A cinco años de la entrada en vigor en México del , que busca contrarrestar el producido por la emisión de gases contaminantes, el panorama en el país es incierto ante una eventual reforma energética que privilegia las energías fósiles por encima de las limpias o renovables, así con programas como la legalización de autos usados de Estados Unidos y Sembrando Vida .

El Acuerdo de París firmado por el gobierno de México en abril del 2016 y que entró en vigor el 4 de noviembre de ese año, fue suscrito por 195 países y con el mismo se busca limitar el aumento de la temperatura de la Tierra a menos de 1.5°C –un aumento que se considera seguro para evitar los peores impactos del calentamiento global en los humanos y la naturaleza–.

se comprometió reducir, sin condiciones, 22% de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) y 51% de carbono negro.

Asimismo, se planteó que las emisiones de GEI alcanzarán un pico en 2026 para declinar a partir de ese momento, sumado al compromiso de reducir sus emisiones en la industria y a generar 35% de energía de fuentes limpias para 2024 y 43% para 2030.

Experto ambientalistas e internacionalistas consultados por EL UNIVERSAL exponen que en el actual sexenio y a tres años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador hay un impasse en el cumplimiento de los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París, ya que había logrado en 2018 un 25% de generación de electricidad a través de energías limpias.

Sin embargo, en tres años del actual gobierno no se ha invertido nada en generación de energías limpias, es decir, en hidroeléctricas o nucleoeléctricas y por el contrario avanza la construcción de la Refinería Dos Bocas , así como se prevé en la reforma energética privilegiar los combustibles fósiles y afectar a empresas de paneles solares y energía eólica.

“Nuestro gobierno se obligó a incrementar la generación de energía limpia para alcanzar, en 2024, un piso de 35% del total producido. Esto quiere decir que poco más de un tercio de la energía consumida tendría que ser limpia o, lo que es lo mismo, proveniente de fuentes hídricas, nucleares, solares, de viento, geotérmicas o de gas natural”, dijo a este diario la catedrática de la Universidad La Salle y Maestra en Derecho Ambiental, Érika Ornela Montes González .

Lamentó que la iniciativa de Reforma Energética que se analiza en la Cámara de Diputados privilegie los combustibles fósiles por encima de los renovables al desincentivar las inversiones privadas en generación de electricidad a partir de paneles solares, eólica o gas natural.

Recordó que con el Acuerdo de París, nuestro gobierno también se comprometió a mejorar el manejo de aguas residuales, una tasa cero de deforestación para 2030, todo lo cual se ve lejano ante programas que parecen más ocurrencias como lo es la legalización de automóviles “chocolates” que son altamente contaminantes o Sembrando Vida .

“Hay denuncias de que se deforestan bosques y selvas para sembrar árboles frutales u otras especies que no son endémicas de esos lugares y que afectarán la ecología y el medio ambiente, en lugar de ayudar”, indicó la también especialista por la Universidad Autónoma de Barcelona .

“Estamos metidos en una serie ocurrencias que ni siquiera son políticas públicas ambientales. Hay una grave reducción de presupuestos para revertir el cambio climático y ni siquiera las grandes obras de infraestructura del gobierno están alineadas con los compromisos del Acuerdo de Paris”, agregó.

Calificó como preocupante el impulso a las energías fósiles y rechazo a las energías limpias por parte del gobierno de López Obrador a pesar de que México es de las naciones más afectadas con el cambio climático que nos hace más susceptibles a daños con huracanes, inundaciones y sequías. “Aun así, México y Brasil siguen siendo las naciones más contaminantes del continente”.

Recordó la Ley General de Cambio Climático (LGCC) que entró en vigor en 2012 y había sido el eje para la reducción de emisiones contaminantes y para la planeación del gobierno en este tema. En la misma establece metas aspiracionales para México en materia de mitigación, como la reducción del 30% de emisiones en 2020. “Pero todo se quedó en un impasse, en el papel, sin presupuesto”.

