Miguel y su hermano Josué caminaban por un tianguis en la colonia Real de Tultepec, en el Estado de México. Se acercaron a una señora. Le habían echado el ojo para quitarle celular y bolsa. Miguel, quien había consumido drogas poco antes, fue el encargado de intimidarla: “¡Déme su celular!”, le gritó entre amenazas.

Los dos muchachos, de entre 25 y 30 años, despojaron a la mujer de sus pertenencias y se echaron a correr, mientras ella pedía ayuda desesperada. Miguel y Josué intentaron escabullirse entre los puestos y la gente, pero no habían pasado ni 20 minutos cuando la gente los tundía a golpes.

“Ni intentamos defendernos. Nos tiraron al piso y nos hicimos ‘conchita’. Solamente nos cubrimos la cara mientras nos golpeaban”, relató Miguel.

Una patrulla que llegó al lugar detuvo a la turba y les salvó la vida. Fueron trasladados al Reclusorio Sur, en Xochimilco.

La mujer sólo pudo reconocer a Josué, quien sigue preso, esperando su proceso por robo. Miguel, quien contó la historia, está libre.

Crecen casos