“Recuerda, recuerda el 5 de noviembre. Traición pólvora y la trama. No veo ninguna razón por la que la … deba jamás ser olvidada”, dice la rima.

La Noche de Guy Fawkes conmemora el fracaso en el intento de volar el Palacio de Westminster en 1605 y con el tiempo creó un símbolo, que ha sido usado y tiene un distinto significado para la gente, incluso para los especialistas.

El rostro, con bigote y una pequeña línea de barba en el mentón, todo un referente usado por Anonymous y que se ve en la película V de Vendetta, con Natalie Portman y Hugo Weaving, que es a su vez una adaptación de la novela gráfica de Alan Moore, es un símbolo de la “conspiración de la pólvora”.

La gente toma fotografías junto a un mural del artista callejero neoyorquino JerkFace . El mural representa a Guy Fawkes y a Stormtroopers. Foto: EFE
La gente toma fotografías junto a un mural del artista callejero neoyorquino JerkFace . El mural representa a Guy Fawkes y a Stormtroopers. Foto: EFE

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En Reino Unido se conmemora la Noche de las hogueras, queman efigies de Fawkes y se lanzan fuegos artificiales. Los especialistas, a la distancia, se dividen entre los que ven la trama como un acto contra la autoridad o como uno de terrorismo.

“El ruido y el espectáculo de las hogueras [o fuegos artificiales] por la noche sirven como un recordatorio regular de lo que podría haber sido si el ataque terrorista hubiera tenido éxito. Por lo tanto, el evento trata, en parte, sobre el terrorismo religioso y las acciones de un grupo terrorista”, menciona Louise Kettle, profesora asistente en la Universidad de Nottingham, en Noche de Guy Fawkes: celebración del acto antiterrorista más famoso de la historia, en The Conversation.

Para Alysia E. Garrison, profesora asistente en el Departamento de Inglés del Dartmouth College, “la trama de la pólvora de Fawkes y los rituales de la Noche de las hogueras no son acontecimientos históricos aislados, sino poderosas fábulas culturales para asegurar y resistir la autoridad”.

Para el periodista Adam Taylor, del The Washington Post, el “Día de Guy Fawkes no se trata de anarquismo o antiautoritarismo. Se trata de terrorismo, sectarismo y persecución religiosa”.

Jame Sharpe, profesor emérito de historia moderna temprana en la Universidad de York, describe en ¿Quién fue Guy Fawkes, el conspirador de la pólvora?, en The National Geographic, que la captura del hombre “ha sido ilustrada en innumerables libros escolares, novelas, obras populares de historia y películas: una figura alta, barbuda, con botas, capa oscura y sombrero oscuro de ala ancha”.

El complot

El complot inició en 1603 con un grupo de jóvenes católicos que querían derrocar a la monarquía protestante, incluso algunos participaron en la fallida rebelión del conde de Essex contra el gobierno de Isabel I; fueron encarcelados y liberados. Eran 13 desencantados de las políticas.

Kettle agrega que “los conspiradores estaban motivados por razones religiosas. Bajo la reina protestante Isabel I, muchos católicos habían sufrido persecución religiosa. El rey Jacobo también era protestante, pero su madre, María, reina de Escocia, había sido católica, lo que dejó a muchos con la esperanza de que sería una monarca más tolerante desde el punto de vista religioso”. Sin embargo, Jacobo I no revocó las leyes anticatólicas después de su coronación.

Jame Sharpe recuerda en The National Geographic que “para comprender las motivaciones de estos conspiradores hay que remontarse al menos a 1558, cuando la reina Isabel I ascendió al trono inglés y con ello permitió el triunfo definitivo del protestantismo en Inglaterra tras décadas de tensiones, a veces sangrientas. Desde entonces, los católicos se habían convertido en una minoría discriminada y perseguida, pese a que representaban una parte significativa de la población y en particular de la nobleza, sobre todo del norte del país.

“Una figura menor”, experto en explosivos

De entre los integrantes del complot, “Fawkes no era su cabecilla; en realidad era una figura menor en la trama y simplemente fue el primero en ser atrapado. Y aunque la cultura popular a menudo lo describe como un complot anarquista, en realidad él y su grupo de conspiradores eran extremistas religiosos”, describe Taylor en el Post.

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Fawkes, indica Kettle, “fue reclutado en abril de 1604 por el primo de Robert Catesby, Thomas Wintour, en Flandes. Lo reclutaron por sus habilidades específicas: era un experto en explosivos que había estado luchando para el ejército español”.

A los 21 años, Fawkes había vendido la propiedad que su padre le había dejado y se había ido a Europa para luchar por la España católica contra la república protestante holandesa en la Guerra de los 80 años. “Para cuando se encontró con Wintour”, indica la BBC, “había adoptado como nombre Guido, la traducción de Guy en italiano. Era además un nacionalista inglés que odiaba a los escoceses y no quería saber nada de una unión”.

