San José.— El José Adolfo Macías Villamar, alias Fito y socio del Cártel de Sinaloa, detonó la más grave crisis de seguridad en sólo 70 días de gobierno del presidente de Ecuador, el derechista Daniel Noboa. Fito, líder de la pandilla criminal de Los Choneros y personaje clave de la infiltración política del narcotráfico en Ecuador, se fugó de una cárcel de ese país; su ausencia se detectó anteayer en la mañana y por la noche fue notificada al país.

Noboa decretó ayer estado de excepción y, ante los frecuentes motines penitenciarios, rechazó negociar “con terroristas”. La medida faculta a Noboa a movilizar por 60 días a los militares a las calles y su ingreso a las penitenciarías, aduciendo una “grave conmoción interna” en la nación, así como a suspender derechos ciudadanos.

El periodista y candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio (1963-2023), asesinado en agosto en una calle de Quito al salir de un mitin electoral, destapó la penetración del narcotráfico en la política de Ecuador, en particular del Cártel de Sinaloa, uno de los más poderosos de México, y denunció que Fito lo amenazó de muerte.

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“Tenemos un sistema de cárceles que está absolutamente fallido y todos lo sabemos”, admitió ayer el secretario de Comunicación, Roberto Izurieta, en una entrevista con el canal Teleamazonas, de Ecuador.

Al narrar que en la desaparición de Fito hubo “infiltraciones”, evitó precisar cuándo se registró la fuga. Identificado por autoridades policiales, militares y judiciales de Ecuador como cabecilla de la mafia de Los Choneros, una de las organizaciones contrapartes en el país sudamericano del Cártel de Sinaloa, Fito se salió del presidio Regional o Centro de Privación de Libertad Guayas No. 4, ubicado en la suroccidental o surcentral provincia (estado) de Guayas.

Cuando militares y policías entraron a un operativo en la mañana del domingo a la cárcel se percataron de que Fito no estaba en su celda. La fiscalía presentó cargos contra dos funcionarios que estarían “involucrados en la fuga”. Con la segunda huida de Fito, ya que estuvo fugitivo de febrero a mayo de 2013, Ecuador mostró la honda crisis de violencia e inseguridad en la que se precipitó en el siglo XXI.

Una de las causas del fenómeno surgió por la sangrienta incursión en Ecuador de los cárteles De Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG), otro de los más fuertes de México y con férreas alianzas criminales ecuatorianas, para el tráfico de cocaína de Colombia, principal productor mundial de esa droga. Los dos cárteles transformaron a Ecuador en base de contrabando de ese estupefaciente a Estados Unidos, México, Centroamérica, Sudamérica, Europa, Asia y otros mercados, principalmente por un corredor marítimo en el océano Pacífico.

“La situación en Ecuador, sobre todo en el tema carcelario, está atravesada por la operación amplia, amplísima, del crimen organizado transnacional”, afirmó el politólogo Diego Pérez, decano de la Escuela de Seguridad y Defensa del (estatal) Instituto de Altos Estudios Nacionales, de Quito.

“Eso se refleja en esta fuga. Las organizaciones criminales penetraron las instituciones judiciales y de seguridad del país. Se van a encontrar muchísimos nexos de individuos vinculados al crimen organizado transnacional: políticos, periodistas… una red sumamente amplia”, dijo Pérez a EL UNIVERSAL.

“Esto revela que Ecuador es un país penetrado por el crimen organizado. Así tampoco sorprende que alias Fito haya podido escapar. [Las autoridades] no lo encuentran y se pone en evidencia, nuevamente, las debilidades estructurales del Estado. Evidentemente esta es la primera gran prueba compleja para Noboa, que parte de una debilidad suprema. No ha construido un entorno sólido y adecuado para luchar contra el crimen organizado”, alegó.

“Ha hecho designaciones raras [en ministerios] donde se requiere conocimiento y trabajo especializado. Se evidencia falta de capacidades sustanciales. Hay muchas debilidades y falta de planificación y de visión de mediano a largo plazo sobre lo que se quiere hacer en seguridad. Hay incertidumbre, improvisación y vacíos”, planteó.

Además del estado de excepción, Noboa ordenó toque de queda de seis horas, entre las 23:00 y las 5:00 horas locales. Noboa asumió el 23 de noviembre de 2023 al ganar, el 15 de octubre, la segunda ronda de comicios presidenciales para completar el 24 de mayo de 2025 el cuatrienio del centroderechista Guillermo Lasso. Hundido en un colapso político, Lasso adelantó en mayo de 2023 las elecciones y acortó su periodo, también turbulento por la inseguridad y su eslabón mexicano.

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