San José.— Con la meta de pactar un nuevo cese el fuego bilateral, temporal y nacional, el gobierno de Colombia y la guerrilla comunista del Ejército de Liberación Nacional (ELN) retomaron ayer en Cuba las negociaciones para una pacificación colombiana total tras una serie de interrupciones sufridas en 2018.

Las partes trasladaron las pláticas a La Habana porque Ecuador decidió en abril pasado retirarse como garante y anfitrión de las gestiones entre el gobierno y el ELN, que iniciaron en febrero de 2017 en Quito, y acusó que la fuerza guerrillera continuó con actos terroristas.

Pactado el 4 de septiembre de 2017 y vigente desde el 1 de octubre, el cese de hostilidades rigió hasta el 9 de enero. La negociación se suspendió el 10 de enero pasado por los ataques del ELN, creado en 1964, a objetivos militares y policiales y al aparato petrolero.

“Llegó la hora de dar pasos decisivos”, pidió Gustavo Bell, jefe negociador del gobierno, al instalar el mecanismo en el Palacio de Convenciones, en el oeste de la capital cubana, y recordar que este proceso será clave por los comicios presidenciales del próximo 27 de mayo en Colombia.

Los pasos “tienen que ver con acordar un cese el fuego estable y más robusto, que permita no solamente llegar a las elecciones en absoluta paz, sino que también eso implique que en Colombia vivamos en una sociedad donde no haya más secuestros, más extorsiones, reclutamiento de niños, que no haya ataques a la infraestructura, es decir, que vivamos como un país donde la convivencia pacífica sea la que rija las relaciones entre los ciudadanos”, afirmó.

Al garantizar que “ninguna adversidad” hará “que nos levantemos de la mesa”, el comandante Pablo Beltrán, jefe de la comitiva del ELN, dijo que el diálogo buscará “sacar la violencia de la política” y propiciar cambios en Colombia.

“Nada haríamos, nada ganaríamos” si persiste la condición socioeconómica y política que generó el alzamiento bélico hace casi 54 años, adujo.

El proceso se reactivó en paralelo al cumplimiento del acuerdo de paz, negociado desde 2012 en Cuba y suscrito en Bogotá a finales de 2016 por el gobierno y las guerrillas comunistas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ahora convertidas en un partido político legal.

Desde Alemania, donde está de viaje, el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, confirmó que en Cuba se buscará acordar “un cese el fuego lo más pronto posible”, para dejarlo como marco de negociación para el gobierno que asumirá el próximo 7 de agosto.

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