Exintegrantes del Consejo Consultivo de la (CNDH) aseguran que el papel de este órgano autónomo se ha deteriorado bajo la presidencia de Rosario Piedra Ibarra, porque han proliferado conflictos internos, así como la falta de pronunciamientos en casos como la militarización del país, la pandemia, abusos en contra de migrantes, desabasto de medicamentos, carencia de insumos para el tratamiento de niños con cáncer y el aumento de la violencia de género.

La llegada de Piedra Ibarra a la titularidad de este órgano creado el 6 de junio de 1990 ocurrió en medio de serios cuestionamientos en el Senado de la República, pero finalmente fue nombrada por la aplanadora de la mayoría de Morena y sus aliados, y criticada por la oposición y organismos civiles que advertían su militancia guinda, al ser consejera nacional del partido, además de su inexperiencia para el cargo.

Exintegrantes del Consejo Consultivo de la CNDH alertan que si bien la comisión no atravesaba su mejor momento, a la llegada de Piedra Ibarra fue notoria su cercanía y lealtad al gobierno de Andrés Manuel López Obrador y lejos de ser un contrapeso, se convirtió en aliada.

Aseguran que la institución comenzó a plegarse a la llamada Cuarta Transformación, funcionando no como una institución autónoma, sino con una degradación sistemática. Bajo la gestión de Piedra Ibarra han renunciado en dos ocasiones los miembros del Consejo Consultivo, integrado por ciudadanos que son propuestos por el Senado y que no reciben remuneración por sus servicios.

Su principal tarea es establecer los lineamientos que guíen las labores de la comisión nacional, hacer recomendaciones y aprobar el reglamento interno.

En noviembre de 2019 renunciaron cinco de los 10 consejeros: Alberto Athié, María Ampudia González, Mariclaire Acosta Urquidi (quien tenía siete meses en el cargo), Angélica Cuéllar y María Olga Noriega Sáenz. Ello al cuestionar la “falta de legalidad” con la que Piedra Ibarra asumió el cargo.

El pasado 23 de octubre, otros seis miembros del consejo renunciaron a través de una carta pública en redes sociales, donde acusaron ser “desdeñados” por Piedra Ibarra.

“A lo largo de estos dos años nuestra labor dentro del consejo, como organismo asesor de la comisión, ha sido desdeñada de forma reiterada por su presidenta, aduciendo que la ley no la obliga a aceptar ninguno de nuestros consejos, aun y cuando algunos de éstos hayan sido formulados por unanimidad en favor de los derechos humanos”, señalaron.


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Argumentaron que en repetidas ocasiones habían diferido en muchos aspectos con Piedra Ibarra en asuntos como procedimientos internos, la no emisión de recomendaciones generales o la publicación de posicionamientos en contra de lo votado.

“Hemos tratado de aplicar lo que dice la ley en la materia, que nos otorga la atribución de ‘establecer los lineamientos generales de actuación de la comisión nacional’; sin embargo, no hemos podido mediar ni razonar con la presidenta de la CNDH”, indicaron.

El martes pasado, la titular de la comisión rechazó los señalamientos vertidos por los integrantes del referido consejo y aseguró que durante su mandato se han presentado más recomendaciones, resoluciones y acciones de inconstitucionalidad que durante las administraciones que la precedieron.

“En la presente administración, como nunca antes, se actúa con absoluta autonomía de gestión y compromiso con las víctimas”, precisó Rosario Piedra Ibarra.

Tania Espinosa Sánchez, coordinadora para Latinoamérica del programa de derecho en Women in Informal Employment Globalizing and Organizing, red mundial dedicada a promover el empoderamiento de las personas trabajadoras, comenta en charla con que sin duda la Comisión Nacional de los Derechos Humanos no está en buenas manos.

“Nuestra renuncia, recordando que es el segundo Consejo Consultivo que le renuncia a esta presidenta de la CNDH, deja ver el deterioro institucional y la crisis en la que ha vivido la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y toda esta administración”, menciona.

Precisa que durante su gestión, Rosario Piedra Ibarra lejos de ser un contrapeso para el gobierno de la llamada Cuarta Transformación, es una aliada.

“Es evidente que al haber impuesto a esta persona al frente de la CNDH, a través de un proceso bastante cuestionado, ha tenido como resultado tener a una ombudsperson que debería de ser un contrapeso al poder, en vez de aliada del poder”, expone.


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Señala que en más de una ocasión Piedra Ibarra atacó al Instituto Nacional Electoral (INE), siguiendo los pasos del Presidente, quien cuestionaba el papel del máximo órgano electoral del país desde su conferencia mañanera en Palacio Nacional.

“Por ejemplo, el Presidente sale y ataca al INE y la CNDH hace lo mismo cuando, por supuesto, no es parte de sus facultades. Esto evidencia de manera muy burda lo que sucede en el organismo. La actual misión de esta gestión de la CNDH no es la protección ni la defensa de los derechos humanos, sino la defensa y protección de una ideología y de un gobierno”, subraya.

El exconsejero Adalberto Méndez López, abogado y consultor internacional en materia de derechos humanos y empresas, asegura que la CNDH enfrenta una degradación sistemática, por lo que no está atendiendo a su principal tarea: la defensa de los derechos humanos.

“Hoy la comisión nacional vive una degradación sistemática y no está atendiendo a su principal labor, que es la protección de las personas. Ha habido cuestiones que son sintomáticas, nosotros las denunciamos en su momento, y creo que la principal fue la militarización. La CNDH tuvo oportunidad para presentar una acción de inconstitucionalidad, pero no lo hizo para estar a tono de los designios del Presidente.

“Con su omisión se evidenció una CNDH que no está funcionando como un contrapeso ante los excesos del poder. En sexenios anteriores, la CNDH tenía relación con los gobiernos en turno, pero en esta ocasión es más evidente… hasta descarada. Y esto es inaceptable”, indica.

Desde su óptica, la CNDH viene arrastrando un franco deterioro desde sexenios atrás, que se agudizó con Piedra Ibarra. “No es que antes estuviéramos bien, estábamos mal, pero ahora estamos peor y esto se agudizó con esta gestión por los intereses que persigue la CNDH, que no son la protección y defensa de los derechos humanos, sino una agenda política.

“En un país como México que vive una gran crisis de derechos humanos, la CNDH debiera estarse volcando para realizar mejores acciones y recomendaciones por infinidad de problemas que afectan a millones de mexicanos, como la eliminación del programa de Escuelas de Tiempo Completo, el trato que se da a los migrantes por parte de corporaciones policiacas, como la Guardia Nacional, entre otros temas sensibles en los que la comisión guardó silencio, a pesar de nuestra insistencia para hacerlo”, refiere.

El exconsejero Bernardo Romero Vázquez señala que la CNDH bajo el mando de Rosario Piedra Ibarra “es una vergüenza” porque, asegura, en gestiones pasadas a los miembros del Consejo Consultivo se les escuchaba, se les atendía y se les respetaba.

“Y ahora ni siquiera eso. No nos escuchaban. La presidenta incluso era ofensiva con nosotros. Es una vergüenza cómo está actuando la comisión, simulando, haciendo recomendaciones facilitas. Con nuestra renuncia, nosotros no provocamos una crisis porque ésta ya estaba instalada en la CNDH; por eso la gente no cree en la comisión, sabe que no hace nada”, expone.


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