Emiliano Cortés se levantó muy temprano, combinó sus lentes verdes con su camisa favorita del mismo color y le pidió a su mamá peinarlo “muy guapo” para asistir al Palacio Postal de la Ciudad de México a enviar su carta para los Reyes Magos.
Para él, acudir es casi obligatorio, pues le encanta y confía en que el único medio efectivo para hacer llegar su lista de peticiones a las manos indicadas es el Servicio Postal Mexicano.
“Me alegra que después de la pandemia se retomara este espacio con todos los cuidados posibles. Me preocupaba que no fuera así por los contagios y [la variante] ómicron, pero decidimos asistir porque hace un año mi Emiliano estuvo muy enojado con el virus porque no lo dejó enviar su carta por correo desde acá”, cuenta la mamá del pequeño en entrevista con EL UNIVERSAL.
También existe una alternativa para quienes deseen evitar el contacto social o vivan fuera de la Ciudad de México: crear su carta por cuenta propia y llevarla a alguna de las 337 oficinas postales ubicadas a lo largo de toda la República, pues todas fueron habilitadas para este servicio.
Santiago Francia, de 15 años, acudió por primera vez al Palacio Postal para esta actividad cuando tenía siete y, desde entonces, no ha faltado por el temor de que su solicitud no sea recibida.
“Si venimos aquí a mandarla, la carta le llega a los Reyes sin falta. El año pasado tuve que dejar una en el árbol y mandé otra por correo, por eso no me trajeron todo, pero este año voy a pedir un equipo de montañismo, un celular y un teclado, y tiene que llegar porque vine”, asegura Santiago.