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Ayer inició la aplicación del examen del primer concurso de selección a licenciatura en sistema escolarizado 2019 para ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), conocido como primera vuelta, para obtener un lugar en una de las 125 carreras que se imparten en la institución educativa.

Para esta prueba, la cual también se realiza hoy, los aspirantes tendrán tres horas para responder las 120 preguntas del examen.

En cada una de las sedes donde se realiza la prueba se prohíbe usar gorra, audífonos, entrar con navajas, cámara de fotografía, calculadoras, así como cualquier dispositivo electrónico. No se permite el ingreso a aspirantes que hayan consumido bebidas alcohólicas.

Para poder ingresar a estudiar a la Universidad se debe contar con el bachillerato concluido, tener un promedio mínimo de siete y obtener en el examen el puntaje mínimo que solicita la carrera seleccionada.

Sin darse por vencido. “Todavía tengo unos minutos. Hay que aprovechar hasta el último momento”, comenta Bryan Antonio, quien repasa sus apuntes y guías de estudio minutos antes de entrar a la Universidad Latina a presentar su examen de admisión para poder ingresar, ahora sí, a la carrera de Medicina, la más demandada de la UNAM.

Su lápiz amarillo no deja de moverse, debido a que el joven, de 19 años, resuelve los últimos ejercicios de álgebra, la materia que más le cuesta trabajo.

Confía en que el curso por el que pagó 6 mil 800 pesos le sirva para obtener el puntaje necesario y estar estudiando en agosto próximo en una de las aulas de la máxima casa de estudios del país.

El joven aspirante detalla que es la tercera vez que intenta ingresar a la Universidad, la cual se ha vuelto una especie de obsesión para él: “Es la mejor universidad de América Latina. Pero además me gusta su plan de estudios, los métodos que utiliza para la investigación y las áreas de especialización. Es por eso que quiero entrar a esta universidad. La tercera es la vencida”.

Afirma que a finales del año pasado se metió a trabajar en una papelería para poder pagar la mitad del curso y así prepararse para el examen de 120 reactivos.

“Mis papás me ayudaron para pagar la otra mitad [del curso de preparación], porque sí es mucho dinero.

“Tuve que sacrificar salidas con mis amigos, pero no lo veo tan malo, porque es una inversión que seguramente me rendirá para mi futuro”, asegura Bryan dando por terminada la entrevista para seguir estudiando unos segundos más antes de entrar al examen por tercera vez.

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