Viena.— El canciller austriaco, Sebastian Kurz, anunció ayer por la noche su renuncia, en medio de la creciente presión por su implicación en un escándalo de corrupción. En una declaración retransmitida por la televisión, Kurz dijo que “sería irresponsable” dejar al país en meses de “caos o bloqueo” por esas denuncias, que calificó de “falsas”, y que quería asegurarse que Austria tenga “estabilidad”.

Propuso al hasta ahora ministro de Exteriores, Alexander Schallenberg, como nuevo jefe de gobierno. “Quiero ceder el lugar para evitar el caos”, afirmó Kurz. Desde que el miércoles se anunció la apertura de una investigación por corrupción sobre el primer ministro, Kurz estaba contra las cuerdas. Primero, el dirigente conservador, de 35 años, negó las acusaciones y denunció que se trataba de alegaciones “fabricadas”. Pero el jueves, los Verdes austriacos, socio minoritario del partido conservador ÖVP en el gobierno, pusieron en duda la capacidad de Kurz para continuar su acción como canciller.

Werner Kogler, vicecanciller y líder de los ecologistas, aseguró el viernes que Kurz “ya no era apto para ejercer sus funciones”, tras una serie de reuniones con líderes de otros partidos.

También dijo que ÖVP debía proponer a un sustituto irreprochable. Después del anuncio del canciller, Los Verdes aceptaron el nombramiento de Schallenberg como jefe de gobierno.

El propio Kurz, nueve de sus colaboradores y el ÖVP como partido, están acusados de malversación y desfalco de dinero público para encargar y publicar en 2016 encuestas manipuladas para dejar mal parado al entonces líder conservador Reinhold Mitterlehner.

El miércoles, la fiscalía anunció que Kurz y otros nueve sospechosos, así como tres organizaciones, están siendo investigados por diversos delitos relacionados con este caso, tras una serie de registros realizados.

La investigación se basa en una serie de mensajes telefónicos. “Seré capaz de aclararlo todo, estoy seguro”, dijo Kurz. Miles de personas se concentraron el jueves cerca de la sede del partido conservador en Viena para exigir la dimisión del premier.

Kurz anunció que demostrará desde el Parlamento su inocencia, por lo que pedirá que levanten su inmunidad para que la justicia pueda seguir adelante con sus investigaciones. Kogler dijo que este cambio permite “seguir adelante con el programa de gobierno”. La líder del opositor partido socialdemócrata SPÖ, Pamela Rendi-Wagner, criticó el cambio destacando que desde la posición del portavoz parlamentario, Kurz será “un canciller en la sombra”.

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