A su vez, organizaciones no gubernamentales han denunciado que “Sembrando Vida”, el programa ambiental más ambicioso del gobierno federal, el cual busca reforestar un millón de hectáreas de terrenos deteriorados en todo México, ha provocado deforestación y pérdida de biodiversidad en los estados donde se ha implementado, principalmente en Tabasco y Chiapas.

En el estudio Análisis de los impactos en las coberturas forestales y potencial de mitigación de las parcelas del programa Sembrando Vida implementadas en 2019, elaborado por Javier Warman, Iván Zúñiga y Manuel Cervera, se expone que el programa provocó la deforestación en un área de 72 mil 830 hectáreas.

“Existe un aspecto crítico relacionado a la pérdida de coberturas: la focalización de este fenómeno en solo 22 municipios del país y una gran concentración de pérdidas (50 mil 981 hectáreas que representan 70% de las pérdidas) en regiones vulnerables al cambio climático y de gran biodiversidad de Chiapas, Tabasco, Veracruz, Yucatán, Quintana Roo y Campeche”.

Se subraya que en 2019, el municipio con mayor pérdida forestal fue Ocosingo, en Chiapas, con 12 mil 920 hectáreas, seguido de Othón P. Blanco, en el estado de Quintana Roo, con 5 mil 829 hectáreas perdidas.

Las áreas dañadas, 11.2% del total de la superficie beneficiada, fueron ubicadas por un estudio con imágenes satelitales y representa casi la mitad de la cantidad anual promedio de cobertura forestal que se pierde debido a cambios en el uso de la tierra y la tala ilegal en la misma región, según cálculos del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés).

Por su parte, la internacionalista y académica de la Universidad La Salle, Norma Soto, dijo que lamentablemente el gobierno de México participa en todos los foros, suscribe todo lo que tiene que ver con cambio climático, se compromete a cumplir, pero no da el segundo paso, es decir no cumple con los acuerdos y se limita a tener presencia mediática en esas instancias internacionales.

“Creo que en los tres años han faltado acciones, falta coordinación con las empresas, con la academia, no hay difusión por parte del gobierno mexicano sobre estos acuerdos, sobre la necesidad de educar para que la sociedad colabore, se involucre”, indicó.

Reconoció que problemas como la pobreza, el desempleo y la pandemia han relegado el tema del cambio climático, por lo que no hay avances ni siquiera en acciones pequeñas como el reciclaje y programas de vivienda del Infonavit para evitar el hacinamiento con departamentos muy pequeños.

Expuso que cuando el gobierno de México hace planeación de programas se olvida de los compromisos internacionales. “Son programas sin un sustento ambiental, que surgen de la ocurrencia de alguien, como el caso de la legalización autos de Estados Unidos o chocolates” que sólo generarán una mayor contaminación y daño ambiental.

Por su parte, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) expuso que a pesar del aumento en las ambiciones climáticas y los compromisos de neutralidad de emisiones, los gobiernos aún planean producir en 2030 una cantidad de combustibles fósiles más de dos veces mayor de lo que sería consistente con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1.5°C.

En el Informe sobre la Brecha de Producción 2021, cuya primera edición se publicó en 2019, y que mide la brecha entre la producción de carbón, petróleo y gas prevista por los gobiernos y los niveles de producción compatibles con el cumplimiento de los límites de temperatura del Acuerdo de París, se revela que la brecha de producción no ha cambiado en gran medida.

Durante las próximas dos décadas, los gobiernos proyectan colectivamente un aumento de la producción mundial de petróleo y gas, y sólo una modesta disminución de la producción de carbón. En conjunto, sus planes y proyecciones prevén un aumento de la producción de combustibles fósiles hasta al menos 2040, creando una brecha de producción cada vez mayor.

“Los efectos devastadores del cambio climático están a la vista de todos. Todavía hay tiempo para limitar el calentamiento a largo plazo a 1.5ºC, pero esta ventana de oportunidad se está cerrando rápidamente”, dijo la directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen.

