“Tu esposo dio positivo a Covid-19, permanecerá hospitalizado”, escuchó Angélica, quien acompañó a su marido al Hospital General de México luego de que él tuviera fiebre y dolor muscular. La trabajadora social que dio esta información a la mujer de 45 años fue pieza fundamental para que no entrara en pánico, pues se convirtió en el enlace entre su esposo, los médicos tratantes y ella, quien por ser caso sospechoso tuvo que aislarse en su hogar.

“Todo el tiempo me mantuvo al tanto de la salud de mi esposo, tuvo que quedarse en el hospital porque tenía problemas para respirar, pero no necesitó intubación. Toda esta información la supe por teléfono, la trabajadora social me daba santo y seña de cómo estaba y eso me hacía estar tranquila”, cuenta.

Adriana Wilton, jefa del departamento de Trabajo Social del Hospital General de México Eduardo Liceaga, enfatizó que durante esta pandemia la labor de los trabajadores sociales ha retomado relevancia, porque ante la imposibilidad de las visitas o de tener mayor contacto con los pacientes que tienen Covid ellos fungen como vínculo entre los enfermos y sus familias.

“En primer instancia, somos pieza fundamental porque en este juego de ajedrez somos el vínculo entre médicos, familiar y paciente. Nuestro trabajo no sólo es brindar asistencia social a la familia, sino conocer de pe a pa la situación de cada persona que ingresa a la unidad médica y así poder dar información en tiempo real a los que están afuera en espera de noticias”, asegura.

La especialista, que está a cargo de un departamento de 155 personas, destaca que al inicio de la pandemia se tuvieron que implementar estrategias de contención emocional. “Todos los días veníamos con incertidumbre de lo que íbamos a enfrentar, por eso cada día hacemos un replanteamiento de la distribución del recurso humano; algunos compañeros se tienen que quedar en casa por seguridad. Ha sido complicado, pero estamos en pie de lucha”.

Carlos Arteaga, director interino de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), considera que por años se ha mantenido invisible la figura del trabajador social, que es un mediador entre los servicios que presta la institución y las necesidades la población, en su mayoría de la más vulnerable.

“El trabajo social presta un servicio como derecho. Me parece que esta vinculación directa con los familiares de los enfermos, garantizando sus derechos, nos hacen que el servicio que se da no sea una cuestión de buena voluntad. Se vincula con los más vulnerables y podemos actuar como mediadores con los servicios que presta la institución y las necesidades que tienen al llegar a la unidad médica”, comenta.

Lamenta que al ser un personal pocas veces tomado en cuenta se ha visto desprotegido y en muchas ocasiones no se le proporciona equipo de protección personal.

“El llamado a las autoridades es que, si bien no estamos en las áreas críticas, también requerimos equipo de protección. Se nos tiene que considerar como una parte importante de los equipos de trabajo y recordar que es nuestra labor hacer que se respeten los derechos humanos y sociales, y luchar contra la discriminación y arbitrariedad”, dice.

Menciona que otra labor de este gremio es ajustarse a los recursos del sector salud y distribuirlos de la mejor manera con la finalidad de atender al mayor número de mexicanos con calidad y calidez.

“No hay que perder de vista que otra tarea importante es la de ajustarnos a los limitados recursos del sector salud, porque nuestro sistema es muy deficiente si lo comparamos con otros; es un mundo distinto, en donde existe escasez de recursos, gran demanda de atención y hay muchas contradicciones entre lo que solicita la población con lo que cuentan las instituciones. El trabajador social busca canalizar las necesidades de esta población de manera que no se genere un conflicto, ese es nuestro trabajo”.

Resaltó la iniciativa La ENTS en tu Casa, que ofrece acompañamiento a la sociedad a través de los ejes: la comunidad en la escuela, salud física y emocional, atención a las familias y análisis y reflexión.

“Desde marzo implementamos esta iniciativa, que ha atendido a 3 mil 879 alumnos, 476 profesores y 509 personas externas. El fin es acercarnos a la población y saber cómo viven este proceso de confinamiento, de nueva normalidad”, relató.

En cuanto a salud física y emocional, Carlos Arteaga mencionó que se han programado actividades virtuales para su cuidado. “El objetivo es proporcionar acompañamiento sicoemocional a quienes lo requieran. Un tema que ha sobresalido es la violencia que viven las familias de algunos de nuestros alumnos, por eso focalizamos los esfuerzos hacia esos rubros”, indica.

Javier Hernández, trabajador social operativo en el área de Urgencias de un hospital pediátrico, dice que además de dar atención con calidez, su labor es contribuir a que la familia de los pacientes potencialicen todas sus capacidades y en conjunto resuelvan su problemática.

“Habrá quien nos diga que no tiene dinero y para ello se identifican redes de apoyo económico o de transporte. Nuestro trabajo va enfocado en conocer las necesidades, carencias y demandas que tiene la población usuaria y buscar soluciones, no sólo por Covid-19, sino siempre”.

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