El día de ayer Irán celebró un funeral de estado en honor de quien fuera considerado el “padre de la bomba iraní”, el científico Mohsen Fakhrizadeh , asesinado el pasado viernes en los alrededores de Teherán. Si bien el homicidio no ha sido reivindicado, el presidente de Irán, Hassan Rohani, aseguró el mismo viernes que se trató de un atentado por parte de Israel, y agregó: "Nuestros enemigos saben que no podemos ignorar tal acto. Responderemos a este crimen de manera adecuada".

Lo sucedido se enmarca dentro de un complejo contexto político, resulta difícil pensar que el momento de este asesinato, a menos de dos meses de la toma de protesta de Joe Biden como presidente de Estados Unidos, sea mera casualidad. Una reacción de Irán podría provocar una escalada de tensión con Israel y dificultar los ya de por sí intrincados planes de Biden de relanzar la vía diplomática entre Washington y Teherán con miras a revivir el acuerdo nuclear.

Luego de más de tres décadas de tensiones entre Irán y Estados Unidos, la poco común coincidencia de presidentes de línea moderada en ambos países, Obama en EEUU y Rohani en Irán, permitió la negociación y firma del acuerdo nuclear en 2015. El Plan Conjunto de Acción Integral, JCPOA por sus siglas en inglés, firmado entre Teherán y cinco potencias más la Unión Europea, implicaba que Irán abandonaría su programa nuclear a cambio de salir del aislamiento económico. Sin embargo, este fue uno de los muchos temas en los cuales la administración Trump dio la espalda al curso de la diplomacia estadounidense de la era Obama. Incondicional aliado de Benjamin Netanyahu, presidente de Israel y uno de los principales detractores del acuerdo nuclear, Donald Trump abandonó unilateralmente el acuerdo en mayo de 2018, impuso nuevas y mayores sanciones contra Irán y adoptó un discurso de demonización iraní.

El regreso a la vía diplomática planteado por Biden respecto a Irán de entrada no se antoja fácil, la nueva administración estadounidense no podrá, como lo hará con el Acuerdo de París, simplemente retomar el lugar que dejo vacante Estados Unidos. Primero por que Irán, en retaliación contra las sanciones estadounidenses, ha relanzado su programa nuclear y actualmente se encuentra en violación del acuerdo. Además, las sanciones económicas y las diatribas trumpistas cayeron como dagas en Teherán y ayudaron a debilitar a los moderados, encabezados por el presidente Rohani y su ministro de Relaciones Exteriores, Javad Zarif. Mientras que en las elecciones parlamentarias de 2020 los conservadores, críticos del acuerdo y reacios a retomar negociaciones con Washington, tomaron el control del Congreso.

El gobierno iraní debe tomar una decisión compleja, como en el ajedrez tendrá que anticipar las futuras jugadas de sus opositores. Puede esperar a la llegada de Biden a la Casa Blanca a fin de cerciorarse de su intención de mejorar la relación bilateral y valorar cual es el campo de maniobra que podrá generarse en Washington para tal propósito. Para ello, Rohani contaría con muy poco tiempo, pues, habiendo completado ya dos mandatos, no podrá presentarse a la reelección presidencial en junio de 2021. Su otra opción, es escuchar el canto de las sirenas y caer ante la provocación de los perpetradores del asesinato, que aunque no se pueda probar completamente quienes son, sí está claro cual es su objetivo. Ellos no pretenden generar ningún retraso en los avances nucleares de Irán, ni tener un efecto disuasorio, sino minar toda posibilidad de retomar los acercamientos entre Washington y la Republica Islámica.

La decisión que habrá de tomar Rohani no es sencilla. Por lo pronto, el parlamento iraní votó por unanimidad una moción para que la muerte de Fakhrizadeh sea vengada por su gobierno, pero a Irán le urge deshacerse de las sanciones económicas y exportar libremente su petróleo. Las salidas diplomáticas a estos problemas parecen comprometidas pero aún existen, siempre y cuando Irán no caiga en la tentación de la venganza que podría desatar ataques israelíes y probablemente también estadounidenses sobre instalaciones nucleares iranís y crear un clima de confrontación que impediría cualquier acercamiento diplomático con la futura administración estadounidense.

Faltan siete semanas para que Biden acceda a la Casa Blanca, pero con este nivel de tensión en medio oriente siete semanas pueden parecer eternas.

@B_Estefan

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