A lo largo de nuestra vida enfrentamos diversas situaciones que, en ocasiones, rebasan el control propio y nos obligan a redirigir el rumbo de nuestro accionar, tal es el caso de las dificultades que ha traído consigo el 2020 en términos sociales y ambientales.

Adaptarse a esta “nueva normalidad” exige cruzar una, aparentemente interminable, lista de emociones y retos, hasta lograr integrar y aceptar dicha experiencia en la cotidianidad. Las estrategias de movilización tradicionales y el activismo habitual también han tenido que adecuarse al contexto sanitario que atravesamos, obligándonos a repensar la forma de comunicar las amenazas ambientales y la manera en la que nos organizamos para enfrentarlas, pues además de vivir una crisis sanitaria, también experimentamos una crisis ambiental.

En este sentido, la resiliencia de nuestro voluntariado en tiempos de pandemia no solo nos ha sorprendido, sino que también nos ha inspirado a continuar de pie en la lucha ambiental en México. Nos encontramos en el momento de reinventar la relación de la raza humana con la madre tierra.

Cientos de voluntarios y voluntarias en nuestro país han hecho sinergia para garantizar la voz activa de la protección del medio ambiente, generando acciones concretas, cambios de raíz, individuales y colectivos, por la defensa de algo más grande que cualquiera de nosotros, pero sobre todo, exigiendo la responsabilidad y justicia ambiental de quienes amenazan la biodiversidad.

El voluntariado no conoce indiferencia o apatía; demostrando, sin duda, que las y los agentes de cambio se encuentran en aquellas personas que están dispuestas a salir de su zona de confort para levantarse, proponer, exigir e iniciar acciones valientes en sus comunidades y llevando como principal discurso “El poder de la gente”, ese que alcanza objetivos, logra cambios y mueve al mundo.

Debido a esto, el voluntariado de todas las organizaciones que luchan por justicia social y ambiental, es clave en el movimiento político de cualquier país.

En palabras de Ban Ki-Moon, Ex-Secretario General de las Organización de las Naciones Unidas (ONU): “El voluntariado es una fuente de fuerza, resiliencia, solidaridad y cohesión social.” Es por ello que en 1985 la ONU declaró al 05 de diciembre como el Día Internacional del Voluntariado, y cada año desde Greenpeace México, una organización fundada por voluntarias y voluntarios en 1971, celebramos, reconocemos y homenajeamos el compromiso de estas valiosas personas, que con su tiempo, esfuerzo y energía, contribuyen a la construcción de un mundo más verde, equitativo y justo.

El momento de despertar ha llegado, las naciones y la sociedad necesitan un cambio sistémico que garantice un futuro para las generaciones actuales y futuras. Esto solo se logrará tomando acción y convirtiéndonos en una ciudadanía políticamente activa que tome como ejemplo a todas las y los activistas que ya se encuentran realizando acciones concretas por el equilibrio socioambiental.

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