Mientras escribo este texto, vienen a mi mente las miradas de angustia e impotencia de las madres que encuentro durante mis recorridos por diferentes colonias y comunidades, buscando la atención mínima que el Estado mexicano debe brindar a sus hijos: las vacunas que antes estaban al alcance en cualquier centro de salud, tratamientos oportunos y efectivos para cualquier enfermedad, alimentación adecuada, acceso a la educación… entre muchas otras.

Son quizá las más informadas, porque muchas más, antes que vacunas y escuela, están preocupadas por lograr un ingreso y, al menos, llevarles de comer.

El momento es crítico, hoy agravado por recortes presupuestales de un gobierno que argumenta austeridad y condena así a los más pobres, cuando, como decía Gabriela Mistral, “la infancia servida abundante y hasta excesivamente por el Estado, debería ser la única forma de lujo que una colectividad honesta se diera, para su propia honra y su propio goce”.

Cifras de la asociación civil Pacto por la Primera Infancia, que promueve la inversión desde la gestación hasta los primeros seis años de vida, revelan que en el Estado de México más de la mitad de las niñas y niños menores de 6 años viven en condición de pobreza; alrededor de uno de cada 5 niñas y niños de entre 1 y 4 años de edad, padece anemia; solo uno de cada 4 niñas y niños de un año cuentan con el esquema completo de vacunación; uno de cada 5 niñas y niños menores de 5 años cuentan con al menos una evaluación del desarrollo infantil temprano; solo uno de cada 100 menores de tres años asisten a algún programa de educación inicial y apenas 5 de cada 10 niñas y niños de entre 3 y 5 años, tienen acceso a educación preescolar.

En medio de recortes presupuestales, eliminación de políticas públicas para la niñez y el desmantelamiento de instituciones para garantizar los derechos de la infancia, las madres y padres debemos tomarnos como personal la elección para renovar la gubernatura en el Estado de México, este 2023. Cada día cuenta en oportunidades para el desarrollo pleno de las y los menores de edad que, al no votar, son invisibilizados por la ocurrencia y el clientelismo de Morena y su gobierno.

Las y los mexiquenses iremos a votar el próximo 4 de junio para renovar la gubernatura, luego de una campaña de profundos contrastes, donde no podemos limitarnos a comparar propuestas y perfiles, pues las candidatas y sus partidos no pueden apelar solamente a nuestras expectativas para pedir confianza, deben, sobre todo, garantizar credibilidad a partir de evidencias.

Ayer, las únicas dos candidatas a la gubernatura mexiquense, Alejandra del Moral y Delfina Gómez, firmaron públicamente el Pacto por la Primera Infancia, una etapa de la vida donde “se desarrolla el 90 por ciento de nuestro cerebro y con él, las capacidades físicas, intelectuales y emocionales que determinarán nuestro bienestar, salud, felicidad y éxito a lo largo de la vida”, según explicó la organización nacional del mismo nombre, que aglutina a 485 asociaciones vinculadas al tema.

“Prometer no empobrece, dar es lo que aniquila”, nos advierte la sabiduría popular y por eso es indispensable recurrir a la evidencia: solo la candidata de la Coalición PRI-PAN-PRD-Nueva Alianza, se comprometió previamente a recuperar programas como las Estancias Infantiles, las Escuelas de Tiempo Completo, y a implementar el Seguro Popular Mexiquense.

En la actual administración del Estado de México, persisten muchos retos en torno a la primera infancia. Sin embargo, ante la desaparición de las estancias infantiles, el gobierno estatal implementó la estrategia Bebés más fuertes, que promueve la estimulación temprana, la lactancia materna y la atención de los menores de 3 años; en medio del confinamiento al que nos obligó la pandemia, realizó en cada uno de los municipios Caravanas por la justicia cotidiana, impulsando el registro oportuno de nacimientos y, a través del SIPINNA estatal, promueve políticas sectoriales e intergubernamentales de atención a la niñez y adolescencia.

Morena y sus aliados por su parte, representan la indiferencia y los retrocesos en torno a la niñez y la adolescencia. La educación inicial obligatoria que llevaron a la Constitución es letra muerta sin recurso alguno y hoy, además de los recortes a salud, educación y alimentación, pretenden subordinar el SIPINNA al Sistema Nacional DIF.

Como madre, mexicana y mexiquense, voy con la Coalición Va por el Estado de México y Alejandra del Moral, porque recordando de nuevo a Gabriela Mistral, “muchas de las cosas que necesitamos, pueden esperar, pero la niñez no puede. Su nombre es hoy.”

Diputada federal reelecta por el Distrito 27 del Estado de México.

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