A raíz de la entrega del Paquete Económico 2020 a la Cámara de Diputados, en la pasada columna se comenzaron a listar los nubarrones que pueden desencadenar, eventualmente, tormentas sobre la economía mexicana. El primero es el sombrío panorama que tiene el propio gobierno sobre el crecimiento en este sexenio, similar al tenido en los de Fox, Calderón y Peña Nieto. El segundo versa acerca de la imposibilidad de contener en el mediano plazo la carga financiera de la deuda pública. Y el tercero es la caída en la inversión pública para el año 2020, especialmente en el caso de la infraestructura nacional. Pero, desgraciadamente, el listado aún no termina, por lo que seguimos con otro nubarrón relacionado con el tercero.

4. A pesar de la falta de dinero, la construcción de la refinería en Dos Bocas continuará en 2020. En 2019 se asignaron 50 mil millones de pesos para ello y en 2020 se están asignando alrededor de 41 mil millones. Esto a pesar de que el proyecto adolece de varios problemas. Primero, de acuerdo con quienes son expertos en refinerías, se han subestimado tanto los tiempos como los costos: la de Dos Bocas no podrá estar lista a mediados de 2022 y no acabará costando 8,500 millones de dólares, sino, con mucha suerte, cincuenta por ciento más. Segundo, se comete un error al elegir ese proyecto en particular, pues Pemex podría desarrollar otros en el área de exploración y producción de petróleo que serían mucho más rentables.

El tercer problema es que la mayor parte de la inversión en Dos Bocas no tendrá un efecto multiplicador en la economía, dado que el dinero asignado tiene que ser transferido a las pocas empresas extranjeras que pueden proveer de manera adecuada la maquinaria, el equipamiento y la pericia técnica. Finalmente, dadas las ingentes cantidades de dinero que se tendrán que erogar a marchas forzadas a partir de los últimos meses de este año, la probabilidad de que se susciten actos de corrupción en el proceso de procura crecerá de manera muy significativa.

5. El siguiente nubarrón es el problema del pago de pensiones, el cual siempre representa un dolor de cabeza no solo para México sino para todos los países. En el año 2020 se dedicarán 965 mil millones de pesos al pago de pensiones a los jubilados del Gobierno Federal, IMSS, ISSSTE, Pemex y CFE, entre otros. Estas pensiones son llamadas contributivas, pues, en principio, los pensionados tuvieron que contribuir durante su vida laboral para pagarlas. Pero, desgraciadamente, eso no ha sido siempre el caso; por ejemplo, hasta hace pocos años los trabajadores de Pemex no contribuían en absoluto para sus pensiones. Además, dado el creciente envejecimiento de la población, la carga fiscal por ese concepto crece típicamente más rápido que la propia economía. En efecto, el pago de pensiones en 2020 crecerá más de 6% en términos reales respecto al de 2019.

Pero si ese problema no fuera ya lo suficientemente complicado, el año que entra se planea erogar la cantidad de 139 mil millones de pesos para el pago de las pensiones no contributivas, en particular las correspondientes al Programa de los Adultos Mayores. En total, si se suman los pagos de todas las pensiones mencionadas, se llega a una cifra del orden de 4.2% del PIB lo cual equivale a un poco menos de un tercio de toda la recaudación tributaria a nivel federal. De hecho, la recaudación que se tendrá en 2020 por concepto del impuesto al valor agregado, el omnipresente IVA, no alcanzaría para cubrir el pago de todas esas pensiones.

En nuestra próxima y última columna sobre los nubarrones económicos, se subrayará la importancia de hacer una gran reforma fiscal en México. Pero, como es evidente por lo antes dicho, también se requerirá una reforma del sistema de pensiones, ésta de un mayor calado inclusive que la otra.

Profesor titular del Tecnológico
de Monterrey

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