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Doña José lleva más de 40 años viviendo en la colonia Palmitos, construida en el cerro Cubitos, localizado en el “barrio alto”, considerada como una de las colonias más peligrosas de Pachuca, la capital hidalguense.

La mujer de 63 años fue una de las primeras que colonizó el cerro, donde formó su familia, compuesta por dos hijos y cuatro nietos. Su rostro quedó plasmado en uno de los murales hechos con técnica grafiti que componen el Macromural Pachuca se pinta, que tiene una extensión de 34 mil metros cuadrados y el cual se realizó como una estrategia para disminuir los índices delictivos de esa colonia.

El rostro de doña José sosteniendo entre sus manos unos cubos de colores es el mural con el que inicia el recorrido a la segunda etapa de este macromural, la cual fue inaugurada a finales del año pasado y abarcó una superficie de 19 mil metros cuadrados. La imagen de doña José plasmada sobre uno de los muros de esta colonia representa la protección de los mayores a la comunidad.

Para llegar al retrato de doña José, el primero que conforma el mural, hay que subir la pendiente del cerro Cubitos, con sus calles accidentadas y estrechas que tienen poco más de cuatro metros de ancho.

La mujer de 63 años comenta que antes se presentaban muchos robos en la colonia, que había mucha violencia, porque había muchos “grupitos de chavos que se peleaban”, pero dice que ahora hay mayor vigilancia y que todo “está más tranquilo”.

Los murales en el cerro de Cubitos se realizaron como parte de la segunda etapa del Macromural Pachuca se Pinta, el cual requirió de una inversión de 4 millones de pesos, además forma parte del Programa Nacional de Prevención del Delito (Pronapred) y fue coordinado por la Secretaría de Obras Públicas y Ordenamiento Territorial (SOPOT), en coordinación con el Consejo Estatal de Seguridad.

Los muros de las casas del cerro de Cubitos tienen plasmados los rostros de los habitantes fundadores de la colonia, así como pasajes históricos de la ciudad de Pachuca. En uno de los muros se observa a trabajadores extrayendo minerales de una mina y en otro más se plasma un horno de cremación para quemar a los animales de carga muertos utilizados para la minería y controlar los problemas de sanidad que se presentaron en la región a finales del siglo XIX, con más de 100 años de antigüedad, que está al interior de la colonia Palmitos.

Los colores verde, amarillo, rosa azul y morado de la colonia Palmitos sobresalen en medio de la mancha urbana de casas que se asentaron en el cerro de Cubitos. Para recorrer esta colonia hay que subir las pendientes y descender por los callejones de poco más de un metro de ancho; caminar por las escalinatas y escarpados que se convierte en una labor titánica en temporada de lluvia.

“Es muy difícil pasar cuando llueve, se ponen más resbalosas las calles y hay que caminar con cuidado para no caerse”, cuenta doña José.

El colectivo Germen Nuevo Muralismo fue el encargado de organizar a la comunidad para que todos los habitantes participaran en su realización. En 2015 se llevó a cabo la primera etapa de este macromural en el cual se pintaron 200 casas del cerro de Palmitas, lugar del que toma nombre esta colonia; con lo cual se ha convertido en el mural más grande de América Latina.

La colonia Cubitos fue fundada por mineros que poco a poco fueron construyendo en el cerro y afianzándose del lugar, doña José se dedica al hogar, pero por las tardes saca su puesto de quesadillas para tener un “dinerito extra”. Sus dos hijos, uno de 45 y el otro de 43 años, trabajan en una fábrica y colaboraron en la realización del mural.

Enrique Gómez, también conocido como Mibe ,es cofundador del colectivo Germen que se encargó de organizar a la comunidad para la realización del macromural; comentó que al principio no todos los habitantes estaban de acuerdo con el proyecto porque pensaban que “pintarían cosas feas”, pero conforme se fue socializando la iniciativa y se realizaron explicaciones a los vecinos que las pinturas plasmarían momentos históricos de la colonia, se fueron interesando en la realización del mural.

“Este proyecto tiene que ver con prevención. Lo que estamos haciendo es previniendo los factores de riesgo que se manifiestan en las comunidades, la cultura y el arte son un derecho, no un souvenir, entonces tiene que estar en los lugares de mayor necesidad para que el arte y la cultura transformen su forma de entender el espacio público, porque para nosotros el espacio público es un lugar de participación e inclusión”, dijo.

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