El Gobierno mexicano ante el cambio climático: tres preguntas

Greenpeace, Solange Márquez Espinoza, Anaid Velasco y Omar Vidal responden a cuestionamientos para ver dónde se encuentra el país respecto del Acuerdo de París:

Greenpace. ONG ambientalista

¿Cómo se pueden describir en este momento las acciones de México ante el compromiso adquirido por los Acuerdos de París?

Las acciones actuales de México en cambio climático son altamente insuficientes. Desde que México adscribe el Acuerdo de París, sus compromisos de reducción siempre fueron menores de lo que correspondería a un esquema de “parte justa” de emisiones. De hecho, la reelaboración de los compromisos nacionalmente determinados (NDC por sus siglas en inglés), son incluso peores a los originales (2015). Las metas de disminución de emisiones permiten 14 millones de toneladas de CO2 equivalentes más que las presentadas 2015.

¿Se podrá cumplir con la meta fijada en los Acuerdos? ¿Por qué?

Ante el panorama actual, parece muy difícil que la meta se cumpla.

Los compromisos no condicionados de mitigación están suspendidos por un Tribunal , debido a su regresividad. La tendencia que muestra el sector energético (el que más emite en el país) es hacia lo fósil tanto en petróleo y gas como en el sector eléctrico. Este último integra a la matriz energética combustibles altamente contaminantes, como carbón y combustóleo. Incluso si se llegan a integrar más proyectos de renovables –ya no hablemos de limpias sino incluso renovables- esto no significaría que las emisiones disminuyeran. Para eso se requiere, además de usar energías limpias particularmente renovables, sacar combustibles sucios como el carbón y combustóleo que ahora elevan su participación.

¿Tendrá implicaciones ambientales una eventual aprobación de la reforma eléctrica?

Si se aprueba en sus actuales términos, la reforma eléctrica sí tendrá una repercusión ambiental.

La reforma busca cambiar el orden de despacho de las energías, para que salgan primero las más confiables y luego las más baratas. Según el gobierno el combustóleo y el petróleo son las más confiables. A las energías renovables no las consideran confiables, porque las señalan de intermitentes. Buscan usar en Termoeléctricas la enorme cantidad de combustóleo que se está generando en el Sistema Nacional de Refinación , pues esta sustancia de desecho de la refinación, no se puede usar ni exportar. Se busca usar ese combustóleo, muy dañino para la salud humana y el medio ambiente. Además, el Plan de Negocios de la CFE presenta a futuro proyectos con fósiles, especialmente gas que se obtiene por fracking, supuestamente prohibido aunque ya el actual gobierno ha aprobado 9 proyectos de este tipo, o importado de Texas. Lejos de adaptarnos a los efectos que ya tenemos, estamos incrementando la crisis. Es decir, sí habría repercusión ambiental.

Solange Márquez Espinosa, analista de temas ambientales

¿Cómo se pueden describir en este momento las acciones de México ante el compromiso adquirido por los Acuerdos de París?

En una palabra: inexistentes. Desde hace tres años, se echaron para atrás todas las acciones que permitirían a México cumplir con sus compromisos de reducción de emisiones. No sólo eso, hoy México tiene abiertamente una política a favor de la energía sucia y los combustibles fósiles. Construir refinerías, deforestar las selvas y bosques (con “Sembrando Vida” y el Tren Maya), cancelando de facto la generación y distribución de energías limpias, nuestro país va en sentido contrario, no olvidemos que nuestro país será -ya lo es- uno de los más afectados por los efectos del cambio climático.

¿Se podrá cumplir con la meta fijada en los Acuerdos? ¿Por qué?

A nivel mundial los países están llevando a cabo estrategias para acelerar el proceso de reducción de emisiones con el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono.

México tiene el compromiso de llegar al 2024 con una meta de 35 por ciento de energías limpias sin embargo, debido a la política implementada por el gobierno actual el pronóstico es de 31 por ciento, es decir 4 por ciento menos por lo que México no cumpliría con la meta establecida.

¿Tendrá implicaciones ambientales una eventual aprobación de la reforma eléctrica?

