Desde el corazón de la crisis de la vaquita marina, nuestra organización colabora con pescadores para fomentar la innovación y la sostenibilidad pesquera, buscando preservar la marsopa más pequeña del mundo

Por Nélida Barajas Acosta

Hace apenas una semana, la Comisión Ballenera Internacional emitió, por primera vez en su historia, una alerta de extinción para la vaquita marina. La advertencia es clara: su extinción es inevitable, a menos que se reemplace inmediatamente el 100% de las redes de enmalle con métodos de pesca alternativos. El tiempo se acaba, y si no actuamos ahora, será demasiado tarde.

Mi primer contacto con este mamífero marino fue a comienzos de los años 90, cuando comencé mis estudios de biología en la Universidad Nacional Autónoma de México. A pesar de que era un tema que crecía en importancia, aún se percibía como algo lejano. Pero el destino tenía algo más reservado para mí.

En julio de 2019, asumí la dirección del Centro Intercultural de Estudios de Desiertos y Océanos (CEDO) en Puerto Peñasco, Sonora, y me encontré en el corazón de la crisis de la vaquita marina. Nuestro edificio alberga el primer esqueleto restaurado de una vaquita, y liderar esta institución significa involucrarse profundamente en la conservación de esta pequeña marsopa.

Foto: Archivo CEDO Intercultural / CONABIO
Foto: Archivo CEDO Intercultural / CONABIO

Desde allí ha existido durante décadas un trabajo estrecho con las comunidades de pescadores artesanales del norte del Golfo de California. La historia de la vaquita marina, entrelazada con la de estos pescadores, es compleja y a menudo dolorosa. Decretos como la Reserva de la Biosfera Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado en 1993 provocaron una profunda desconfianza, que aún perdura en algunos sectores.

La situación actual es crítica: se estima que quedan entre 8 y 13 vaquitas marinas en el mundo. La pesca ilegal, especialmente de la totoaba, cuya vejiga natatoria es codiciada en China, ha llevado a un drástico declive en su población. Pero, a pesar de este panorama desolador, hay esperanza.

Foto: Archivo CEDO Intercultural / CONABIO
Foto: Archivo CEDO Intercultural / CONABIO

Somos testigos de una creciente conciencia y de pescadores que adoptan prácticas de pesca sostenible. Los modelos científicos indican que si se erradica la pesca con redes de enmalle, la especie podría recuperarse y alcanzar 300 individuos en 50 años. Pero esto requiere acciones urgentes y decididas.

Nosotros creemos fielmente en la construcción y no en la confrontación. A pesar de nuestras limitaciones, como la falta de un barco, trabajamos activamente con diversos aliados, promoviendo la conservación del ecosistema y la mejora de la pesca.

Estamos de acuerdo con nuestros amigos pescadores en que las soluciones no deben depender únicamente del gobierno. Debemos impulsar la educación, el desarrollo en la pesca y la acuacultura artesanal, el bienestar de las comunidades, y rescatar y visibilizar el conocimiento tradicional.

Durante años, la vaquita marina ha resistido contra todo pronóstico. Aún podemos ver madres y crías, y contamos con datos alentadores sobre su salud genética. La vaquita marina tiene futuro, pero es crucial actuar ahora. La oportunidad está en nuestras manos, y no podemos permitirnos perderla.

Foto: Archivo CEDO Intercultural / CONABIO
Foto: Archivo CEDO Intercultural / CONABIO

Directora Ejecutiva, Centro Intercultural de Estudios de Desiertos y Océanos y colaboradora invitada, Comunidad 1.5 grados para salvar al planeta

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