Aristóteles decía que la Ciudad debía llegar hasta donde se alcanzara a oír la voz de un ciudadano. Qué razón tenía, las zonas urbanas no deben crecer si dicho crecimiento no se ha planeado y por lo tanto no se lleva a cabo ordenadamente.

Héctor González Reza
Coordinador del Comité de Normatividad y Enlace Legislativo del CIC

La dimensión de nuestra gran Capital, alcanza hoy la de una Megalópolis al estar rodeada por las ciudades y zonas metropolitanas de Toluca – Metepec, Cuernavaca – Jiutepec, Puebla – Tlaxcala, y Pachuca - Tizayuca, lo que sumado a los municipios conurbados del Estado de México e Hidalgo y las 16 recientemente nombradas alcaldías, representa la continuidad en muchos casos y la vecindad o cercanía en otros, de más de 150 municipios, por lo que con el avance incontrolado de la mancha urbana se corre el riesgo de unir estos espacios habitados, volviendo inmanejable, inviable e insostenible una urbe de tales magnitudes.

A partir de los años 60, el crecimiento de la Ciudad de México se llevó a cabo sobre amplios terrenos agrícolas y superficies boscosas, cancelando en ellos la infiltración de la lluvia y la consiguiente recarga de los acuíferos, fuente principal del abastecimiento de agua, además de representar altos costos para la infraestructura y el equipamiento; esto es, vialidades, electrificación, distribución de agua y drenaje. Esta ocupación urbana de suelo agropecuario y forestal, se ha dado de dos maneras: a través de desarrollos inmobiliarios y fraccionamientos que cuentan con todos los servicios; y en contraste, mediante invasiones operadas con la complacencia de autoridades, en las que líderes y lideresas amparados en banderas políticas han promovido desde lotificaciones ilegales hasta ventas fraudulentas, asentando a decenas de miles de familias en lugares inaccesibles para los más elementales servicios y en zonas de alto riesgo. El resultado es la inseguridad jurídica y la inseguridad de la integridad física.

De lo anterior son ejemplo a la vista las barrancas del Poniente en las alcaldías Álvaro Obregón, Cuajimalpa y Magdalena Contreras. Viviendas mal construidas en las laderas donde ya se han presentado deslaves y derrumbes; pérdidas materiales y humanas. Además no se cuenta con una red de alcantarillado y menos con un colector marginal, así como tampoco con servicio de recolección de residuos, pues los camiones no pueden llegar a donde las calles se angostan y las pendientes se pronuncian, de ahí que los cauces de esas barrancas que en época de lluvia deberían conducir y absorber el agua para su almacenamiento en el subsuelo, sean receptores permanentes de las aguas negras y la basura que sobre ellos se vierten. Contaminación total a cielo abierto, agravando los problemas ambientales y de salud de quienes viven en esas colonias. Casos parecidos pueden verse en Tlalpan, Tláhuac, Xochimilco y Milpa Alta. Áreas urbanas que se improvisaron sin ninguna planeación.

Esta situación está reconocida en los antecedentes y diagnóstico del Proyecto del Plan General de Desarrollo de la Ciudad de México 2020-2040 y del Programa General de Ordenamiento Territorial de la Ciudad de México, en cuyo proceso de elaboración han presentado propuestas El Colegio de Urbanistas de México y el Colegio de Ingenieros Civiles de México. El Primero principalmente en lo relativo a las Normas Generales de Ordenación Territorial, para que sean claras en su alcance y contenido, así como razonables en número; es decir, aplicables. El Segundo, ha centrado sus propuestas en la urgencia de considerar el Abastecimiento de Agua y su Uso y Gestión eficientes, como un problema cuya atención prioritaria ya no admite dilación, pues la sobreexplotación del acuífero y su cada vez menor recarga por el constante aumento de los asentamientos irregulares en el Suelo de Conservación, formando un suelo periurbano, constituyen un serio riesgo para la seguridad hídrica de la Ciudad de México.

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Esperamos que el proceso de consulta para este Programa recoja inquietudes válidas y recomendaciones asequibles que redunden en un instrumento eficazmente ordenador y que el próximo Gobierno Capitalino lo haga suyo, pues para entonces el Programa se estará casi estrenando.

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