México dejará de contribuir internacionalmente para frenar el cambio climático, algo grave considerando que estamos entre los 15 países con mayores emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). La reforma puede destruir los avances que ya tenía nuestro país en la generación de energías limpias y renovables. Al volver a un modelo de monopolio estatal encabezado por CFE y al mismo tiempo cancelar el incentivo que representaban los Certificados de Energías limpias, es previsible que, para satisfacer la demanda de energía, CFE recurra a aumentar la generación de energía proveniente de fuentes contaminantes y más caras.

Anaid Velasco, gerente del área de investigación del Centro Mexicano de Derecho Ambiental

¿Cómo se pueden describir en este momento las acciones de México ante el compromiso adquirido por los Acuerdos de París?

Las acciones que el día de hoy México está tomando no son consistentes con el compromiso adquirido en el marco del Acuerdo de París. Por el contrario, y en particular en el componente de mitigación, México está implementando una política energética que privilegia el uso de fuentes fósiles, alejándonos del cumplimiento de la obligación de reducir emisiones de gases de efecto invernadero. Además de ello, hay que considerar que las metas que se ha fijado el gobierno nacional, per se, no son lo suficientemente ambiciosas.

¿Se podrá cumplir con la meta fijada en los Acuerdos? ¿Por qué?

Existen varias metas fijadas en este contexto, sin embargo dentro de las más importantes está precisamente la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero , meta cuyo cumplimiento es lejano considerando que el sector que más emisiones genera, esto es, el sector energético basado en fuentes fósiles, es un sector que está siendo impulsado intensamente por las políticas públicas.

¿Tendrá implicaciones ambientales una eventual aprobación de la reforma eléctrica?

Por supuesto, de aprobarse la reforma eléctrica , cuyos efectos son inmediatos conforme al texto de la Iniciativa, se estaría entrando a una especie de "punto muerto" por cuanto hace a la generación de energía con fuentes renovables, en lo que se hacen las adecuaciones para implementar los cambios propuestos por la reforma.

Omar Vidal, científico y ambientalista

¿Cómo se pueden describir en este momento las acciones de México ante los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París?

Inconsistentes. México hizo promesas ambiciosas en varias cumbres sobre cambio climático (Copenhague en 2009 y París en 2015) – reflejadas en su primera Contribución Nacionalmente Determinada (NDC) de 2016 y ratificadas por el Congreso. Con base en los compromisos de París se promulgaron la Ley General de Cambio Climático y la Ley de Transición Energética. En 2021 México presentó una NDC revisada, que está por debajo de sus compromisos originales y muy por debajo de la contribución equitativa que nuestro país debe hacer para evitar que el planeta se caliente más de 1.5°C.

¿Se podrá cumplir con las metas fijadas en el Acuerdo de París? ¿Por qué?

Nuestro país ya está incumpliendo. Con la reforma eléctrica, México seguiría incumpliendo sus compromisos internacionales sobre cambio climático. La mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero (60 a 70%) es la producción de energía, y la generación de electricidad es la actividad que más contribuye. Con la reforma, en lugar de diversificar las fuentes de energía y los mercados, la CFE produciría la mayor parte de la electricidad a partir del petróleo – la fuente más contaminante, ineficiente y cara.

¿Tendrá implicaciones ambientales una eventual aprobación de la reforma eléctrica?

Sin duda. Pero no sólo implicaciones climáticas, sino también en la salud de los mexicanos. Los precios también se verían afectados. Por primera vez estábamos empezando a ver un mercado eléctrico competitivo, con fuentes diversas y multiplicidad de actores – lo que es sano en un mercado si lo que se busca es competencia y precios bajos para la población. Gracias a esa diversificación y a la publicación de certificados de energía limpia, en 2017 México logró el menor precio para la energía solar en el mundo: US $17.7/MWh. Con la reforma los mexicanos enfrentaríamos tarifas eléctricas y precios de gas más altos. Y llegaríamos muy rezagados a las cruciales negociaciones internacionales por el clima de noviembre en Glasgow. Creo que aún estamos a tiempo de que el gobierno y el Poder Legislativo recapaciten, por el bien de todos los mexicanos y del planeta.

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