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Para Sonia no fue normal sangrar al cuarto mes de embarazo; tampoco el dolor abdominal que le impedía dormir. Angustiada, les pidió a su esposo y a su papá que la llevaran al médico, pero en Tepoztlán, Morelos, donde viven, ningún consultorio particular la quiso recibir; un doctor les dijo que se fueran al Hospital de la Mujer en la Ciudad de México.

“Nos mandaron para acá porque hay buenos especialistas. Llegamos a urgencias antes de las seis y sí la aceptaron; entré con ella porque ya no aguantaba el dolor y la atención fue muy buena, casi con preguntarle sus síntomas una doctora dijo que tenía embarazo molar. Por lo que entendí, no tenía bebé, sólo una masa grande, como un tumor, y le tuvieron que hacer un legrado”, comenta su esposo.

Las pancartas colocadas por miembros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud en donde se informa al usuario que “los empleados de este hospital lamentan las deficiencias que existen en la atención de nuestros pacientes, derivado del recorte presupuestal, de personal e insumos”, no pasó inadvertida para José, quien también escuchó que a otros pacientes les han pedido material con el que ya no cuentan.

“Hasta ahorita mi esposa no ha necesitado algún medicamento o material, sólo me dijeron que en caso de que requiera de algún análisis se tendrá que hacer por fuera porque por el momento no hay laboratorio, pero sí he escuchado que el hospital carece de medicamentos, que se les están acabando las gasas y el material de sutura. Se ven preocupados”, dice mientras en compañía de su suegro espera noticias de Sonia.

En oficio dirigido a Benjamín Orozco Zúñiga, encargado de despacho de la Dirección General del Hospital de la Mujer, se detalló la falta de equipo médico y como consecuencia los límites que tienen los profesionales de la salud para brindar atención de calidad, además de que se pone en riesgo la vida de los pacientes, por lo que especialistas de diferentes áreas anunciaron que dejarían de atender.

“Ante la carencia de insumos como estudios de laboratorio básico y suturas quirúrgicas, así como espacio para atender recién nacidos prematuros y graves, le informamos que la atención de las pacientes en las áreas críticas del hospital como urgencias, unidad tocoquirúrgica y terapia intensiva no será posible, ya que existe un elevado riesgo de complicaciones materno-fetales graves y mortales”, advirtió el documento.

Erick García, jefe de la unidad tocoquirúrgica; Alejandra Corona, médico de terapia intensiva, y Carlos Moreno, jefe de urgencias, firmaron el oficio en el que indicaron que no ofrecerán servicio “por posibles implicaciones legales para el personal que brinda la atención de las pacientes”.

Los especialistas enfatizaron que esta situación ha sido tratada de forma verbal en otras ocasiones; sin embargo, no se ha tenido respuesta. “Solicitamos su intervención inmediata para tomar las medidas necesarias a fin de corregir dichas situaciones y evitar complicaciones en las pacientes y médico-legales mencionadas”, finalizó el oficio.

José se considera afortunado porque, a pesar de la denuncia realizada por empleados del Hospital de la Mujer, su esposa pudo ingresar a urgencias.

“Cuando llegamos y vi las mantas me espanté, creí que nos rebotarían, pero no, el trato ha sido muy amable, no tengo queja y de que los laboratorios se tengan que hacer por fuera, pues ni modo, uno entiende que no es su culpa. Es un hospital muy bueno y es una tristeza que las autoridades no hagan nada, que no tomen en cuenta que de aquí dependemos mucha gente que no tenemos seguro”, dijo.

Cerca de la entrada de Urgencias, Socorro Pérez fuma un cigarro, camina de un lado a otro y espera que su hermana salga para darle noticias de una de sus sobrinas.

“Hace días tuvo dolores en el estómago muy fuertes y ya por eso se animó a decirnos que su menstruación estaba muy rara: o le bajaba mucho o de plano no le llegaba su mes. La llevamos con una ginecóloga y cuando le hizo el ultrasonido nos mandó de urgencia acá”.

Aunque vive en Naucalpan, Estado de México, Socorro ya conocía el Hospital de la Mujer porque ahí han nacido sus nietos. Dice que la atención siempre ha sido “de 10” y que espera que la falta de medicamentos y material de curación no afecte a su sobrina.

“¿Cómo no va a ver uno las mantas?, están pegadas por todo el hospital. Los polis nos contaron que a algunos pacientes les piden cosas que no tienen. Ojalá el gobierno les invirtiera más a los hospitales... Mucho se ve en la tele, dicen y dicen, pero la realidad es otra”, expresó Socorro.

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