El pasado 31 de mayo concluyó la gestión de Ricardo Salgado Perrilliat al frente de la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional Anticorrupción (SESNA) y con esto se cierra la etapa fundacional de la misma con resultados destacables como el desarrollo de la primera herramienta tecnológica para generar inteligencia, 4 de 6 plataformas del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), con 17 secretarías ejecutivas estatales interconectadas y de la primer politica pública de aplicación nacional para combatir la corrupción que fue la base para 21 políticas de índole estatal.

En realidad, asistimos en estos cinco años, al nacimiento y el proceso de consolidación del proyecto de big data más avanzado, complejo y extenso en México, tal vez de Latinoamérica, de tratamiento masivo de datos, aprovechando el acelerado desarrollo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación del sector público ampliado, que incluye a las entidades públicas gubernamentales (poder ejecutivo) y no gubernamentales (poderes legislativo y judicial, así como organismos constitucionales autónomos, empresas productivas del Estado, tribunales no pertenecientes al poder judicial e instituciones de educación superior, entre otros) en los tres niveles de gobierno.

El big data es una herramienta innovadora para que el mayor acumulador de información en una sociedad, que es el sector público, pueda poner a disposición de las personas y las organizaciones información útil y con valor específico para avanzar en el proyecto de futuro de la gestión pública basada en el e-gobierno, que se basa necesariamente en la transparencia y la participación ciudadana como elementos para el combate a la corrupción.

La estrategia del big data no se reduce a una mera acumulación de información inconexa, sino que está sometida al respeto de principios y reglas que relacionados con los datos abiertos, la transparencia proactiva y la protección de datos personales, lo que exige un andamiaje jurídico-administrativo complejo que se ha ido construyendo desde la primera generación de leyes de transparencia en el 2003 y que tuvo un impulso importante hace siete años con la creación del SNA.

En ese sentido, tal y como lo expresa la SESNA en su página web, “la Plataforma Nacional Digital (integrada por seis sistemas) no es generadora ni un repositorio de datos, sino una plataforma de interoperabilidad que consulta información de diversas fuentes” y los logros reportados en sus primeros 5 años de funcionamiento son muy trascendentes, pero requieren que haya continuidad en el esfuerzo para que concluya el proceso de integración de todas las entidades públicas a la plataforma más allá de su interconexión.

El big data es la conjunción del conocimiento especializado en ciencia de datos y plataformas digitales, para el uso, la visualización y la descarga de datos masivos, con base en la información que se genera en los sistemas operacionales de las entidades públicas para identificar tendencias e integrar resultados de la gestión y con ello mejorar los indicadores de desempeño de las organizaciones y potencializar la relación entre éstas y los destinatarios de los bienes y servicios públicos que producen o prestan.

La búsqueda, selección y análisis de información pública relevante en bases de datos alimentadas con orden y consistencia contribuye a aumentar la productividad de empresas en los diferentes sectores, a una correcta, oportuna y amplia rendición de cuentas, así como a la protección, promoción, garantía y respeto de los derechos humanos.

El big data es una explotación de los datos en forma inteligente y legítima, que permite el análisis de información para elaborar proyecciones sobre la atención de las necesidades sociales más inmediatas o la prevención de conductas desviadas, así como el establecimiento de acciones disuasivas y de combate a la corrupción.

En el libro de “Apuntes sobre las políticas y legislaciones en informática a la luz del Derecho Administrativo Mexicano” de Guy Mazet , publicado por Tirant lo Blanch , el autor parte de la premisa de que el big data se define por dos elementos: su tamaño y la calidad de los datos abiertos y, por lo tanto, no es una mera acumulación de información en un receptáculo compartido, como sucede con gob.mx que es una plataforma que pretende promover la innovación en el gobierno, impulsar la eficiencia, y transformar los procesos para proveer de información, trámites y la participación a la población, pero es insuficiente ya que es un ejemplo de interconexión y desarrolla escasamente la interoperabilidad como, en contraste, si sucede en la PDN del SNA.

La interoperabilidad de las plataformas digitales de los integrantes del SNA es uno de los propósitos explícitos de la legislación y uno de sus principales avances y, por la tanto, la PND “es un instrumento de inteligencia que tiene como objetivo eliminar las barreras de información para que los datos públicos sean comparables, accesibles y utilizables a efecto de combatir cualquier acto de corrupción.” (https://www.sesna.gob.mx/) Su existencia y en el grado de avance en que se encuentra es un gran logro para nuestro país. Hago votos para que el nuevo titular de la SESNA consiga su consolidación con la extensión de la interoperabilidad a todas las entidades públicas en los tres niveles de gobierno.

Investigador del Instituto Mexicano de Estudios
Estratégicos de Seguridad y Defensa Nacionales
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www.carlosmatute.com.mx


 

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