Lleva seis meses en cama, padece una enfermedad grave y dolorosa. Cuando se da cuenta que es el fin, Tecuichpo manda llamar a sus hijas, Isabel y Catalina , novicias las dos del convento de la Concepción, educadas por la orden de los agustinos. Les dicta su testamento en náhuatl y ellas traducen su voluntad al amanuense Juan Altamirano, quien lo escribe de puño y letra en español del siglo XVI con los priores agustinos como testigos. Cuentan que ese día, 11 de julio de 1550, al morir quien fuera la última princesa mexica, doblaron las campanas de todas las iglesias de la ciudad. Y 10 años después, el original de aquel invaluable documento se perdió durante 200 años.

Lo encontraron Blanca Barragán Moctezuma y su esposo Jesús Juárez , en 1994. Después de recorrer Europa en su búsqueda, desde el Archivo de Indias en Sevilla (donde hallaron una copia), hasta Alemania y Francia , tres o cuatro años después, con el apoyo de la historiadora Patricia Galeana , lo localizaron en los sótanos de Palacio Nacional en Ciudad de México . Finalmente, en 1996 el documento oficial con Cédula Real se pudo apreciar públicamente en el Archivo General de la Nación, donde hoy se conserva. Al final se lee: “(…) y porque no se escribir por mí y a mi ruego lo firmó el dicho padre prior, y los demás testigos que supieron firmar…”

El párrafo más importante del testamento de Tecuichpo, Águila Real, Señora de Anáhuac, Benefactora de Ecatepec , Señora de Azcapotzalco , de Tacuba , Tula y Tultenango es, quizá, en el que libera a todos los esclavos que trabajaban para ella. Junto con el documento, adosado al Libro de Tierras, se encontró la genealogía completa de la familia Moctezuma desde el siglo XVI hasta 1921.

Descendiente en decimoquinta generación, Blanca recuerda que fue su abuela Esperanza quien le contó toda la historia familiar que se ha transmitido de generación en generación. Ella le encomendó el rescate de los aposentos de Moctezuma robados por Hernán Cortés, incluido el Penacho, y buscar el testamento original de “Flor de algodón”, Tecuichpo. Y en esa misión lleva 35 años.

En las capitulaciones testamentarias la princesa les pide a sus hijos que se autonombren “Moctezuma” y el nombre se convierte en apellido. Tecuichpo Ichcaxóchitl (1509-1550), hija mayor de Moctezuma Xocoyotzin , tenía 41 años cuando muere. Su historia es larga. La casan de niña con Cuitláhuac y al fallecer éste, con Cuauhtémoc. Viuda del último tlatoani azteca, la toma Cortés , la bautiza “Isabel”, abusa de ella y nace Leonor. La casa con Alonso de Grado, luego con Pedro Gallego de Andrada (nace Juan de Andrada Moctezuma) y al enviudar de nuevo se casa con Juan Cano de Saavedra . Con él procrea a Pedro (cura agustino), Gonzalo (inicia descendencia en México), Juan (se va a España y tiene una hija Isabel que algunos confunden con su abuela Tecuichpo), Isabel y Catalina.

Tecuichpo se convierte en mediadora entre los españoles y los indios. Funda el Hospital de San Juan de Dios (hoy museo Franz Mayer ), donde da asilo a los necesitados. Y dado que contribuye a la construcción del Convento de San Agustín (después Biblioteca Nacional), ahí se depositaron sus restos.

Como bella, inteligente, rica y culta se refieren a ella múltiples testimonios. Desde códices y crónicas coloniales hasta Del Valle Arizpe y Hugo Argüelles en cuya obra Águila Real la retrata. Para Blanca, que asesoró al dramaturgo, es “la abuela del mestizaje”.

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