. Agobiada por el estrés, hace una semana una enfermera italiana que había contraído el coronavirus se quitó la vida ante el temor de haber contagiado a demás personas.

En Gran Bretaña, los trabajadores del sistema público de salud son objeto de reconocimiento público por la ciudadanía; para ellos se han organizado jornadas de aplausos.

En México, por el contrario, enfermeros y médicos han expresado miedo y reclamos. Miedo a introducir el virus a sus casas y reclamos para que la autoridad los dote de las herramientas necesarias de protección. De parte de la sociedad, hasta ahora ha destacado la agresión sufrida por enfermeras en Jalisco. Si las ven con uniforme, a algunas no las dejan subir al transporte público o las bajan; en un caso, a una le reciaron agua con cloro.

Datos del Inegi de 2015 refieren que en el país laboran 475 mil enfermeras y enfermeros. Para la Organización Mundial de la Salud, el país requiere una cifra 50% mayor (255 mil más). Lo recomendable es que existan 6 por cada mil habitantes, pero en México el promedio es de 3.9 por cada mil habitantes.

Desde este momento, antes de que empiece lo más grave, hay que reconocer a los profesionales que estarán cara a cara con el coronavirus. En esta crisis, el personal del sistema de salud público y privado serán los héroes.

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