San José.— Transcurridas las primeras jornadas de la, en Los Ángeles, California, cada vez parece más lejana la posibilidad de que avance la iniciativa del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de sepultar a la Organización de Estados Americanos (OEA) y reemplazarla por un foro hemisférico similar a la Unión Europea (UE), con presencia de Estados Unidos… pero sin el dominio de Washington.

Pese a la insistencia de López Obrador, una mayoría de los 33 gobiernos latinoamericanos y caribeños parece recogida o ensimismada en crisis internas y sin afán ni tiempo de involucrarse en conflictos regionales y extrarregionales y desgastarse con el cierre de la OEA y abrir otro foro.

“Con excepción de México, Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia, no hay consenso para clausurar la OEA e inaugurar una estructura de futuro incierto”, advirtió el diplomático boliviano Jaime Aparicio, exembajador de su país en ese organismo. “López Obrador plantea un absurdo. Nadie le ha explicado que la Unión Europea es una unión de democracias. La base de su unidad es tener democracias. ¿Cómo quiere crear una OEA con otro nombre y que sea una integración económica y política entre regímenes tan dispares como los de la región? No tiene sentido”, afirmó Aparicio a EL UNIVERSAL. “La cláusula democrática es esencial. Si no, no habría UE, creada para evitar nuevas dictaduras en Europa tras la Primera y la Segunda guerras mundiales, y construir democracias interconectadas. Es incomprensible que López Obrador proponga algo destinado al fracaso. Un salto al vacío”, añadió.

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Ausente de Los Ángeles, el Presidente mexicano tampoco podrá impulsar su proyecto “faraónico” sobre la OEA, según fuentes diplomáticas. “Esta idea de López Obrador no es aislada. En su trayectoria política sinuosa es un discurso populista sin mayor sustento”, aseveró el abogado, politólogo y exguerrillero izquierdista salvadoreño Benjamín Cuéllar, dirigente de Víctimas Demandantes (VIDAS), grupo (no estatal) de El Salvador para defensa de derechos humanos. “Ignoro si quiere utilizar esta idea, sabiendo que es una causa casi perdida, como trampolín para lanzarse como líder por la unidad de la región. Me da tristeza que en nuestros países la gente siga ilusionándose con anuncios pomposos y grandilocuentes que no van para ningún lado”, dijo Cuéllar a este diario.

“[López Obrador] decidió no acudir a la cumbre, pero envió a su canciller Marcelo Ebrard. Si fuera una posición radical coherente habría sido: México no va. Ni el Presidente ni nadie”, agregó.

López Obrador anunció el lunes anterior que en julio próximo visitará al presidente de EU, Joe Biden, para proponerle que “así como se creó la Comunidad [Económica] Europea [en 1958] y luego pasó a ser Unión Europea [en 1993], así necesitamos hacerlo en América”. En julio de 2021, López Obrador sugirió finiquitar a la OEA, al acusarla de ser un factor de intervencionismo, y gestar otra agrupación. En agosto de 2021, la Cancillería mexicana recomendó: “Adiós OEA en su sentido intervencionista, injerencista y hegemonista y que venga otra organización que construyamos políticamente en acuerdo con EU”.

López Obrador reconfirmó su inasistencia a Los Ángeles en rechazo a la decisión de EU de excluir a Cuba, Venezuela y Nicaragua al aducir que son naciones antidemocráticas que incumplen los requisitos para acudir a los encuentros, instaurados en 1994. La novena edición, que acaba el viernes, se realiza con el fantasma de un fracaso diplomático de EU por la ausencia de numerosos jefes de Estado y de gobierno.

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La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) carece de instrumentos políticos, diplomáticos y financieros para ser el músculo de la integración interamericana y apenas funciona como esporádico bloque de concertación política, por lo que evidenció hondas divergencias en crisis como las de Nicaragua y Venezuela. EU y Canadá no pertenecen a la Celac, ahora bajo presidencia temporal de Argentina y cuya creación fue pactada en 2010 en México para ser instalada en 2011 en Venezuela. La OEA seguirá como punto neurálgico continental, aunque los gobiernos comunistas o izquierdistas de Cuba, Nicaragua y Venezuela continuarán fuera.

“La OEA se ha ido desprestigiando (…) y ya no cumple la función que podría haber tenido de [impulsar] un diálogo americano, incluyendo EU y Canadá”, dijo el politólogo guatemalteco Sandino Asturias, director del (no estatal) Centro de Estudios Guatemaltecos, de Guatemala. “Es importante que el diálogo sincero y necesario de América Latina y el Caribe con EU y Canadá tenga algún mecanismo. Hace falta tener espacio”, indicó Asturias a este periódico.

La OEA tiene piezas cruciales que enjuiciaron las atrocidades cometidas en la segunda mitad del siglo XX y en las primeras décadas del siglo XXI por las dictaduras de derecha y de izquierda del área. Venezuela se salió en 2019 al acusar a la OEA de rendirse a EU y ante las frecuentes condenas en su contra por violar los derechos humanos. Nicaragua inició en 2021 el retiro luego de que la organización denunció la ilegitimidad de los comicios de noviembre pasado. Cuba fue expulsada en 1962 de la OEA por adherirse al marxismo-leninismo como satélite de la entonces Unión Soviética (que desapareció en 1991) y se negó a reintegrarse.

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