Los super héroes no han logrado salvar a la industria del cine, de hecho, pareciera que el género se desgastó y no está dando los resultados que tuvo hace más de diez años. Curiosamente quien pareciera estar salvando la taquilla de verano es un personaje de ficción muy lejano a ser super heroína, se trata de la película de Barbie® que ha desatado una ola de comentarios y memes en redes sociales, tanto a favor como en contra. La película es una buena oportunidad para hablar de dos importantes componentes de los criterios Ambientales Sociales y de Gobernanza Corporativa (ASG), concretamente de los dos últimos. La argumentación tiene mucho que ver estos temas.

Muchos juguetes pueden ser vistos como simuladores para futuras actividades económicas: un vehículo puede encauzar a los niños a la industria del transporte, al igual que un laboratorio de juguete puede convertirlos en futuros científicos. Lo mismo opera para las muñecas: las que tiene forma y atributos de bebé están preparando a las niñas para la futura maternidad. En tal sentido, el inicio de la película implica un rompimiento con dicho esquema: el futuro para las niñas es convertirse en las diversas versiones de Barbie®, desde la docente hasta la astronauta. La maternidad, bajo este enfoque deja de ser importante.

En el mundo descrito en la película es como el real pero visto a través del negativo de una película donde los colores son de otro color; en el mundo de las muñecas, son las mujeres las encargadas de dirigir al mundo y los hombres juegan un papel secundario o accesorio. Esta es probablemente una primera crítica a la sociedad real en la que vivimos, donde a pesar de todo, sigue habiendo desigualdad económica entre hombres y mujeres y donde las últimas perciben un menor salario por realizar el mismo trabajo.

En la película participa el consejo de administración de la empresa que produce y comercializa a la muñeca: integrado única y exclusivamente por hombres. Las mujeres son hermanas o madres, pero no ejecutivas, eso de deja para la muñeca Barbie® ejecutiva, no sólo eso, la creadora de la muñeca también participa en la trama, pero es descrita como un fantasma, es decir, ni siquiera la creadora juega un papel fundamental en la industria corporativa. De ser esto algo parecido a lo que ocurre en la vida real, la empresa difícilmente pasaría el estándar de equidad de género en el consejo de administración, un componente de la Gobernanza Corporativa de los criterios (ASG).

La creadora de la muñeca en algún momento dice que sus problemas fiscales son materia de otra película. Desconozco si dicha cinta ya existe o es mera conversación. El tema fiscal, sin embargo, es otro componente crucial de la Gobernanza Corporativa, que implica cumplir con la Ley, combatir la corrupción empresarial y tener códigos de ética. Esta es también una lección de esta película.

La inclusión es un aspecto social no menos importante. En la cinta se pueden observar a muñecas de diferentes tonos de piel, todas con el mismo nombre: Barbie®, y los personajes masculinos, su complemento, también presentan a diferentes grupos étnicos. Sin embargo, fallan en incluir a personajes indígenas, no hubo, por ejemplo, un equivalente a Barbie®-Pocahontas. Al respecto, el universo de Marvel-Disney, es mucho más inclusivo pues en diversas cintas han incluido a personajes que hablan dialectos originarios, como el Príncipe Namor en una de las últimas películas producidas, que habla un dialecto de origen Maya, o bien incluyen personajes de la comunidad LGBT+ e incluso incorporan a personajes que no pueden oír ni hablar. La inclusión es un tema que permea no sólo al Gobierno Corporativo, sino a la sociedad, por lo tanto, este elemento también es parte del componente Social de los criterios ASG. La paradoja de la cinta en comento es que hay atisbos de inclusión, pero lo hacen de un modo tibio.

Como sea, la película invita a reflexionar. Más allá de lo superfluo que para algunos pueda ser, lo cierto es que hay varios elementos que llaman la atención y que invitan a pensar sobre el desempeño de las empresas, por lo menos respecto a los criterios Sociales y los del Gobierno Corporativo.

Se publicó la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto de Los Hogares (ENIGH) 2022. Inmediatamente han surgido voces que aplauden y otras que abuchean. Lo que es un hecho es que ahora la desigualdad en la distribución del ingreso es menor que en 2018 y que el ingreso de los más pobres se ha incrementado. Un análisis más serio y profundo implica no sólo mirar hacia el corto plazo, sino analizar las ENIGH de varios años atrás y evaluar desde diferentes perspectivas. Dentro de dos años sabremos si estos resultados consolidan la mayor equidad en la distribución del ingreso o si se regresa al ritmo que se ha tenido en por lo menos los últimos cincuenta años.

Docente de la maestría en Economía, FES-Aragón-UNAM y UDLAP Jenkins Graduate School.

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