Ing. Luis Maumejean Navarrete

Miembro del Comité de Tecnología del CICM

La complejidad de la sociedad actual es manifiesta en varios ámbitos, hay múltiples grupos de interés en temas particulares, las redes sociales retroalimentan los intereses individuales y solo ocasionalmente resaltan aspectos de alto nivel, que deberían ser el marco de referencia de las actuaciones de menor nivel. El tener visión de conjunto no es popular porque esta es lejana al comportamiento cotidiano y muchas veces suena a algo secundario porque no se visualizan resultados pronto, pero el futuro siempre llega y la realidad se impone sin importar si se consideró o no.

Pero la complejidad del entorno implica una relación innegable entre todos los problemas, es imposible atacarlos de forma independiente, se necesita conceptualizarlos como un sistema interconectado en el que todo se interrelaciona. Por ejemplo, la asignación de recursos implica que, al invertir en una causa o proyecto, automáticamente se dejan de lado o se castigan otros destinos potenciales; en los siguientes ejemplos se presentan los ámbitos relacionados que con frecuencia no se consideran en diferentes categorías:

  • Sectorialmente, la urbanización se relaciona de manera indisoluble con el problema del agua, con la energía, la migración, los desechos, la salud, la educación, el crecimiento poblacional, las tasas de urbanización, la movilidad, el entretenimiento, la gobernanza y otras áreas más, rara vez se consideran todos los elementos en un mismo análisis.
  • Políticamente, aparecen decisiones de gobierno muchas veces divergentes de las decisiones económicas y sociales, siendo mundos paralelos, cuando se debe reconocer la misma realidad compartida y el propósito buscado debe ser realista.
  • Geográficamente, lo que sucede en una demarcación inevitablemente impacta a las demarcaciones vecinas, sean países, estados, municipios, alcaldías, colonias o grupos de interés.
  • Temporalmente, lo que sucede hoy es consecuencia del ayer y tiene efectos y consecuencias mañana, y con demasiada frecuencia el análisis de esas consecuencias a futuro está ausente en el análisis.
  • Operativamente, se debe considerar que el mantenimiento de la infraestructura existente puede ser más importante que realizar una nueva inversión, considerando que la falta de mantenimiento implica que una inversión previa se vuelve prácticamente inútil y puede ser más oneroso rehacer por completo la inversión o eliminar el servicio que simplemente dar mantenimiento adecuado.
  • Las decisiones operativas y financieras de las empresas paraestatales con frecuencia se toman fuera de las mismas, con criterios globales y sin contemplar cabalmente las características propias de la operación cotidiana de cada una.
  • Globalmente, se requieren visualizar las tendencias del mundo y los compromisos contraídos por los países dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para aplicarlas a las instituciones del país. Por ejemplo, el calentamiento global exige una transición energética acelerada y el cumplimiento de los tratados internacionales suscritos aplicando medidas particulares.

Estas concepciones parciales de los problemas, con alcance y temporalidad limitados, ha sido la forma habitual de proceder históricamente. Si bien esto facilita en cierta medida la instrumentación de algunos proyectos limitados en sus impactos, resulta restrictivo cuando los proyectos rebasan lo puramente local. Cuando los problemas eran relativamente independientes esto no era un gran inconveniente, hoy todo está interconectado de manera muy estrecha y la forma de ver y abordar los problemas no ha evolucionado al mismo ritmo que el aumento en la complejidad e interconexión.

Dado lo anterior es evidente que se requiere una visión de conjunto del gobierno que permita alinear todos los proyectos y esfuerzos hacia la consecución de los propósitos nacionales; esta visión se ha dejado un poco de lado y es fundamental retomarla analizando las interacciones entre las componentes de los sistemas, contemplar funcionamientos característicos que se pueden prever mediante modelos, estudiar las dinámicas causa-efecto que permiten identificar la evolución probable de los elementos del sistema, sugiriendo cambios y ajustes de manera anticipada y proactiva, y otros aspectos que permiten visualizar posibles problemas futuros para poder garantizar con mayor certidumbre éxitos políticos, sociales, financieros y ambientales de las opciones y proyectos específicos seleccionados.

Paralelamente se requiere un esfuerzo serio de planeación que considere tres elementos:

  • el entorno cambiante, hoy dominado por el cambio climático y las estructuras sociales complejas,
  • el propósito al que queremos llegar como país, que muchas veces no es explícito, y
  • el perfil de nuestros ámbitos de acción y de nuestras responsabilidades que es lo único que podemos regular.

Es indispensable contar con la herramienta sistémica y de planeación y los organismos que atiendan la interconexión de los diferentes esfuerzos parciales hacia el propósito de país y ver el largo plazo más allá de una administración, por lo cual el organismo que tenga a su cargo este esfuerzo debe ser lo suficientemente independiente de las administraciones locales o temporales para no dar soluciones de entidades superiores, debe ser descentralizado pero con una fuerte relación con las administraciones gubernamentales que ejecutan los proyectos; como sucede en muchos países, en la planeación a largo plazo se identifica el tipo de país que la mayoría queremos y a partir de ese propósito ideal desprender las estrategias, propuestas y proyectos concretos de solución a los problemas más inmediatos o más importantes que estarán a cargo de las administraciones en turno, y no al revés, construyendo obras con visiones aisladas que pueden tener impactos no deseados en otros ámbitos u horizontes.

A pesar de que la Ingeniería Civil se enfoca en abordar problemas específicos que inciden en la naturaleza, no podemos eludir la necesidad de contemplar el panorama completo de nuestra situación. Es esencial elevar nuestra visión más allá de propuestas aisladas y conceptualizar las iniciativas considerando los impactos y consecuencias que tendrán en otros ámbitos, adoptar una visión estratégica.

El Colegio de Ingenieros Civiles de México que agrupa a los miembros de esta disciplina en nuestra Ciudad capital, tiene claros los conceptos aquí expresados y tiene la voluntad y el compromiso, en el marco de sus funciones, de participar en los esfuerzos de planeación estratégica del país para lograr los mejores proyectos y su realización en obras y dar ejemplo de una actitud moderna y tecnológicamente avanzada que, apoyando al gobierno, proporcione una visión y una actuación responsable ante las necesidades de la sociedad para lograr una mejor calidad de vida a la población.

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