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El extitular de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp) Ignacio Carrillo Prieto asegura que para curar la herida abierta que mantiene el caso de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en la sociedad mexicana primero se debe cerrar por completo la que dejó el 2 de Octubre de 1968.

El hombre, quien desafió la inviolabilidad de la figura del expresidente Luis Echeverría con una orden de aprehensión en 2002, afirma que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador tiene la oportunidad histórica de romper con el sistema anterior y reabrir la investigación, castigar los hechos y reparar el daño a las víctimas.

En entrevista con EL UNIVERSAL detalla que, de crearse otra fiscalía o una comisión especial sobre 1968 y el halconazo, perpetrado en 1971, ésta debería tener el consenso de todas las fuerzas políticas y un observatorio ciudadano que siga y apresure las acciones.

¿Qué hace falta en el caso del 2 de Octubre?

—Faltan muchas cosas. La exaltación de las víctimas, la reparación del daño, el compromiso de no repetición, la adecuación de la legis- lación a los días que corren.

Le agradezco a Martha Camacho Loaiza la mención, diciendo que nuestro informe histórico tiene plena vigencia, pero que es una fiscalía de nombre muy largo y resultados muy cortos... Bueno, logramos 15 órdenes de aprehensión y ocho autos de formal prisión, lo que quiere decir que aun con ese sistema judicial corrupto y mañoso había excepciones.

¿Cree que hay un atisbo de esperanza para alcanzar la verdad y la justicia?

—Creo que sí. Creo que en Olga Sánchez Cordero [secretaria de Gobernación] hay una gran oportunidad y que su sensibilidad es una gran esperanza para acabar de arreglar todo esto.

No puede seguir quedando así, están muriendo todos.

Es el momento de reflexionar, esta es una herida abierta y particularmente peligrosa e infecciosa, entonces cerremos las heridas.

¿Cómo vamos a ir a Ayotzinapa sin cerrar 68?, ¿cómo vamos a ir a Ayotzinapa sin entender el permiso que se dio para matar, con la impunidad de los delincuentes?, ¿y los criminales de octubre de 1968 y de junio de 1971?

¿Cómo vamos a ir si no revocamos también esa estúpida verdad histórica que trataron de imponer Echeverría y sus secuaces? No, no nos burlemos de esto. Es un asunto profundamente delicado. No podemos ir a Ayotzinapa sin terminar de arreglar 1968.

¿Todavía es tiempo para instalar una fiscalía especial que reabra el caso 1968?

—Hay muchas cosas que hay que investigar todavía. La [entonces] Procuraduría [General de la República], en el sexenio de [Felipe] Calderón, lo que hizo fue aventar a un patio trasero todos los expedientes que yo dejé para que se continuara con las investigaciones.

La clausuraron cuando iba a hacer una consignación de golpe de 27 civiles y militares. Hay que preguntarles dónde los tiraron.

¿Es necesaria otra fiscalía?

—Es necesario que la Fiscalía General de la República [FGR] recupere todo eso [la información del caso] y que establezca trabajos sobre los expedientes.

Una fiscalía especial tal vez [sea necesaria], pero con una variable: que sea acordada por los partidos políticos. Ese fue nuestro error [en el sexenio de Vicente Fox], habría que no repetir la misma tontería.

Una fiscalía tiene que ser en consenso, no en la unanimidad, pero sí en un grado de compromiso de los partidos y las fuerzas políticas.

Una fiscalía que esté provista de un observatorio ciudadano adscrito a ella misma para que todos los días puedan estar viendo qué están haciendo y deshacerse de la secrecía del sumario.

Pero tratándose de una investigación, hay reservas

—No hay ninguna cosa secreta ya, los que están desprestigiados ya lo están y los otros están muertos. Entonces, secreto sumario, pura madre, eso no. [Debe haber] un observatorio ciudadano que vigile a los fiscales para que se apliquen.

Haría falta la voluntad política del Presidente, o sea: ‘Aquí están estos dineros para la investigación’, porque antes se expresaba, los cínicos decían, que amistad que no se refleja en la nómina no es amistad; bueno, pues ahora voluntad política que no se refleja en presupuesto no es voluntad.

Siguen vivas algunas víctimas.

—La primera víctima de 1968 es la Universidad Nacional Autónoma de México. ¿Contra quién se dispara primero?, contra la UNAM. ¿Por qué se eligió esa manera violenta?, porque se sabía que en ese desierto institucional la única institución que realmente presentaba solidez y visión de futuro era la UNAM.

Era la única institución donde se podía practicar el diálogo y, a lo mejor no propiamente, la democracia. Sabían que la Universidad era la fábrica de esos derechos y de esa democracia que ellos aplastaban.

¿Es necesaria una disculpa a la Universidad Nacional?

—A todas las víctimas, pero ¿te disculpas por hechos que están investigados o sancionados?, ¿está hecha la reparación del daño?, ¿dónde está la reparación del daño, la exaltación de las víctimas, el compromiso de no repetición? Si no hay eso, no hay nada.

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