Por séptimo año, el Instituto para la Economía y la Paz publica el Índice de Paz México. Un análisis de los principales factores y tendencias sobre la violencia y la paz en nuestro país.

Como ya se anticipaba, los resultados no son alentadores: los niveles de paz cayeron 4.3%, descendiendo por cuarto año consecutivo; la tasa de crímenes de la delincuencia organizada aumentó 24%; y en 23 de los 32 estados del país los niveles de paz se deterioraron.

Aunque los homicidios crecieron a un ritmo mucho menor que en años previos -apenas 1.4% comparado con el incremento de 15.7% en 2019-, la tasa por cada 100 mil habitantes llegó a 28, lo que representa un nuevo máximo histórico: más de 35 mil 500 personas asesinadas en 2019.

Al analizar la evolución de las distintas manifestaciones de violencia en México, se despliega más claramente la magnitud del reto frente a nosotros: durante los últimos cinco años, los delitos con violencia crecieron 40% y, dentro de estos, los delitos sexuales aumentaron 60%. La violencia con armas de fuego se duplicó y el narcomenudeo se incrementó 75%. Ni hablar del incremento de 86% en la tasa de homicidios.

Esta proliferación generalizada de la violencia nos muestra un deterioro de la paz a todos niveles, desde el crimen organizado, cuyo combate corresponde al gobierno federal, pasando por la delincuencia común -responsabilidad de gobiernos locales-, hasta las relaciones interpersonales en los espacios públicos y en el hogar.

Para desactivar eficazmente estas violencias, hace falta estudiarlas y comprenderlas a profundidad. El Índice de Paz México 2020 las clasifica en cuatro categorías generales: violencia política, violencia oportunista, violencia interpersonal y conflictos de cárteles.

Aunque estas cuatro categorías pueden estar interrelacionadas de múltiples formas y tienen algunos factores comunes, en realidad su naturaleza es distinta y cada una obedece a diferentes catalizadores. Identificar estas diferencias es fundamental para diseñar estrategias efectivas de atención.

En lo que toca a la estrategia federal, con un cuarto de sexenio transcurrido, la actual administración muestra algunos cambios en las perspectivas desde las cuales se aborda la crisis de violencia en nuestro país. Sin embargo, los programas concentrados en los jóvenes, becas y transferencias promoviendo su empleo, y campañas de prevención de adicciones; aún no han probado su efectividad en la reducción de la violencia.

Así, por una parte, se alimenta la esperanza al observar estrategias más amplias y creativas tratando de atender las causas raíz de las violencias; pero esta esperanza languidece ante la falta de coordinación y vinculación de los programas, la priorización y defensa de la imagen pública sobre la gobernanza, y la apuesta a los liderazgos individuales por encima del fortalecimiento de las instituciones.

No se puede minimizar la responsabilidad central del poder ejecutivo federal en la recuperación de la paz y la gobernanza en México. Sin embargo, a trece años de la crisis de violencia, parece justo también revisar la actuación de los otros dos poderes y de los gobiernos locales. La integralidad de las políticas públicas está vinculada con los marcos jurídicos, las instituciones de impartición de justicia y su implementación a nivel comunitario.

Finalmente, y más allá del ámbito público, en nuestro país se percibe también cierta ausencia de algunos actores y sectores indispensables para la construcción de la paz. Ningún actor puede solo, y la evidencia nos muestra que las sociedades que logran trascender la violencia suelen contar con empresarios comprometidos y generosos, medios de comunicación responsables, y grupos de sociedad civil éticos y apasionados.

A través de la publicación anual de nuestro reporte, quienes representamos al Instituto para la Economía y la Paz buscamos promover una conversación pública y objetiva, que proporcione argumentos e información útil para quienes diseñan las políticas y para quienes se preguntan por qué ha transcurrido un año más sin que llegue la paz que tanto anhelamos.

Director en México del Institute for Economics and Peace.
El reporte completo puede ser consultado en www.indicedepazmexico.org y www.economicsandpeace.org.

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