El fentanilo no sólo es un “riesgo emergente en materia de salud pública”, sino una droga “con la capacidad de transformarse una epidemia” y, por tanto, requiere de una respuesta amplia, considera el doctor Jarbas Barbosa, director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

En entrevista con EL UNIVERSAL, durante su visita a México, consideró que se debe mantener la vigilancia del Covid-19 y, en ese sentido, la organización trabaja para garantizar el acceso de la población, especialmente los sectores prioritarios, a la vacunación.

México, aseguró, ha tenido logros importantes en la eliminación de enfermedades como la oncocercosis, el tracoma, y avanza en la lucha contra la malaria. En el tema del cáncer, Barbosa habló del trabajo de la OPS para lograr una alianza entre países con el objetivo de tener mejores precios en los medicamentos de alto costo.

¿Qué le deja esta visita a México? Una vez que ha visto el panorama más de cerca, ¿cuáles considera los desafíos más importantes del país en términos de salud?

—Vine para una reunión internacional de farmacovigilancia, pero aproveché para tener un contacto con las autoridades de salud. Revisar las prioridades, nuestra cooperación, y también para tener una reunión con las instituciones de salud del país. Tuvimos una reunión con los 12 centros colaboradores de la OPS/OMS que colaboran con distintas áreas.

Estamos en una situación de salida de la fase más aguda de la pandemia. Es el momento de buscar cómo podemos fortalecer los sistemas de salud, avanzar hacia la salud universal, implementar todas las lecciones que aprendimos durante la pandemia. Fortalecer la capacidad de vigilancia y respuesta, tener sistemas de salud más resilientes, avanzar con la eliminación de enfermedades. Todas las prioridades que estamos empujando en la región.

El Covid-19 sigue rondando. Considera que la región mantiene arriba la guardia?

La región sigue vigilando el virus. La OPS ha liderado un proceso de fortalecimiento de la capacidad de vigilancia de laboratorio, por ejemplo, que es fundamental para identificar si aparece una nueva variante del virus.

Hoy ya tenemos en América Latina 25 países con capacidad de vigilancia genómica, incluyendo México, que tiene una capacidad importante. Esa red sigue funcionando y es muy importante porque va a garantizar la capacidad de identificar inmediatamente si tenemos una nueva variante. En el pasado, los países tendrían que tomar la muestra, enviarla a Estados Unidos y eso podría tardar unos siete, ocho días. Ahora, es en el mismo día.

En toda la región seguimos con la recomendación de que las personas más vulnerables tienen que completar su esquema de vacunación. Uno de los resultados positivos de la alta cobertura de vacunación que logramos en México y en prácticamente todos los países de América Latina es que cuando empezó a circular una nueva variante, hace algunos meses, tuvimos un incremento en el número de casos pequeño, cuando comparamos con los grandes picos que tuvimos en el pasado. Pero el impacto en la hospitalización, en las muertes, fue muy bajo.

Eso es bueno, pero el virus todavía está ahí. Entonces hay que seguir monitoreando para identificar algún cambio que se produzca y es importante seguir con la recomendación de completar la vacunación de los grupos más vulnerables para casos graves.

Hablando del tema de las vacunas. En México se empezó a aplicar la cubana Abdala y la rusa Sputnik, no avaladas por la OMS. En Estados Unidos se está aplicando Pfizer y Moderna, actualizadas, pero ya no de manera gratuita. ¿Se puede hablar de que existe una desigualdad en el tema de las vacunas en la región? ¿La OPS está trabajando alguna estrategia o está trabajando con los países para ver de qué manera lograr que las vacunas sean más accesibles?

—Es importante garantizar el acceso de todas las personas de todos los países de la región a las vacunas. Es un tema importante porque las vacunas siguen siendo la herramienta más efectiva para prevenir los casos graves y muertes por Covid-19. La OPS tiene un fondo rotatorio de vacunas, que es un mecanismo de compra regional que trabaja ya hace 42 años en la región y estamos ofreciendo a los países la posibilidad de adquisición por intermedio del fondo rotatorio. Muchos países de la región durante la pandemia, por la dificultad de acceso, tuvieron que hacer sus propias compras, hicieron acuerdos con los fabricantes, pero los países que tienen más dificultad, pueden utilizar el fondo rotatorio. Es importante subrayar que tanto en México como en otros países de la región la autoridad regulatoria -en el caso de México es COFEPRIS- regalaron al principio las autorizaciones de emergencia, porque no había tiempo para seguir con el proceso rutinario de evaluación. Y ahora están haciendo las evaluaciones para tener esas vacunas con sus registros regulares.

