San José.— Una aplanadora electoral oficialista modificó anteayer la historia salvadoreña al reelegir al derechista como presidente de El Salvador, arrasar en los comicios presidenciales y legislativos y fulminar a la oposición con riesgo de borrarla del mapa político y de instalar un peculiar sistema de partido único.

Con dudosa constitucionalidad, Bukele obtuvo un cheque en blanco o en cian por el celeste de su partido Nuevas Ideas, que logró poderes monopólicos sin precedente.

El resultado permitiría a Bukele consolidar su método autoritario, en un continuado deterioro de la democracia en un país que hace sólo 32 años pactó la paz tras una Guerra Civil de 1980 a 1992.

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“Vamos a una dictadura sin retroceso. Lo peor: régimen neofascista”, afirmó la abogada Ingrid Escobar, directora de Socorro Jurídico Humanitario, instancia no estatal de defensa de derechos humanos de El Salvador.

“El panorama en El Salvador es bastante sombrío. La reelección es completamente inconstitucional. Desde ahí todo está mal”, dijo Escobar a EL UNIVERSAL.

Tras recordar que la Constitución de El Salvador “no permite en ningún momento la reelección”, aseguró: “¿Qué nos espera? Como país, como pueblo nos espera más represión ante esta victoria de un dictador, porque eso es lo que es Bukele: un dictador (...) Nos esperan cero democracia y partido único, una dictadura quién sabe por cuántos años. Viene una reforma constitucional para favorecer el partido único. La actual Asamblea Nacional puede aprobar que la reelección presidencial sea indefinida y la que entra en mayo próximo ratificar eso”, subrayó. “Como decimos en El Salvador, Bukele entra con los pies hinchados a estos próximos cinco años con una grave crisis socioeconómica”, dijo.

Ayer proliferaron las denuncias de fraude en los comicios legislativos. Los resultados difundidos por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) son preliminares y el conteo avanzó con lentitud y caída del sistema de transmisión de datos.

Pese a los cuestionamientos, Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos (OEA) reconocieron ayer el triunfo de Bukele.

El electorado “se ha expresado de forma contundente” por Bukele, escribió el secretario general de la OEA, Luis Almagro, en su cuenta de X (antes Twitter).

La excanciller panameña Isabel de Saint Malo, jefa de la misión electoral de la OEA en El Salvador, precisó ayer en X que la diferencia de Bukele sobre los cinco candidatos “no deja dudas sobre los resultados electorales”. México, Guatemala, Panamá y Alemania, entre otros, felicitaron a Bukele. “Durante su mandato mejoró la seguridad, pero empeoró la situación de los derechos humanos. Hay que instar al presidente Bukele a preocuparse por garantizar el respeto a los derechos humanos en su lucha contra la criminalidad”, advirtió Alemania.

Victoria demoledora

Bukele se anticipó antenoche al TSE, proclamó su victoria y reveló que “hemos ganado la elección presidencial con más de 85% de los votos y un mínimo” de 58 de los 60 diputados. En un mensaje desde el balcón principal del Palacio Nacional, en San Salvador, y ante una multitud de simpatizantes argumentó que “aquí no hay polarización: 85% de los salvadoreños han votado por llevar el camino que llevamos en plena libertad y en plena democracia”. Al exponer que su partido ganó 58 de las 60 diputaciones, planteó que “sería la primera vez que en un país existe un partido único en un sistema plenamente democrático. Toda la oposición junta quedó pulverizada”.

Con total dominio parlamentario desde mayo de 2021, Bukele se lanzó a designar magistrados y al jerarca de la Fiscalía General, controlar al TSE y afianzar el mando sobre los poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Electoral con apoyo militar y policial. La Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador autorizó en 2021 a Bukele a buscar la reelección, aunque la Carta Magna de ese país, de 1983, la prohibió.

Bukele asumió su primer quinquenio en junio de 2019 tras ganar los comicios de ese año, derrotar al bipartidismo —la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) y el izquierdista y exguerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN)— y el segundo, de 2024 a 2029, empezará en junio entrante. ARENA gobernó de 1989 a 2009 y el FMLN de 2009 a 2019.

Enfrentado a las pandillas de delincuentes, implantó en marzo de 2022 un estado de emergencia con tropas militares y policiales que prolongó con aval legislativo y está vigente. En batidas callejeras, encarceló a unas 70 mil personas en arrestos definidos como indiscriminados y arbitrarios por organismos internos y externos de derechos humanos que lo acusaron de masivas atrocidades. Bukele refutó repetidamente todos los ataques en su contra.

Bukele atacó antenoche a los activistas de derechos humanos y adujo que priorizó los derechos de las víctimas de los delincuentes más que los de los criminales. “¿Por qué debemos morir nosotros y nuestros hijos para que ustedes estén contentos que estamos respetando su falsa democracia que ni ustedes mismos respetan en sus propios países?”, alegó.

En noviembre de 2023, Bukele obtuvo seis meses de licencia legislativa para competir anteayer y eligió como designada presidencial a la contadora derechista Claudia Rodríguez en su reemplazo hasta junio de 2024. En la práctica, sin embargo, Bukele preservó el mando total.

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