“...¡Yo soy el rey de un mundo perdido, soy el rey y te destrozaré. Todos los cómplices son de mi apetito!”, es parte de la letra de la canción Panic Show del grupo La Renga que coreaba el ultraderechista argentino Javier Milei rodeado de una multitud en la noche electoral del pasado domingo de las PASO (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias).

Más que un político en un mitin electoral, Milei parecía una estrella de rock corriendo de un lado al otro del escenario. No era para menos: obtuvo 30.04% de los votos en esos comicios, o poco más de 7 millones de votos.

Si bien se trata de unas primarias —ya que las elecciones generales son el próximo 22 de octubre— estos comicios han encendido las alertas tanto de la derecha tradicional, “Juntos por el cambio”, fuerza política del macrismo, como de la izquierda peronista de “Unión por la Patria”, bloque gobernante y que tiene como candidato a Sergio Massa, ministro de Economía de Alberto Fernández.

Javier Milei, se autodefine como un economista anarco-liberal, y como el vengador de la gente ante “la casta”. Milei, quien está en contra del aborto adquirió notoriedad en las tertulias políticas y en plataformas digitales por su estridencia y su talento natural para polemizar. “La Libertad Avanza” es el nombre de la coalición de corte libertario y conservador que encabeza Milei desde 2021, cuando resultó electo como diputado.

Al igual que en otras latitudes, vemos como la ultraderecha seduce a la derecha, derivando en una especie de secuestro. El trumpismo capturó al Partido Republicano marginando a los sectores más tradicionales; en España, Vox representó un descalabro al Partido Popular colocándose a la derecha de éste y capitalizando la herencia falangista; en Italia, el gobierno de la ahora primera ministra Giorgia Meloni de Fratelli dÍtalia (Hermanos de Italia) aglutina a la derecha de Forza Italia (Fuerza Italia) y la extrema derecha de Lega Nord (Liga Norte); y ahora, Milei buscará desfondar por la derecha a “Juntos por el Cambio” encarnada en la candidata Patricia Bullrich, exministra de Seguridad de Mauricio Macri.

Un discurso antielitista combinado con una cruzada por minimizar el papel del Estado frente al mercado —en un país con una inflación que rondó el 100% a inicios de año— es el cocktail perfecto para poner en jaque a las fuerzas políticas tradicionales en Argentina.

El historiador argentino Pablo Stefanoni, se pregunta en su obra “¿La rebeldía se volvió de derecha?” si los signos de emancipación política y social han cambiado de coordinadas y si estamos ante una disputa por la capacidad de indignación, “¿Qué significa indignarse en los años veinte del siglo XXI?”, pregunta el historiador.

Stefanoni señala que las banderas del inconformismo y el desafío al statu quo ahora son enarboladas por la derecha ante una izquierda que ha renunciado a discutir agendas políticas por considerarlas estériles. De tal manera que estamos “ante formas de rebelión posmodernas que nadie supo prever”, señala. La derecha hoy es una derecha directa y sin complejos, una derecha que no quiere ni necesita pedir perdón sino por el contrario, representa una suerte de revolución alternativa.

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