Pensando en los desafíos. El problema del fentanilo, que asola a Estados Unidos, que afecta a México, comienza a extenderse en la región. ¿Es un tema que le preocupa a la OPS? ¿Es un tema que estén abordando?

—El tema de adicción a las drogas sicoactivas es un problema importante de salud pública en muchos países de la región. Casi todos, creo. Estamos trabajando en esto.

El fentanilo es un riesgo emergente porque a pesar de que en los países de América Latina no hay una detección de un uso, la hay en Estados Unidos, en Canadá. Incluso hay una coordinación desde el punto de vista de las autoridades de seguridad, pero también de las autoridades de salud pública para el tema de fentanilo.

Es importante incluir esa información para los profesionales de salud, también para las organizaciones de la sociedad civil que trabajan con el tema de adicciones, porque es una droga muy peligrosa, que puede tener un efecto como el crack, heroína y otras drogas. Puede tener un efecto de impacto muy dramático sobre la vida de las personas, su capacidad de vivir y de relacionarse en la sociedad.

Toda droga que emerge con la capacidad de transformarse en una epidemia debe tener una respuesta amplia, no sólo desde el punto de vista de seguridad, sino como el problema de salud pública que es

La pandemia también exhibió, en algunos casos intensificó, el problema de la salud mental. ¿Cómo está trabajando la OPS sobre este tema en la región y en particular con México?

—Ese es un tema que la pandemia subrayó. Ya estaba ahí. La de las Américas, desafortunadamente, es la única región del mundo donde el suicidio creció 17% en los últimos 20 años. Por diversas causas: la violencia, la inequidad, la falta de perspectivas, el problema de adicción a drogas… pero es un problema. La OPS, de una manera yo creo que pionera en el mundo, fue la única región de la OMS que estableció una comisión de alto nivel, el año pasado, para el tema de salud mental. Ahí teníamos personas de gobiernos, especialistas, pero también personas con experiencia vivida, familiares de personas con problemas de salud mental. Trabajaron durante un año, visitaron países, reunieron expertos de diversas áreas y entregaron en junio a la OPS un informe final con 10 recomendaciones concretas. Ese informe está disponible en nuestro sitio electrónico.

Nosotros transformamos esas recomendaciones en un documento aprobado por los Estados miembros hace unas semanas, en nuestro Consejo directivo. Para nosotros es el momento de implementar esas recomendaciones que, en resumen son: la necesidad de tener un abordaje multisectorial para el problema de la salud mental; hacer la transición desde aquel modelo antiguo de poner a las personas en hospitales, aislados, sin conexión con sus familias, la comunidades, a una mirada, un abordaje de derechos humanos, de respeto a los derechos humanos de las personas con problemas de salud mental, y de tener intervenciones a nivel de la comunidad, para no esperar a que la persona siga sufriendo por años. Hay que fortalecer la capacidad de atención primaria de salud para manejar los temas de salud mental.

Sobre la iniciativa para eliminar más de 30 enfermedades transmisibles y afecciones relacionadas para 2030. ¿Cómo está participando México? ¿Cuáles enfermedades en la región preocupan particularmente a la OPS?

—México puede aportar mucho porque tiene una buena capacidad, tiene institutos como el INDRE, instituciones académicas…

México tuvo algunos logros importantes en los últimos años: la eliminación de la oncocercosis y de la chagas transfusional, las dos en el 2015, que hacen parte de las 30 [enfermedades que se busca eliminar]. La eliminación del tracoma, certificada en el 2017, pero sigue en otros 10 países de la región; y eliminó también la rabia transmitida por perros en el 2019.

México está progresando mucho también para la eliminación de la malaria. Creemos que es muy factible que pueda lograrlo antes del 2030.

En esa iniciativa también estamos invitando a los países a implementar nuevas tecnologías, nuevas estrategias, para avanzar con más velocidad en temas como la eliminación de las hepatitis virales, que sé que es un tema en el que México está muy involucrado. Lo que llamamos la microeliminación, por ejemplo de la hepatitis C, que era una de las causas más importantes de la cirrosis. Hoy es factible eliminar la hepatitis C porque tenemos un medicamento que cura más del 95% de los casos.

