Ciudad de México.- Adolescentes y niñas que viven en pobreza extrema no acuden a la escuela cuando están en su periodo menstrual porque, ante la falta de recursos, no pueden comprar toallas sanitarias o tienen miedo de manchar su ropa.

De acuerdo con Lorena Vázquez Ordaz, directora ejecutiva de The Hunger Project México, en localidades de Chiapas, Oaxaca y la Huasteca Potosina, el problema se agudiza porque en las comunidades las familias no cuentan con sanitarios con todos los servicios.

“Tienen letrinas que normalmente son un hoyo, las niñas no van a la escuela por miedo a mancharse y al no contar con las instalaciones adecuadas, su higiene íntima no es la adecuada”, indicó.

Por ello, la organización ha trabajado en Catishtic, una localidad de San Juan Chamula, Chiapas, para enseñarle a las mujeres a construir baños con regadera y puerta para que puedan asearse de forma segura.

En Chiapas, tres de cada 10 personas viven en pobreza extrema, de acuerdo con el último reporte del Coneval.

El proyecto enseña a las niñas y adolescentes diversos métodos de construcción y estilo de instalaciones sanitarias.

Ellas diseñaron su propio baño, seguro y apto para atender sus necesidades.

“Las niñas entendieron que no tienen que depender de nadie más para resolver un problema que les es tan vital, como la higiene íntima”.

Lorena Vázquez considera que quienes realizan las políticas públicas y quienes toman las decisiones, en su mayoría son hombres que no consideran estos temas tan importantes para las niñas y adolescentes.

Lorena comenta que en las visitas a comunidades marginadas han encontrado casos de jóvenes que fueron víctimas de abuso sexual durante el trayecto para ir al baño.

Como las letrinas están fuera de la casa, las adolescentes tienen que salir durante la noche, a oscuras, y en ese momento sufren ataques sexuales.

Maestra regala toallas sanitarias

Janett Violeta Andrade es profesora de matemáticas en la Escuela Secundaria Antonio Caso, de Cuautla, Morelos desde hace once años.

Cuenta que el primer día del ciclo escolar le aconseja a las jóvenes que lleven una toalla sanitaria en la mochila, "pero son olvidadizas, y al final me piden (toallas).

"En mis tiempos nadie nos hablaba de ese tema y cuando me bajó por primera vez, me bañé como cinco veces en el mismo día", recuerda la profesora Janett Violeta Andrade , quien siempre lleva toallas sanitarias para regalárselas a las adolescentes, a pesar de que en la escuela donde trabaja hay una máquina que vende cada artículo a cinco pesos.

Sobre el tema, la profesora considera que las niñas y adolescentes no platican con sus madres sobre el periodo menstrual.

"Me preguntan cómo se pone (una toalla sanitaria) y les da vergüenza hablar del tema".

En su experiencia como profesora ha notado cómo las niñas, aun en tiempo de calor, se cubren con el chaleco o suéter de la escuela, porque tienen vergüenza hasta del crecimiento de su busto.

Asimismo, un gran número de ellas no sabe que es la menstruación y menos como manejar esta situación.

Cabe destacar que pese a que la maestra Janett da clases de matemáticas y el programa de estudio no toca temas de educación sexual, la mentora no desaprovecha la oportunidad para hablar con las madres de familia, principalmente, para que conversen del tema con sus hijas.

Indica que tal vez porque ella no recibió información al respecto, es que ahora se preocupa por sus alumnas.

Toallas y tampones sin impuesto

En Kenia, por ejemplo, el gobierno está asignando recursos para que las instituciones educativas ofrezcan toallas sanitarias a las niñas y adolescentes, ya que las jóvenes utilizaban trapos viejos, papel sanitario e incluso hojas de cuaderno para atender su periodo.

De acuerdo con Gina Din, representante del Fondo de Población de Naciones Unidas en Kenia, una de cada 10 niñas falta a clases e incluso luego de algún tiempo abandona la escuela por problemas relacionados con la menstruación.

Por ello, en 2013 la Asamblea Legislativa de África Oriental solicitó a los estados socios liberar de impuestos a las toallas sanitarias y otros productos de higiene menstrual con el fin de que estuvieran al alcance de las jóvenes de menores ingresos.

La funcionaria señala que en Kenia las adolescentes pierden 24 semanas de escuela durante la educación secundaria porque no tienen el ingreso suficiente para comprar toallas sanitarias, así que se quedan en casa para evitar que la ropa se les manche en público.

Desde 2013 y con el propósito de hacer visibles los problemas que rodean a la menstruación y los tabúes sociales, se creó el Día Internacional de la Higiene Menstrual, el cual se celebra cada 28 de mayo y es apoyado por 350 organizaciones de todo el mundo.

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