“Los dos hombres navegaron juntos de vuelta a Inglaterra”.

La actitud de Catesby era “la del cruzado que no duda en emplear la espada en la causa de los valores que considera espirituales”, según la historiadora Antonia Fraser.

Kettle recuerda que “después de algunos cambios de planes, uno de los conspiradores, Thomas Percy, alquiló una bóveda debajo de la Cámara de los Lores, donde se almacenaba la pólvora. Pero la apertura del Parlamento se retrasó varias veces —en gran parte debido al miedo a la plaga—, lo que generó la necesidad de más fondos. Como resultado, se reclutó a más personas ricas, incluido el primo de Catesby, Francis Tresham”.

Sin embargo, “un noble inglés, lord Mounteagle, recibió una misteriosa carta. En ella se le advertía de que su vida correría peligro si asistía a la apertura del Parlamento inglés, en Londres, unos cuantos días más tarde, el 5 de noviembre. El remitente anónimo le instaba a quemar la carta una vez la hubiese leído, pero Mounteagle la reenvió a Robert Cecil, primer ministro del rey Jacobo I”, describe Sharpe.

Taylor describe que “los guardias registraron el sótano a última hora de la tarde del 4 de noviembre y descubrieron a Fawkes junto con 36 barriles de pólvora, suficiente para destruir gran parte de Westminster [aunque de acuerdo con algunos relatos, más tarde se descubrió que la pólvora se había descompuesto porque había permanecido demasiado tiempo, haciéndola inofensiva]”.

Fawkes “fue capturado, interrogado y finalmente torturado para arrancarle una confesión. Los otros conspiradores fueron detenidos sumariamente, asesinados o arrestados y luego colgados, incluso descuartizados”, menciona Kettle.

La BBC recuerda que “los ocho conspiradores supervivientes asistieron a un juicio en Westminster Hall, el mismo lugar que habían planeado volar. Robert Wintour, Sir Digby, John Grant y Thomas Bates fueron ejecutados frente a la Catedral de San Pablo.

Al día siguiente, Guy Fawkes, Thomas Wintour, Robert Keyes y Ambrose Rookwood fueron ahorcados, arrastrados y descuartizados junto a la Cámara de los Lores.

El cambio de lugar era para mostrar que las ejecuciones eran por traición contra el Estado, no por sus creencias religiosas.

Los que conspiraron junto a Catesby y Fawkes fueron John y Christopher Wright, Robert y Thomas Wintour, Thomas Percy, Robert Keyes, Thomas Bates, John Grant, Ambrose Rookwood, Sir Everard Digby y Tresham.

Los daños que se evitaron

Con el tiempo, los físicos han calculado los daños que pudo haber dejado la explosión: “Habría causado una hoguera en el Palacio de Westminster, la Abadía de West- minster y las casas cercanas, además de edificios gravemente dañados en Whitehall y otros destrozos a más de 900 metros de distancia (…) todos los edificios en un radio de 40 metros habrían sido destruidos. Los postes de madera a 60 metros de distancia se habrían roto, los tejados y las paredes a más de 100 metros se habrían derrumbado y se habrían producido algunos daños hasta a 500 metros, incluso a 900 metros, algunas ventanas se habrían roto”, reporta The Guardian sobre “el daño que Guy Fawkes pudo haber hecho”.

Ronald Hutton, historiador de la Universidad de Exeter, declara a la BBC que si la explosión hubiera tenido éxito, “es casi seguro que el resultado habría sido una catástrofe para la comunidad católica romana inglesa”.

Según él, “lo realmente significativo de los resultados no es que la explosión no estalló, ni que los conspiradores no pudieron encontrar a Carlos —hijo menor del rey— para capturarlo antes de viajar hacia el norte, sino que cuando llegaron a los condados centrales se comportaron como si todo el plan hubiera funcionado, anunciando a sus amigos que el rey había muerto.

“A pesar de esta mentira, muy pocos reclutas se unieron a ellos y el proyecto de capturar a Isabel tuvo que ser cancelado. El pequeño grupo armado que formaron fue perseguido por vigilantes protestantes liderados por funcionarios locales y luego asesinados o capturados”.

La BBC recuerda que “la mayoría de los conspiradores huyeron hacia los Midlands. A su paso, trataron en vano de convencer a los hombres con los que se topaban de que se levantaran contra el gobierno.

“Catesby decidió librar su última batalla y persuadió a los conspiradores clave a unirse a él. Juraron morir por su causa, pero cuando la casa en la que se refugiaron fue rodeada por 200 hombres del Sheriff de Worcestershire, los únicos que murieron en el tiroteo fueron Catesby, Percy y los hermanos Wright. El resto fueron capturados, heridos pero vivos, y llevados a la Torre de Londres”.

En lo que coinciden la mayoría de los expertos es que es un acto que, como dice la rima, fue recordado y no olvidado.

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