México está implementando, por ejemplo, esa estrategia de microeliminación en las cárceles, en grupos de hemodiálisis y en otros grupos vulnerables.

También es muy importante avanzar con la eliminación del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y tuberculosis (TB). Estuve con el jefe de gobierno de la Ciudad de México y vi que están implementando estrategias para ampliar el uso de PrEP (profilaxis prexposición), la herramienta quizá más novedosa y más efectiva para reducir la transmisión de VIH entre un grupo que tiene una prevalencia muy elevada, que son los jóvenes gays. La prevalencia de VIH en este grupo en América Latina es de 10 a 12%: uno de cada 10, y muchos no lo saben porque no se hicieron pruebas y la PREP puede reducir esa prevalencia con mucha velocidad.

Hay un tema importante en México y la región: el cáncer y la falta de medicinas. Hay un problema debido a la escasez de medicina. ¿La OPS está viendo esto? ¿Está trabajando de alguna manera para ayudar a reducir estas carencias de medicina y mejorar la atención al cáncer?

No conozco la situación específica de México, con qué medicinas pueden tener dificultad. Pero hablando de una manera regional, la OPS está trabajando con dos posibilidades:

1) Por solicitud de algunos ministerios de Salud, estamos buscando establecer una lista de medicamentos de alto costo. Algunos de ellos para cáncer, como los anticuerpos monoclonales, que son muy caros, para buscar ofrecer a los países, y queremos hacerlo en los próximos tres meses, a principios de 2024, tener la posibilidad de negociación conjunta de la región, porque allí, por el volumen, se puede tener la posibilidad de obtener precios más razonables para esos medicamentos.

Es una oportunidad también para desarrollar también la producción regional de esos medicamentos. Tenemos productores en México, en Argentina, en Chile, en Brasil, pero en general son productores que no tienen la escala para atender toda la región. Si establecemos un buen diálogo con los países, si tenemos muchos países que se junten en esa iniciativa, ese productor puede tener la garantía de ampliar su capacidad de producción para ofrecer medicamentos a toda la región.

2) Por otro lado, hay algunos medicamentos en países de la región que siguen siendo efectivos para algunos tipos de cáncer, pero como son medicamentos más antiguos, no son de alto costo, los fabricantes los están dejando de producir. Vamos a identificar productores de la región, privados y públicos, que podrían ofrecer la producción de esos medicamentos.

Es un desafío importante para la región. Estamos también pensando cómo avanzar en el cáncer cérvico-uterino. Es una de las 30 enfermedades que están en la iniciativa de eliminación, porque el cáncer cérvico-uterino es la segunda causa de muerte entre mujeres, pero cuando nos enfocamos en las mujeres más pobres, de áreas rurales, es la primera causa. Y ya hay nuevas tecnologías: la vacunación para el Virus del Papiloma Humano (VPH) para proteger a las futuras generaciones, y es muy importante que las familias tengan eso en cuenta. Es la primera vacuna que tenemos contra un cáncer, y un cáncer que mata. Es muy importante garantizar que todas las niñas, de acuerdo con la recomendación de la Secretaría de Salud, tengan la vacunación, que está accesible aquí en México.

En segundo lugar, estamos viendo cómo podemos implementar con México, cómo podemos apoyar en algunos estados la implementación de nuevas tecnologías para la detección de las lesiones precancerígenas, con nuevos tests para VPH que utilizan una nueva técnica mucho más efectiva que la tecnología de Papanicolau y que además permiten a la mujer tomar la muestra. Esto elimina una barrera de acero, porque muchas mujeres no se sienten cómodas de ir a una unidad de salud dos o tres veces para tomar la muestra.

Si apoyamos para que la atención primaria incluya el tratamiento de las lesiones precancerígenas, lesiones por el virus de papiloma humano, es muy factible empezar a reducir de manera muy fuerte la incidencia y la mortalidad por cáncer cérvico-uterino. Creo que el cáncer es parte de ese paquete amplio que estamos pensando para la eliminación de enfermedades y también para aumentar la capacidad de la atención primaria de salud.

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