Hay legisladores que cuando pretenden ganar popularidad, demostrar a la sociedad su valía, sus infatigables afanes en beneficio de la patria o el muy noble y elevado ideario que los anima, lo único que se les ocurre es prohibir algo. En otros momentos de la vida nacional uno podría creer simplemente que esto lo hacen para intentar borrar la mala fama que les persigue –ese arco reputacional que va del ausentismo y holgazanería, hasta el servilismo y corrupción de que son capaces–, pero en tiempos de severa crisis pandémica, de abrumador desempleo y de rotunda ineficacia gubernamental, cuando asoman la cabeza para prohibir algo uno no puede menos que pensar que están tratando de taparle el ojo al macho del modo más burdo.

Escojo tres ejemplos de diferentes momentos, entre muchos: por legisladores de esa clase no hay cohetes, ni animales en los circos, ni bolsas de plástico, aunque eso no evite en los hechos que muchos barrios amanezcan oliendo a pólvora luego de un sinnúmero de fiestas religiosas, ya no digamos de las patrias; ni que la crueldad contra los animales haya cesado, porque luego del brutal destino a que fueron condenados los animales de circo (cortesía de los “piadosos” zánganos del Partido Verde), esta prosigue en distintos ámbitos y escalas; y de las bolsas de plástico ni hablar, perduran en todo el ámbito informal, que es el dominante, y además, como sabe cualquier enterado en la materia, no son lo peor que le ocurre a nuestros mares y ríos, pero en cambio su prohibición ha generado otros problemas.

En resumen, las horas que pasaron bostezando muchos legisladores mientras se discutían estas brillantes iniciativas, así como las cientos o miles de páginas que les dieron “sustento”, han sido las más inútiles de los anales legislativos del país, no sólo porque en la mayoría de los casos no se cumplen sino porque no resuelven de fondo los problemas que supuestamente buscaban atender.

Ahora han sido los diputados y senadores oaxaqueños los que se han puesto a la “vanguardia” al prohibir la venta de alimentos y bebidas chatarra a menores

de edad. Luego de sesudas deliberaciones –intercaladas quizá con ejemplares bufés de tacos, enchiladas y tlayudas– los tribunos oaxaqueños decidieron que los niños de su querido estado estaban muy gordos y que no era bueno ni sano que pudieran comprar unas Sabritas y una Coca-cola como si nada. Los representantes del pueblo, con cívica conciencia autocrítica, saben que también están pasaditos de talla, pero ellos ya son adultos (ya no les queda más que dar mantenimiento a sus excesos); en cambio, los pequeños, que son el porvenir de la Mixteca, el Istmo, las Sierras y demás regiones del estado, no deben ser expuestos ni un minuto más al consumo de esa basura grasosa y azucarada que tanto daño les está haciendo.

El primero en aplaudir la patriótica resolución de los legisladores oaxaqueños ha sido, faltaba más, el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell. Y cómo no hacerlo, si fueron los primeros en prestar oídos a su diagnóstico más profundo sobre la elevada mortandad que en México está dejando el Covid-19: no es tanto el virus (y mucho menos la falta de atención oportuna, equipo y medicamentos específicos o la no realización de pruebas, qué va) sino el sobrepeso de los mexicanos lo que los está llevando a la tumba.

¿Y de dónde nos viene el sobrepeso? De los alimentos chatarra, que en sus etiquetados ocultan o mienten acerca de su verdadero valor nutricional. Pero mientras se resuelve el tema de los etiquetados de estos productos, los legisladores oaxaqueños ya se adelantaron y, con la impecable lógica de que “muerto el perro se acabó la rabia”, han concretado su prohibición.

Ya otros congresos locales, comprometidos en evidenciar su cortedad de miras, están pensando en emular al de Oaxaca, mientras que algunos senadores ya trabajan en una iniciativa federal. También, desde luego, el doctor Gatell les aplaude y mira con emoción cómo estos legisladores hacen suya la preocupación por el sobrepeso de los mexicanos, que implícitamente explica (y justifica) por qué somos hoy el tercer país con mayor número de defunciones por Covid-19.

Muchos de nuestros legisladores, que combinan atrozmente ignorancia y obsecuencia, en lugar de preguntarse si no se estará haciendo algo mal en la gestión de la crisis sanitaria (al punto de que llevamos semanas en la mortífera cima de la pandemia), o si la estrategia de enférmese, empeore en casa y vaya a morir a un hospital es la mejor, adoptan como suya la explicación de la obesidad nacional como la principal causa de que nos vaya tan mal frente al virus; entonces se se abocan a levantar una prohibición a todas luces inútil y absurda que no impedirá que nadie deje de engordar, porque como todos sabemos los productos chatarra de las grandes empresas, aun en el falso supuesto de que los chicos dejen de consumirlos, son sólo una parte de su dieta; el otro componente, quizás más importante, pasa por las fritangas y “antojitos” de toda laya (ampliamente valoradas por el presidente López Obrador) y por diversos hábitos alimenticios que sólo con información y educación podrían revertirse.

Las prohibiciones son las más elementales respuestas del pensamiento conservador y autoritario. La historia de la ingesta humana muestra que nunca una prohibición impidió el consumo de ningún alimento o sustancia (el efecto de la Ley seca es de sobra conocido). En el siglo que corre, pero especialmente ahora que nos rodea la tragedia en distintos frentes, uno esperaría de los diputados y senadores un mínimo de talento, sentido común y capacidad de debate para llegar al verdadero fondo de los problemas y no buscar “soluciones” demagógicas y disparatadas.

Puede algún diputado o morenista indignado recordarme que no soy nutriólogo; sin embargo, no se necesita serlo para saber que todo esto es una tontería más de las que sirven para justificar el trabajo de muchos legisladores que están viendo pasar el desastre nacional ante sus ojos y lo único que se les ocurre es prohibir que los niños compren un Gansito.

ariel2001@prodigy.net.mx
@ArielGonzlez
FB: Ariel González Jiménez

Google News

TEMAS RELACIONADOS