La premisa de The Unbearable Weight of Massive Talent (USA, 2022) es por demá alucinante: imaginen una película donde Nicolas Cage se interprete a sí mismo y lo veamos luchando por levantar su carrera luego de las múltiples películas alimenticias que ha filmado en tiempos recientes.

Lo extraordinario en todo caso es que el propio Nicolas Cage haya aceptado participar en esto que se siente como un disparatado autohomenaje que no está exento a las referencias de rigor a las múltiples cintas de culto que tiene en su filmografía el sobrino de Francis Ford Coppola: Peggy Sue, Rising Arizona, la ya mencionada Leaving Las Vegas, The Rock, Magnolia, y más

recientemente Mandy y Pig, por mencionar solo algunas.

En este, el segundo largometraje del cineasta Tom Gornican, Nicolas Cage está en quiebra (debe 600 mil dólares a un hotel), a medio proceso de divorcio, pierde un papel que probablemente sería su gran regreso y por su fuera poco, su hija adolescente (Lily Mo Sheen) se avergüenza de él y su manía por hablar de películas viejas que a nadie le importan como por ejemplo El Gabinete del Dr Caligari (1920).

Desesperado, decide aceptar la última oferta que su inútil agente le encontró: acudir a una fiesta de cumpleaños de un poderoso magnate español llamado Javi (Pedro Pascal, magnífico) que a la sazón no solo es fan de Cage sino que planea entregarle un guión de su propia autoría pensado en la estrella de Hollywood.

La cinta inicia como un autohomenaje sumamente divertido donde vemos como Cage pierde un papel justo por la intensidad de ser Nicolas Cage. También vemos cómo se decepciona de que su propia hija no sepa nada de cine. La apuesta se duplica cuando aparece en escena Javi (Pascal) quien en el fondo no es sino un fanboy millonario de Cage. Javi sabe perfectamente quién es el Doctor Caligari, y no sólo eso, le muestra a Cage por qué Paddington 2 (King, 2017) es la mejor película.

Hasta aquí todo bien con esta buddy movie con un rapport cómico inesperado entre Pascal y Cage. Pero rumbo a la mitad, el director y también guionista Tom Gormican (junto con -Kevin Etten) deciden pisar a fondo el acelerador del absurdo (al fin y al cabo esto es una película de Nicolas Cage) para crear una tercera subtrama donde unos torpes agentes del FBI (Tiffany

Haddish y Ike Barinholtz) le informan a Cage que sospechan de Javi, ya que todo indica que es un narcotraficante que además tiene secuestrada a la hija de su rival político.

El sinsentido se apodera de todo el filme, las digresiones cinéfilas, las referencias, o incluso las conversaciones entre Nicolas Cage joven y Nicholas Cage viejo (gracias a la magia del CGI), dejan de ser suficientes para poner atención a la pantalla, ya no digamos para ver algo interesante.

El resultado es una comedia irregular, demasiado disparatada (incluso para ser una cinta de Nicolas Cage), que si bien no es un desastre, se siente como una oportunidad desperdiciada. Tener a Cage y desperdiciarlo en una historia mediocre es el juego más meta que esta película

puede ofrecer.

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