El Salón Tesorería de Palacio Nacional se transformó en una sala de conciertos que puso a bailar a funcionarios del gobierno federal.

Ayer, el presidente Andrés Manuel López Obrador dedicó su conferencia mañanera a la música de Oaxaca y a entregar instrumentos musicales para bandas de las ocho regiones de esa entidad.

El Salón Tesorería se inundó con un ambiente de fiesta gracias a la música del ensamble de siete bandas que en una demostración de perfecta sincronía, ritmo y cadencia interpretaron sones y jarabes mixes, Nereida y Canción Mixteca, que hicieron bailar al titular de la Profeco, Ricardo Sheffield.

Pero donde la ejecución tuvo su mayor belleza fue cuando las niñas y niños, jóvenes y mayores, interpretaron Dios Nunca Muere, de Macedonio Alcalá, considerada el himno de Oaxaca.

—“¿Y las preguntas de la mañanera?”, — le dijeron al Presidente.

—“Mañana preguntas y respuestas. Empezamos bien la semana, ¿para qué cosas feas? Nada de los corajes ni los gestos, nada de eso. Alegría”, destacó.

Ahí, López Obrador entregó instrumentos musicales que se adquirieron con 16.2 millones de pesos que se obtuvieron en una subasta del Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado.

“Es un millón de veces mejor una flauta que un fusil”, dijo.

La “mañanera musical” también sirvió para recordar que hace unos días López Obrador firmó un decreto presidencial con el cual se crea la comisión presidencial que dará reconocimiento jurídico al Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe (Cecam), que definirá los mecanismos para que esa institución pueda tener los recursos públicos para su debido funcionamiento.

El Mandatario vio su reloj y expresó: “Son las siete y media, da tiempo; no, pero no para preguntas, para escuchar el himno mixteco del maestro Alavés, compuesto en 1915, si se puede, la Canción Mixteca.

Sueña con tocar en Francia

Ahí estaba Kevin Emmanuel Maya Martínez, uno de los 108 niños y jóvenes que deleiteron al Presidente. Su sueño es tocar en la Filarmónica de París. Tiene 11 años y desde hace cuatro toca la trompeta porque su abuelo le enseñó las notas y el amor al instrumento.

“Cuando tenía cinco años mi abuelo me quería enseñar, pero yo no quería, luego no estudié. Vi cómo tocaba, cómo estudiaba y me empezó a gustar y me dio clases”, dice el niño originario de Villa de Zaachila, en el Valle Central de Oaxaca.

Kevin Emmanuel cursa el sexto año de primaria y también música. Es el mayor de tres hermanos. El músico de ojos transparentes, que le va a las Chivas del Guadalajara, dice mientras sonríe que su sueño es tocar en la Filarmónica de París, porque le gusta cómo tocan y cómo hacen sus matices, como los ejecutó él para el Presidente.

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