San José.— Un grupo de comandantes disidentes de las disueltas guerrillas comunistas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia () contrató a pilotos brasileños para transportar cocaína en avión de Venezuela a México y abastecer al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), una de las principales mafias mexicanas del tráfico de drogas a Estados Unidos, confirmaron fuentes militares y policiales colombianas.

El operativo estaría a cargo de la Segunda Marquetalia, una organización insurgente escindida de las FARC que surgió el 29 de agosto de 2019 y que, según el gobierno de Colombia, actúa en Venezuela y financia sus actividades mediante el narcotráfico con la complicidad del gobierno del cuestionado presidente venezolano, Nicolás Maduro. Caracas niega la acusación.

Los detalles de la cadena con el CJNG surgieron luego de que, el 15 de enero anterior y en seguimiento a indagaciones criminales, un avión Súper Tucano de la Fuerza Aérea Colombiana interceptó un bimotor Piper PA-23-250 Azteca, de matrícula brasileña PT-KFN, que ingresó a Colombia procedente de Venezuela. El aparato fue obligado a descender en Puerto Carreño, capital del centro-oriental departamento (estado) colombiano de Vichada, fronterizo con el centro-occidental estado venezolano de Apure.

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La Segunda Marquetalia contrató a pilotos brasileños para viajes en avioneta desde un sector clandestino en Brasil a Apure, donde las naves son cargadas de cocaína y trasladadas a México. El destino del producto es EU, de acuerdo con los datos.

La revelación reafirmó que el CJNG consolidó sus lazos con cadenas colombianas del tráfico de alcaloides, porque la Dirección de Antinarcóticos de la Policía Nacional de ese país destapó en 2018 los nexos del cártel mexicano con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), otra guerrilla comunista de Colombia que sigue alzada en armas y mantiene una intensa actividad en el narcotráfico regional.

La Segunda Marquetalia, que toma su nombre de la República de Marquetalia proclamada por las FARC al surgir en 1964, es dirigida por los colombianos Luciano Marín o Iván Márquez; Seuxis Pausias Hernández o Jesús Santrich; Henry Castellanos o Edison Romaña, y Hernán Velásquez o El Paisa Montero. Santrich fue vinculado en 2019 con el fugitivo narcotraficante mexicano Rafael Caro Quintero.

Presos

La Fiscalía General de Colombia informó que los pilotos brasileños S. Cebalho y J. M. Da Silva quedaron detenidos como presuntos culpables de fabricación, tráfico y/o porte de estupefacientes agravado por ingreso ilegal a suelo colombiano.

La nave fue localizada cuando “bordeaba la costa del río Orinoco” al ingresar de forma irregular a Colombia y obligada a aterrizar en el aeropuerto Germán Olano, de Puerto Carreño. Efectivos policiales realizaron una primera revisión del aparato sin hallar documentos sobre sus dueños ni su itinerario o ruta, detalló la Fiscalía.

“Una segunda inspección” permitió hallar “un compartimento detrás de las sillas que contenía rastros de sustancias ilegales”, que en análisis científicos dieron positivo de cocaína, “lo cual evidenciaría que la nave, al parecer, había sido utilizada para transportar narcóticos”, añadió.

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Colombia alertó, en enero de 2017, que a partir de 2014 detectó un aumento del ingreso a esa nación de narcotraficantes mexicanos que, encubiertos como turistas y empresarios, penetran a zonas productoras de cocaína de ese país a comprar narcóticos para exportar a México y EU.

El gobierno de Colombia detalló en octubre de 2020 que los cárteles de Sinaloa, CJNG, Los Zetas y el residuo o herencia de la cadena de los Beltrán Leyva están entre los más activos como compradores de estupefacientes a los productores colombianos.

Los cárteles mexicanos sufrieron el impacto del acuerdo de paz, vigente desde diciembre de 2016 y firmado en noviembre de ese año por el gobierno colombiano y las FARC, que en el siglo XXI fueron uno de los más importantes vendedores de cocaína de los cárteles mexicanos. Las FARC negaron esos cargos.

Al desaparecer sus tradicionales vendedores colombianos por el retiro formal de las FARC de la narcoactividad, los cárteles de México desplegaron a un mayor número de mexicanos en Colombia para adquirir alucinógenos y garantizarse el acceso a la mercancía para suplir a EU.

Por el pacto de paz, los cárteles mexicanos ahora deben acudir a 10 proveedores en Colombia para adquirir 10 toneladas de cocaína, mientras que antes del pacto la misma cantidad era suministrada por un solo productor.