La violencia de género no distingue etnia, lugar de nacimiento, situación económica o color de piel.

No conozco mujer alguna que no haya vivido por lo menos una manifestación de violencia de género en alguna etapa de su vida.

Las cifras son alarmantes: cuatro de cada 10 mujeres en el mundo han sufrido algún tipo de violencia.

De acuerdo con ONU Mujeres, en México 70% de las mujeres mayores de 15 años han sufrido violencia física o sexual. Existen otras formas de violencia que no dejan marcas visibles, pero son profundamente dolorosas y limitan su desarrollo.

Seis de cada 10 mujeres mexicanas han sido víctimas de violencia sicológica y, de acuerdo con datos generales de la última Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), 29% de las mujeres en México ha sufrido violencia económica.

En los últimos años, las mujeres se han involucrado de manera más activa en actividades económicas. Actualmente, 47% de las mexicanas en edad productiva participan en la fuerza de trabajo.

Sin embargo, seguimos enfrentando violencia en el lugar de trabajo, principalmente mediante estas prácticas: las mujeres son una minoría en puestos directivos y en los consejos de administración; existe una marcada brecha salarial ya que, en promedio, las mujeres ganan 34.2% menos que los hombres por el mismo trabajo realizado; enfrentan discriminación por el falso supuesto de que son las principales responsables de las labores de cuidado; hay muchas mujeres en la informalidad sin ningún tipo de seguridad social; sufren acoso y hostigamiento sexual y existe segregación en algunas áreas profesionales, pues la mayoría de las mujeres se emplea en actividades relacionadas con las humanidades y no con la ciencia y la tecnología. Estas prácticas contribuyen a la formación del famoso techo de cristal que limita el crecimiento profesional de las mujeres y afecta de manera negativa otras áreas de su vida, incluyendo el empoderamiento económico.

El techo de cristal es un conjunto de normas no escritas al interior de las organizaciones que dificulta el desarrollo de las mujeres en el ámbito laboral y están basadas en estereotipos de género. En mi opinión, en México las mujeres no enfrentan un techo de cristal, sino un techo de hierro mucho más obvio y difícil de romper.

El techo de cristal es un acto violento en contra de las mujeres, al cual le tenemos que poner fin. En el sector privado no tenemos que esperar a que ninguna ley cambie para implementar políticas corporativas en favor de la equidad.

El 25 de noviembre es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, dando inicio a 15 días de activismo por el respeto a los derechos humanos. Les invito a tomar consciencia de la gravedad de la situación e impulsar acciones desde las diferentes áreas en las que nos desenvolvemos. Erradicar la violencia de género está en nuestras manos y es responsabilidad de todos.

Empresaria, inversionista de impacto y defensora de los derechos de la mujer

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